Pacheco Conejo, Manuel. Olivenza (Badajoz), 19.XII.1920 – Badajoz, 13.III.1998. Poeta.
Huérfano temprano, ingresó a los siete años, en el orfanato de Badajoz, y allí sufrió los duros avatares de la Guerra Civil. Al cumplir los dieciocho años se incorporó a filas, todavía en plena contienda, pero su maltrecha salud le llevó de enfermería en enfermería y de hospital en hospital, donde se familiarizó con el dolor y la muerte, dos temas que aparecen con frecuencia en su poesía y en sus relatos. En 1940, una vez licenciado del Ejército, intentó multitud de humildes empleos para subsistir hasta que logró una plaza de mecanógrafo (Pacheco se ganó la vida como funcionario del Ministerio del Ejército, en las Subpagaduría de Haberes), ocupación que ha quedado testimoniada en varios registros poéticos, como en el “Poema para mirar al hombre de oficina”, en el cual escribe: “Nicho de fría fábula recoge/ la cansada atención de tu mirada,/ máquina de escribir, calculadoras/ escupen sus metales en tu entraña”; actividad que completaba con la de auxiliar en la Biblioteca de la Diputación Provincial de Badajoz.
De formación escasa, y totalmente autodidacta, Pacheco fue un hombre especialmente interesado por la literatura, el arte y el cine, y aprendió todo lo que esa curiosidad y una envidiable intuición le permitieron. Participó activamente en todas las tertulias provincianas que se formaron en su tiempo, especialmente en la que se celebraba cada sábado en la casa de una dama de la capital pacense, Esperanza Segura Covarsí.
Era la década de 1950, y Pacheco empezaba a publicar sus primeros libros de poemas, dentro de la estética de la “poesía social” que entonces se abría camino, aunque también se advierte en su obra una orientación surrealista que aprendió en sus inicios, cuando estuvo en breve contacto con el grupo postista, en el contexto vanguardista de la década de 1940. El hombre concreto, en sus circunstancias concretas, es uno de sus temas preferidos, al margen de todo formalismo esteticista, que considera frío, inerte, antipoético. El paisaje extremeño y una cierta veta erótica completan su cuadro estético. Uno de los libros que mejor caracteriza la poesía global de Pacheco es el titulado En la tierra del cáncer, poemario sombrío, con versos estremecedores. Su prosa narrativa también procuró análogo talante transgresor en la forma y en el contenido.
Obras de ~: Ausencia de mis manos, Badajoz, Arqueros, 1949; En la tierra del cáncer, Guadalajara, 1953 (col. Doña Endrina); Los caballos del alba, Madrid, Ensayos, 1954; Poemas al hijo, Badajoz, Imprenta Provincial, 1960; Poemas en forma de..., Palencia, Gráficas Diario-Día, 1962; Para curar el cáncer no sirven las libélulas, Algorta (Vizcaya), Zero, 1972; Nunca se ha vivido como se muere ahora (antología), pról. de C. J. Cela, Bilbao, Zero, 1977 (Nunca se ha vivido como se muere ahora. Poesía II, Cáceres, Editora Regional de Extremadura, 1986); El cine y otros poemas, Badajoz, Inst. C. Pedro de Valencia, 1978; Diario de Laurentino Agapito Agaputa, Barcelona, La Mano en el Cajón, 1981; Azules sonidos de la música, Badajoz, Universitas, 1982; La poesía y mi poesía: discurso leído el día 27 de octubre de 1991, en el salón de actos del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Badajoz en la sesión de su recepción pública, por el Excmo. Sr. Don Manuel Pacheco Conejo y contestación del Excmo. Sr. Don Antonio Viudas Camarasa, Cáceres, Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, 1991; Obra en prosa (1949-1995), ed., introd. y notas de A. Viudas Camarasa, Mérida, Editora Regional de Extremadura, 1995; Poesía Completa (1943-1997), ed., introd. y notas de A. Viudas Camarasa, Mérida, Editora Regional de Extremadura, 1999.
Bibl.: R. Manzano González, La poesía de Manuel Pacheco, Badajoz, Diputación Provincial, 1985.
Gregorio Torres Nebrera