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Manuel Carrasco i Formiguera

Biografía

Carrasco i Formiguera, Manuel. Barcelona, 1890 – Burgos, 9.IV.1938. Político catalán.

Se licenció en Derecho en Barcelona y se doctoró en Madrid, donde se afilió a los Propagandistas católicos de Ángel Herrera Oria. En 1920 fue elegido concejal de Barcelona, como independiente, en una lista de la Lliga Regionalista. Participó en la Conferencia Na­cional Catalana (1922), en la que compartió los obje­tivos nacionalistas de Macià, pero no su llamamiento a la lucha armada, pues Carrasco siempre propugnó los procedimientos jurídicos y democráticos. Fue uno de los fundadores de Acció Catalana (1922), partido formado básicamente por jóvenes de la Lliga que en lo social y lo nacional querían ir más allá que Cambó. Fundó y llevaba personalmente la revista humorística nacionalista L’Estevet. Unas caricaturas que se bur­laban del Ejército español en Marruecos motivaron un proceso que, al sobrevenir la dictadura de Primo de Rivera, le valió una durísima prisión en Burgos. Como miembro de Acció Catalana y a la vez hom­bre de confianza de Macià, participó en el Pacto de San Sebastián (agosto de 1930), que unió a los nacio­nalistas catalanes con los republicanos españoles con la promesa de un estatuto de autonomía. Cuando al caer la Monarquía, Macià proclamó el Estat Català (14 de abril de 1931), envió a Madrid a Carrasco a negociar con el gobierno provisional. Regresó con los ministros Fernández de los Ríos, Marcelino Domingo y Nicolau d’Olwer, con los que Macià convino una fórmula conciliatoria, que sería la Generalitat, nom­bre propuesto precisamente por Carrasco, y que no prejuzgaba el contenido de competencias.

Fue consejero de Sanidad y Beneficencia del pri­mer gobierno de la Generalitat. Elegido diputado a las Cortes Constituyentes, se le expulsó de la mi­noría catalana por su actitud independiente en dos cuestiones que para él eran de conciencia: el Estatuto —defendía la integridad del texto que el pueblo cata­lán había aprobado por abrumadora mayoría— y la cuestión religiosa —se opuso a los artículos sectarios, que juzgaba poco democráticos—. Como Lluís Nico­lau d’Olwer, diputado de Acció Catalana, aun siendo católico había aceptado aquellos artículos como un mal menor, Carrasco y otros miembros de este par­tido lo dejaron y entraron en Unió Democrática de Catalunya (1932). En contra de lo que suele decirse, no fue fundador de Unió, pero sí su miembro más destacado. Siempre contrario a la violencia, se opuso, como su partido, tanto a la insurrección del 6 de oc­tubre de 1934 como al levantamiento del 18 de julio de 1936. Al comienzo de la Guerra Civil, colaboró como técnico jurídico y económico en la Conseje­ría de Finanzas, primero con Martí Esteve y más es­trechamente después con Josep Tarradellas. Denun­ciado por los anarquistas por su notoria condición de católico, defensor de la Iglesia y de los jesuitas, Companys y Tarradellas, impotentes para garantizar su seguridad, en diciembre de 1936 lo enviaron como delegado de la Generalitat ante el gobierno de Eus­kadi. Era amigo personal de Aguirre y admiraba a los vascos porque habían mantenido el orden e impedido —por regla general— los asesinatos e incendios. En un segundo viaje se entrevistó en Hendaya, el 23 de febrero de 1937, con el embajador británico Chilton y le propuso una mediación que pusiera fin a la gue­rra. Pero el 5 de marzo de 1937 el buque vasco en el que con su esposa y sus seis hijos se dirigía a Bil­bao fue capturado por el crucero Canarias. La familia fue dispersada en diversas cárceles y, finalmente, can­jeada por la del general López-Pinto, pero Carrasco fue condenado a muerte el 28 de agosto de 1937 y, a pesar de las insistentes peticiones de clemencia de Pa­celli, Gomá, Antoniutti y otras altas personalidades eclesiásticas y políticas, fusilado el 9 de abril de 1938, coincidiendo con el comienzo de la ocupación de Ca­taluña y la derogación del Estatuto. Su ejecución desencadenó una campaña internacional de protestas, a la que Antonio Carrión, OP, respondió así en el bo­letín de propaganda católica internacional De rebus Hispaniae (1 de agosto de 1938): “Carrasco Formi­guera murió, gustoso lo consigno, como buen cató­lico, pero gritando ‘¡Viva Cataluña libre!’, con lo que vino a confirmar que la sentencia estaba bien fundada en derecho”.

 

Obras de ~: Normes del comerciant. L’activitat comercial en els ordres pràctic, jurídic i tributari, Barcelona, L’Estampa, 1928; El pacte de San Sebastián, Barcelona, Edicions L’Arc de Barà, 1931; Cartes de la presó [1937-1938], Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1988; Diari de presó, 1923-1924, Barcelona, Barcelonesa d’Edicions, 1999; En defensa pròpia [escrito para su defensor ante el consejo de guerra], Barcelona, Fundació Dr. Lluís Vila d’Abadal, 2003.

 

Bibl.: H. Raguer i Suñer, La Unió Democrática de Cata­lunya i el seu temps (1931-1939), Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1976; Divendres de Passió. Vida i mort de Manuel Carrasco i Formiguera, Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1984; El cristià Carrasco i Formiguera, Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1989; Carrasco i Formiguera: un cristiano nacionalista.1890-1938, Madrid, PPC, 2002.

 

Hilari Raguer Suñer

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