Cerda, Gastón de la. Conde de Medinaceli (II), señor del Puerto de Santa María. ?, c. 1371 –1404. Noble, conde.
Hijo único de Bernardo de Bearne y de Isabel de la Cerda, condes de Medinaceli, a quienes sucedió en el señorío. Adoptó el apellido de su madre como indicativo del nuevo linaje, queriendo así hacer patente su rancio abolengo castellano, y fue desde entonces el utilizado por la rama primogénita de la familia.
Cuando muere su padre, el conde Bernardo, va a ser el heredero del condado, pero Gastón era menor de edad y su madre, Isabel de la Cerda, que había recibido el condado de Medinaceli como donación de su marido, actuará en muchas ocasiones ejerciendo el señorío. Tras el fallecimiento de su madre, acaecido en torno a los años 1388 o 1389, Gastón toma las riendas y el dominio efectivo sobre el condado de Medinaceli en esas fechas.
Contrajo matrimonio con Mencía de Mendoza, hija de Pedro González de Mendoza, señor de Hita y de Buitrago y mayordomo del rey Juan I, linaje enraizado en Guadalajara, y que más tarde formarían la Casa del Infantado, llevando como dote al matrimonio un total de ochenta mil maravedís situados en los pechos y derechos de dicha villa. De este enlace tuvo un único hijo, Luis, futuro III conde de Medinaceli, del que fue “la triste e sin uentura” tutora hasta su mayoría de edad.
Prestó servicios a Juan I siendo aún muy joven en la rebelión del hermano bastardo del Rey, Alfonso Enríquez, conde de Noreña. En las primeras cortes del reinado de Enrique III, las de Madrid de 1391, el conde Gastón consigue las confirmaciones de privilegios concedidos antes por Juan I o Enrique II como la donación del propio condado, la exención de pago de determinados tributos a cierto número de los ganados del condado de Medinaceli, o la garantía del libre paso de la sal de sus salinas por todo el reino. Estas tres concesiones reales vuelven a ser confirmadas cuando en 1393 el rey alcanza la mayoría de edad.
A partir de entonces el conde Gastón parece centrarse en el gobierno del condado. Así, desde 1394 mantuvo un largo pleito con Gómez Manrique, adelantado mayor de Castilla por la propiedad de las salinas de Saelices, situadas en esta aldea de Medinaceli, que el rey Enrique III había concedido al adelantado, pese a que en 1388 la condesa Isabel ya había tomado posesión de ellas. Y en el transcurso del mismo el rey ordena desde Sevilla en el mes de marzo de 1396 que sus dominios de Bembibre, Castrocalvón y la Peña de Valdería pasen a ser de Gómez Manrique hasta que el conde Gastón quite el embargo sobre dichas salinas. No se sabe a ciencia cierta el final del litigio que debió durar hasta fines de 1396 o 1397, pero parece que el fiel de la balanza se inclinó por los legítimos derechos del conde Gastón de la Cerda. Y dichos lugares volvieron a engrosar las propiedades y señoríos del conde. En 1395 señala dehesa a su lugar de Montuenga y consigue del rey Enrique III en 1399 lo mismo que su madre de Juan I, que sus vasallos acudieran con sus pleitos en primera instancia, reservando la justicia real en el caso de apelación. Este mismo rey un año más tarde exime a los vasallos del conde de Medinaceli de acudir a los llamamientos por la guerra con Portugal.
Además del condado de Medinaceli y el cercano lugar de Somaén, que se incorporó a su señorío en 1376 por compra de sus padres, Gastón recibió por herencia también el Puerto de Santa María, Garganta la Olla, Pasarón, Torremenga y la mitad del lugar de Luzón. De igual modo se tituló señor de Huelva y Gibraleón, villas que, pese a pertenecer de nuevo al linaje la Cerda por concesión de Juan I, en 1379, fueron objeto de litigio por parte de los Pérez de Guzmán, quienes habían sido beneficiarios de ellas por parte del rey Enrique II. Su hijo, Juan I, para zanjar la cuestión ordena la compra de la cercana villa de Villalva del Alcor en 1391, muy próxima a dichos señoríos onubenses, con objeto de contentar a estos últimos y ofrecerla a cambio de las villas disputadas, pero esta medida no fue efectiva y se mantuvo el pleito entre las dos familias. El problema terminó en 1401, cuando los jueces árbitros Ruy López Dávalos, condestable de Castilla, y Gutierre, arzobispo electo de Toledo, emitieron una sentencia por la que Gibraleón pasó de nuevo a manos de las herederas de Alvar Pérez de Guzmán, sus hijas Isabel y Juana, quedando Huelva en poder de Gastón, II conde de Medinaceli.
Murió el conde Gastón en 1404 sin dejar testamento.
Y fue enterrado al igual que sus padres en la capilla mayor del monasterio de Santa María la Real de Huerta.
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María Luisa Pardo Rodríguez
