Aranguren Izaguirre, Francisco Alejo de. ¿Logroño? (La Rioja), c. 1739 – Logroño (La Rioja), 15.IX.1785. Maestro arquitecto.
Probablemente natural de Logroño, como se declara en su partida de defunción, el maestro desarrolló su actividad tanto en La Rioja como en las provincias limítrofes. Se casó con María Antonia Remírez de Arellano, con la que tuvo al menos cinco hijos: José María (1765), Pedro José (1767), Marcos (1768 y falleció en 1785), Francisco (1775) y Ambrosio. Como vecino de Logroño, en 1774, asienta su residencia extramuros, al oeste de la ciudad, en la Casa de la Penitencia, la cual compró a Domingo Martínez de la Mata, presbítero beneficiado de la iglesia de Santiago de Logroño y tesorero de los efectos del Real Fisco de la Inquisición, por precio de 17.499 reales. Miembro de las cofradías de Nuestra Señora de los Desamparados y de San José, son éstas las que acompañan su cuerpo al ser enterrado el 15 de septiembre de 1785 en el interior de la iglesia de Santiago el Real, en Logroño.
El testamento del maestro, otorgado el día 12 del mismo mes, no hace ninguna aportación en relación con su actividad profesional, salvo que tenía una deuda con el pintor José Bejés. Sin embargo, el inventario de sus bienes realizado entre los días 14 al 23 de diciembre, desvela su profunda formación gracias a un buen número de libros en los que abundaban los tratados de Arquitectura de Vignola, Vitrubio, Palladio, fray Lorenzo de San Nicolás, etc., también de Arfe y diversos libros de matemáticas de Euclides y Benito Bails, entre otros.
El trabajo de Francisco Alejo de Aranguren se centró más en obras de tipo civil, pero la primera intervención en la que se constata su presencia es religiosa, en 1764, cuando tasa con fray José San Juan de la Cruz las obras de la basílica de San Gregorio Ostiense en Sorlada (Navarra). Acompañado por este último y Bernardino Ruiz de Azcárraga, en 1768, emitieron un dictamen sobre la reforma que se iba a emprender en el coro bajo de la iglesia de Santiago el Real, en Logroño. Su actividad en esta ciudad es conocida cuando, acompañado por Juan Cruz Urizar, tasa dos solares en la calle de la Herbentia (actual Portales), al oeste de la casa de Chapiteles, y otro en la esquina de las calles de Caballerías y San Bartolomé, incluidas las bodegas que todavía hoy se conservan.
A partir de 1771 su trabajo empieza a estar relacionado con puentes, dando las trazas y condiciones para el del río Cidacos en Arnedo y el situado sobre el río Tirón en la localidad riojana de Leiva, al tiempo que entre 1773 y 1774 repara en varias ocasiones el de Puente Madre sobre el río Iregua en Villamediana, en colaboración con Pedro del Mazo, y plantea el proyecto para hacer un puente de piedra en la cava de San Miguel, en Logroño, aunque éste no llegó a ejecutarse. De nuevo en 1774 informa sobre el estado en el que se encontraban las obras que se estaban ejecutando en el puente de Arnedo sobre el río Cidacos, definiendo a Francisco Alejo de Aranguren como una de las personas más inteligentes y de mayor conocimiento en cualquier género de obras. También en 1774, junto con Valerio Ascorbe Beitia, informa del mal estado en el que se encontraban los tejados de la iglesia parroquial de Fuenmayor, al tiempo que reconoce las obras que el segundo había hecho en el chapitel de la torre del mismo edificio, siguiendo las trazas de Diego de Omaechevarría.
A lo largo de 1775, el maestro desarrolla una profunda actividad en la que, incluso, ofrece al concejo de Logroño arreglar el paseo extramuros, situado junto a su casa, la antigua de la Penitencia, propiedad de la Inquisición, a cambio de poder realizar otras modificaciones en su propiedad. También será el fiador de los canteros Juan Cruz de Urizar y Domingo de Arejita, en la obra de la construcción de la capilla de Santa Bárbara para la iglesia parroquial de Agoncillo.
En tanto que hacía el proyecto para reparar el puente sobre el río Oja en Casalarreina y reconocía las obras ejecutadas por Pedro Zalbide, según trazas de José de Ituño, revisadas por Ventura Rodríguez, para la construcción del Ayuntamiento de Haro.
También 1775 es conocido como el año en el que se produjo un espectacular desbordamiento que afectó en buena medida a los puentes ubicados en el cauce del río Ebro, razón por la quea Francisco Alejo de Aranguren se encuentra en Miranda de Ebro para construir un nuevo puente en la localidad, junto a Pedro del Mazo. Aunque su estancia en la localidad burgalesa también sirvió para que, trabajando al lado de Santos Ángel de Ochandátegui, Javier Ignacio de Echeverría y Domingo de Urízar, erigieran su ayuntamiento, siguiendo las trazas dadas por Ventura Rodríguez, arquitecto mayor de Madrid, por lo que el edificio es un fiel reflejo de la estética neoclasicista impuesta por la Academia. También en 1775 asistió a reparar el puente de Logroño, en compañía de Urbán Aguirre, sobre el río Ebro, así como la presa, cava y río de San Miguel. En 1776 continuaba trabajando en Miranda y cedía a Pedro del Mazo el puente del Pozo de la Encina en el río Najerilla, cuyas trazas había dado para el Ayuntamiento riojano de Pedroso, un año antes.
En 1776 Alejo de Aranguren reconoce la torre de la iglesia parroquial de Alesanco, a la que califica de ruinosa, proyectando ese mismo año las obras del puente de Agoncillo sobre el río Leza. Pero en 1777 el maestro amplió el campo de sus actividades dando las condiciones, junto a Marcos de Vierna, para construir el camino y puerto de la Morcuera, con la colaboración de Santos Ángel de Ochandátegui. Con posterioridad, en 1778, dio las trazas y elaboró las disposiciones por las que debía construirse un puente sobre el río Najerilla en Torremoltabo, intervención que no llegó a ejecutarse. Pero también proyectó un pontón en el barranco de Valdesalomón, entre Cenicero y Najerilla.
El dañado puente sobre el río Ebro de Logroño necesitó en 1779 una consolidación global que fue dirigida por Francisco Alejo de Aranguren. Su presencia en la ciudad le permitió, en 1780, acercarse a la inmediata localidad de Lardero para informar sobre la demolición del coro de la iglesia de San Pedro, cuyos trabajos había planteado Juan Cruz de Urizar y, en 1781, es reconocido como veedor del Colegio de la Compañía de Jesús en Logroño y fiador de Santos Ángel de Ochandátegui para ejecutar la torre de la iglesia parroquial de Alesanco.
En 1783 Aranguren da al Ayuntamiento de Santo Domingo de la Calzada las condiciones necesarias para poder extraer agua subterránea del río Oja. Dos años más tarde plantea, junto con Ochoa, la canalización de las aguas en el pontigón del río de Oyón, de donde partían los caminos desde Logroño hasta Laguardia, Oyón y Viana, y como maestro de obras reconoce el caudal de la fuente del Cesto, en Calahorra.
Siendo su último trabajo conocido, en 1785, junto a Santos Ángel de Ochandátegui, la primera fase del acueducto de Noain, proyectado por Ventura Rodríguez en 1782, para llevar agua a Pamplona. Precisamente, debido a su fallecimiento, Antonia Remírez de Arellano nombra a fray Manuel de San José, carmelita descalzo y residente en Pamplona, para que, en su nombre, cobre el dinero que se debía a su marido por la dirección de esta obra.
Obras de ~: Trazas para el puente sobre el Cidacos en Arnedo (La Rioja), 1771; Trazas para el puente sobre el Tirón en Leiva (La Rioja), 1771; Reparaciones en el Puente Madre sobre el Iregua en Logroño, 1772-1774; Reparación del Puente sobre el río Oja en Casalarreina (La Rioja), 1775; Nuevo puente en Miranda de Ebro (Burgos), 1775; Construcción del Ayuntamiento de Miranda de Ebro (Burgos), siguiendo las trazas de Ventura Rodriguez, 1775; Obras en el puente sobre el río Leza en Agoncillo (La Rioja), 1776; Reparación del puente sobre el río Ebro en Logroño, 1779; Acueducto de Noain (Navarra), 1782.
Fuentes y bibl.: Archivo Municipal de Santo Domingo de la Calzada, Libro de actas municipales, 21 de enero de 1783; Archivo Histórico Diocesano de Logroño, Iglesia de Santiago el Real, Libro de difuntos, 1772-1794, caja 21, fol. 192r.-v.; Archivo Histórico Provincial de La Rioja (Logroño), Fernando Raumel, Testamento de Francisco Alejo de Aranguren, 12 de septiembre de 1785, leg. 1116, fols. 225r.-256r.; Fernando Raumel, Codicilio de Francisco Alejo de Aranguren, 12 de septiembre de 1785, leg. 1116, fols. 256r.-v.; Fernando Raumel, Inventario de bienes de Francisco Alejo de Aranguren, 14 a 23 de diciembre de 1785, leg. 1116, fols. 292r.-324 r.
J. A. Barrio Loza y J. G. Moya Valgañón, “Los canteros vizcaínos (1500-1800). Diccionario biográfico”, en Kobie, 11 (1981), pág. 187; I. Gutiérrez Pastor, “La Iglesia parroquial de San Pedro Apóstol de Lardero: reformas y añadidos”, en Berceo, 100 (1981); págs. 69-103; M.ª C. García Gainza, M.ª C. Heredia Moreno, J. Rivas Carmona y M. Orbe Sivatte, Catálogo Monumental de Navarra II*. Merindad de Estella. Abrigar-Eulate, Pamplona, Institución Príncipe de Viana-Arzobispado de Pamplona-Universidad de Navarra, 1983, pág. 505; M.ª C. García Gainza y M. Orbe Sivatte, Catálogo Monumental de Navarra IV*. Merindad de Sangüesa. Abaurrea Alta-Izalzu, Pamplona, Gobierno de Navarra (Departamento de Educación y Cultura)-Arzobispado de Pamplona-Universidad de Pamplona, 1989, pág. 260; A. Mendioroz Lacambra, G. Díaz Ereño y G. Paredes Giraldo, “La torre de la Iglesia de Alesanco”, e I. Cadiñanos Bardeci, “La torre parroquial de Alesanco”, en Berceo, 121 y 126 (1991 y 1994), págs. 175-181 y págs. 45-54, respect.; J. M. Ramírez Martínez, Guía Histórico-Artística.
Logroño, Logroño, Ochoa, 1994; pág. 72; B. Arrúe Ugarte y J. G. Moya Valgañón, Catálogo de puentes anteriores a 1800. La Rioja, Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, Ministerio de Fomento-Cedex-Cehopu, 1998; A. J. Mateos Gil, Arte Barroco en La Rioja: arquitectura en Calahorra (1600-1800). Sus circunstancias y artífices, Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, 2001, págs. 45, 85 y 180; M.ª T. Álvarez Clavijo, Logroño en el siglo xvi: arquitectura y urbanismo, vol. II, Logroño, Instituto de Estudios Riojanos- Ayuntamiento, 2003, pág. 207; J. M. Ramírez Martínez, La villa de Fuenmayor, Logroño, Iberdrola, 2005, págs. 108, 140 y 142; M.ª T. Álvarez Clavijo, La casa de Chapiteles en Logroño. De los Jiménez de Enciso al Instituto de Estudios Riojanos (Siglos xvi al xxi), Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, 2006, págs. 24 y 28.
María Teresa Álvarez Clavijo