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Juan Marcelino Sagarvinaga

Biografía

Sagarvinaga, Juan Marcelino de. Castrojeriz (Burgos), 26.IV.1753 – Salamanca, 28.III.1807. Arquitecto.

Hijo del arquitecto vizcaíno Juan de Sagarbinaga (1710-1797) y de Saturia de la Horra (?-1766), Juan Marcelino fue bautizado en Castrojeriz, en la iglesia de Santo Domingo, el día 3 de mayo. Tuvo la condición de hidalgo. Si bien nunca se casó, tuvo un hijo, Francisco Marcelino, con María Carballo, bautizado el 28 de febrero de 1785 en la iglesia de Pedrotoro, alquería cercana a Ciudad Rodrigo, murió el 8 de octubre de 1786. Tras la muerte de su progenitor, Juan Marcelino vivió en la casa de Francisco Mateo, sin que por ello se le exigiera retribución económica. Esta causa y la de ser soltero le llevaron a declarar el 21 de julio de 1806 como sus herederos al citado Francisco y a su mujer, Juana Ayuso. Testó en Salamanca el 23 de marzo de 1807, ratificando lo ya expuesto, y falleció cinco días después, siendo sepultado en la iglesia de San Martín.

Animado desde muy pronto a seguir los pasos paternos, inició sus estudios en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde fue admitido el 23 de septiembre de 1773. Completó su formación a la sombra de las obras proyectadas por su padre a fines de la década de 1770 en Salamanca, donde está documentada su participación en el Anfiteatro Anatómico de la Universidad, y en Ciudad Rodrigo, donde está en 1778 actuando como aparejador en la iglesia del Monasterio Premonstratense de la Caridad. Al año siguiente realizó en Miróbriga el último reconocimiento del nuevo edificio de las Carnicerías y asumió desde su comienzo la dirección de las obras del Hospicio. Trazado por su padre, Juan Marcelino efectuó en 1782 un minucioso dibujo de este edificio en el que indicaba hasta dónde llegaban en ese momento los trabajos realizados. Estas empresas, a las que se sumaron otras, como los informes sobre la obra de la iglesia de El Bodón, le obligaron a residir en Ciudad Rodrigo, siendo elegido para el cargo municipal de veedor de obras en 1782 y 1783. En estos años su actividad profesional está estrechamente vinculada a la de su padre, llegando a ser quizás su principal colaborador, sobre todo en la ciudad del Águeda, produciéndose además, debido a la larga vida profesional de su progenitor, algunas confusiones en relación a la actividad de uno y de otro. Así, en el haber del padre se ha puesto el que quizás sea, aunque no se llegó a ejecutar por falta de fondos económicos, el proyecto más interesante de todos los redactados por Juan Marcelino: la reforma que los clérigos de San Marcos le encargaron en 1793, tras haberse posesionado de la iglesia y sacristía del antiguo Colegio de Jesuitas de Salamanca, de la capilla mayor, basada en liberar el retablo mayor de los motivos decorativos barrocos, desmontar los mármoles del zócalo del retablo para construir con ellos un altar en el centro del presbiterio donde colocar la custodia del retablo y añadir una sillería coral en sustitución del zócalo.

El 5 de octubre de 1788 fue nombrado académico de mérito de la Real de Bellas Artes de San Fernando, presentando como proyecto un Hospicio y Casa de Misericordia que, con su capilla y oficinas para establecer en ellas una fábrica de lienzos, constituye un buen ejercicio que, realizado con notable precisión, manifiesta la influencia del gusto académico. Presentó su título inmediatamente en Salamanca, ciudad en la que llevaba un par de años residiendo, motivo por el que entabló sonados enfrentamientos con Eustaquio Román Carrasco y Lesmes Gabilán Sierra, llegando incluso los ecos de estos roces a la Academia de San Fernando, que intervino como mediadora en el conflicto. Finalmente Juan Marcelino de Sagarvinaga logró el puesto de arquitecto titular de la ciudad en 1805, tras haber desempeñado desde 1800 el cargo municipal de maestro de Policía. Así, tras los decretos desamortizadores de Godoy de 1798 fue uno de los arquitectos encargados de tasar las casas enajenadas. En 1800 proyectó y supervisó el nuevo empedrado de la calle de la Rúa, diseñó los nuevos canapés del paseo de la Ronda, y la jaulilla de madera que se pondría en medio de la plaza de toros. Al año siguiente trazó y dirigió la reparación de la calzada de la Plata en su acceso a Salamanca procedente de Extremadura, es decir, desde la dehesa de Aldeatejada hasta el puente del Zurguén. En 1802 proyectó las nuevas casillas de vigilancia de la entrada del puente Mayor y de la puerta de San Pablo e ideó la reforma de la iglesia de San Mateo destinada a dejar en su fachada principal una plazuela más amplia que la hermoseara siguiendo las Reales Órdenes de Policía. En 1803 proyectó la remodelación, que no se llevó a cabo, de la iglesia de Aldeatejada. En 1804, con motivo de un proyecto de traída de aguas para Salamanca, realizó un completo plano de la ciudad y sus alrededores, trabajo por el que la Junta de Arquitectura de la Academia de San Fernando consideró que debía cobrar 6000 reales. Ese año ideó e inició la construcción del nuevo trazado de la calzada de Madrid que, a partir de Salamanca, atravesaría por medio de Cabrerizos evitando el paso de las Cadenas y el peligro de las inundaciones del Tormes. En 1806 proyectó y dirigió la reforma de las escalerillas del ochavo que, sitas en el ángulo formado por el Pabellón Real y el lienzo del Cuartel General, salvaban el desnivel existente entre la Plaza Mayor y la plazuela de la Lonja.

A partir de la obtención del título, Juan Marcelino, como ocurrió con su padre, fue requerido asiduamente por el Consejo de Castilla —ya lo había sido en 1780 para realizar junto a su progenitor un puente sobre el río Trabancos en Castrejón (Valladolid)— y la Academia de San Fernando, para que reconociera, informara e interviniera en diferentes obras de utilidad pública en varias provincias. En 1793 informó, junto a otros maestros, del deplorable estado en el que se encontraba el Puente Mayor de Salamanca. Cinco años después volvió a tasar las obras de reparación, que iban acompañadas de su oportuno plano, en 462.388 reales, si bien en 1805 no se habían materializado, tasando la Academia su trabajo en 3600 reales. En 1794 ideó el proyecto de la torre de la iglesia de Villavendimio (Zamora), alterado en el curso de la obra y no terminado, y en 1798 informó sobre los planes redactados veinte años antes por Bartolomé de Ynsaur Andiaga para varios puentes y pontones en las localidades zamoranas de Losacino y Bamba. En 1798 también informó, en representación del Ayuntamiento de Ávila, sobre las obras del Mercado Chico hechas por Matías Gutiérrez a partir de las condiciones estipuladas por Juan Antonio Cuerbo. En 1799 notificó, adjuntando un plano explicativo, el estado en el que se encontraba la obra de la Cárcel Real de Zamora, que, proyectada por Manuel Machuca, materializaba Pedro Castellote. En 1800 proyectó las obras de reparación de la iglesia de Santa Cruz de Medina de Rioseco (Valladolid), que, tasadas en 470.000 reales, se ejecutaron inmediatamente. En 1804 proyectó en la provincia de Salamanca el puente de Yecla sobre el río Huebra, la casa consistorial, pósito y cárcel de Babilafuente y la reparación del Ayuntamiento y cárcel de Ledesma. Y, en 1805, remitió a la Academia un informe y diseño del puente de Alcántara (Cáceres), en los que exponía la quiebra de uno de sus pilares y los medios para repararla.

 

Obras de ~: Dirección de la obra de la Casa de Niños Expósitos, Ciudad Rodrigo, 1778-1783; Proyecto de reforma no realizado del retablo y capilla mayor de la actual Clerecía, Salamanca, 1793; Traza de la torre de la iglesia, Villavendimio (Zamora), 1794; Proyecto de reparación del Puente Mayor, Salamanca, 1798; Proyecto de reparación de la iglesia de Santa Cruz, Medina de Rioseco (Valladolid), 1800; Empedrado de la Rúa, Salamanca, 1800; Reparación de la Calzada de la Plata, Salamanca, 1801; Casillas de la entrada del Puente Mayor y de la puerta de San Pablo, Salamanca, 1802; Reforma de la iglesia de San Mateo, Salamanca, 1802; Inicio del nuevo trazado de la Calzada de Salamanca a Madrid, Salamanca, 1804; Proyecto de reparación del puente, Alcántara (Cáceres), 1805; Escalerillas del ochavo de la Plaza Mayor, Salamanca, 1805-1807.

 

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Eduardo Azofra Agustín