Marcó del Pont, Ventura Miguel. Vigo (Pontevedra), 15.XI.1765 – Puerto Real (Cádiz), 28.XII.1836. Comerciante, regidor, síndico, procurador general, alférez real.
Era hijo de Juan Buenaventura Marcó del Pont y de Juana Ángela Méndez, y hermano del mariscal Francisco Casimiro. Emigró a América en la segunda mitad del siglo XVIII, se radicó en Buenos Aires y se dedicó al comercio. Era consignatario de buques, propietario de algún barco y llegó a fundar una casa de comercio de mucho prestigio en su época. Ocupó los cargos de regidor, síndico, procurador general del Cabildo de Buenos Aires, alférez real y miembro del Real Consulado de la ciudad. Siendo síndico tomó parte principal en los debates de 1797 sobre el comercio entre las colonias españolas y las naciones extranjeras, abogando por la libertad mercantil y en contra del monopolio. En vista a las resistencias que oponían a sus ideas liberales los monopolistas, dirigió un alegato al Monarca, el 27 de julio de aquel año, defendiendo su tesis y realizando una descripción detallada y fidedigna de la lucha comercial existente en la época.
Puede considerarse a Marcó del Pont como el precursor de Manuel Belgrano o de Mariano Moreno, cuando uno u otro redactaron la famosa Representación de los Hacendados, que tanto anhelaban para comerciar con Inglaterra legítimamente. El 14 de julio de 1800 el Cabildo le encomendó la redacción del Reglamento de la Escuela de Dibujo. Al año siguiente apoyó, desde su función de síndico del Consulado, la solicitud del coronel Francisco Antonio Cabello para publicar el Telégrafo Mercantil, Rural, Político, Económico e Historiográfico, primer periódico de Buenos Aires al que debían suscribirse los miembros de aquella corporación, como los de la Sociedad Patriótica, Literaria y Económica. Aportó una importante suma de dinero y creó una corporación encargada de la publicación del Nuevo Aspecto del Comercio del Río de la Plata. Disertación para leer entre amigos. Por D. Manuel de Lavardén. En 1803, como apoderado, se encargó de establecer en Buenos Aires una casa de seguros dependiente de la Real Compañía de Seguros Terrestres y Marítimos de Madrid, limitando sus actividades exclusivamente al ramo marítimo. Incansable en el fomento del comercio, obtuvo en 1805, autorización para conducir de Vigo a Buenos Aires cincuenta toneladas de efectos extranjeros.
Patriota activo y decidido, fue capitán del Regimiento de Caballería de Buenos Aires. Para repeler las Invasiones Inglesas donó, en 1806, 1.000 pesos fuertes, y 2.000 de la misma moneda con el objeto de socorrer a la metrópoli. Fue invitado al Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810, como ciudadano ilustre de la ciudad, pero no concurrió por hallarse ausente. Tampoco intervino en la conspiración que Martín de Álzaga dirigió para el restablecimiento del dominio hispánico. Es muy probable que apoyara al régimen caído, pero como era español, capitalista y afincado en la ciudad, no quiso comprometerse de un modo ostensible con la causa antipatriótica. Sintiéndose incómodo en Buenos Aires, a raíz de la tensión política, se trasladó al Perú, dejando, sin embargo, en la ciudad a una buena parte de su familia encargada de los negocios. No se sabe con precisión cuándo se marchó definitivamente a España, pero hacia 1816 ya residía en Vigo, donde era regidor perpetuo del Ayuntamiento local e intendente del Ejército. Se ignora si regresó alguna vez a la Argentina, pero en 1821, figuraba con la cantidad de quinientos pesos en el reparto que del empréstito forzoso hizo el Consulado, por orden gubernamental. Estaba casado con Francisca Díaz de Vivar, de noble ascendencia y larga tradición histórica, fundando una familia próspera y fecunda que aún persiste.
Bibl.: M. Castro López, “Marcó del Pont”, en Revista de Derecho, Historia y Letras (Buenos Aires), t. XXXIX (1911), págs. 546-552; E. Udaondo, Diccionario Biográfico Colonial Argentino, Buenos Aires, Huarpes, 1945, págs. 550-551; V. O. Cutolo, Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, t. IV, Buenos Aires, Elche, 1975, págs. 392-393; Vilanova Rodríguez, Los gallegos en la Argentina, t. I, Buenos Aires-La Coruña, 1978, págs. 651-657.
Sandra Fabiana Olivero
