Gandasegui y Gorrochátegui, Remigio. Galdácano (Vizcaya), 5.I.1871 – Valladolid, 16.V.1937. Eclesiástico, canónigo, obispo.
De linajuda familia —bien que algunas fuentes desdoran un tanto sus blasones—, ingresó en 1884 en el seminario diocesano de Vitoria, en el que cursó Humanidades, Filosofía, Teología y tres años de Derecho Canónico, y de cuyo claustro docente formó parte antes de ordenarse sacerdote —1893—. Después de licenciarse y doctorarse en Teología por la Universidad Pontificia de Salamanca y opositar a varias canonjías, obtuvo mediante oposición la de lectoral de Zaragoza, en junio de 1899. Presidente del Ateneo de San Luis Gonzaga y consiliario de la Liga Católica, destacaría por su talante emprendedor y su honda preocupación por el asociacionismo católico, especialmente, en su costado sindical agrario. Obispo de Dora y prior de las Órdenes militares a una edad muy infrecuente —treinta y cuatro años—, su decenio al frente de la diócesis ciudarrealeña, colmado de tensiones y pleito con su clero a causa de su híspido temperamento, estuvo también cuajado de realizaciones en diversos campos de la actividad pastoral, presentándose en muchas ocasiones como un líder social y hasta político. Ambicioso en extremo, fue promovido en marzo de 1914 para la sede segoviana camino de más altos destinos. En la mitra castellana revalidó sus dotes de organizador, con creaciones sobresalientes en punto al estado espiritual y social de su grey, aprovechando las circunstancias favorables que le deparaban su condición de senador real. Por fin, el 22 de abril de 1920, el nuncio Ragonesi, muy presionado por determinados círculos, accedió a sus deseos de regir una archidiócesis, aunque no fuera su predilecta: la valenciana. Su pontificado vallisoletano no defraudó las esperanzas depositadas en su dinamismo y espíritu emprendedor. Atemperado ya su fuerte carácter, en sintonía con el clero y fieles su primera etapa de gobierno figura entre las más notables de la silla pinciana.
Al advenir la Segunda República, cuando todo hacía esperar un gran protagonismo del pugnaz arzobispo, una grave dolencia le restó las energías necesarias para una actividad destacada en tan efervescente período. La Guerra Civil le sobrevendría hallándose en su región, sin que su simpatía por el nacionalismo moderado le impidiese correr grandes peligros. Retornado azarosamente a Valladolid, manifestaría una completa adhesión al régimen de Franco, lo que no fue obstáculo para recibir ciertas críticas del lado de sus sectores más intransigentes.
Bibl.: E. Berzal de la Rosa Remigio Gándasegui (1905- 1937). Un obispo para una España en crisis, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1999; J. Andrés-Gallego y A. M. Pazos (coords.), Archivo Gomá. Documentos de la Guerra Civil, 1, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2001; J. M. Cuenca Toribio, Catolicismo social y político de la España contemporánea (1870-2000), Madrid, Unión Editorial, 2003.
José Manuel Cuenca Toribio