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Luis de Prades y Arenós

Biografía

Prades y Arenós, Luis de. Tarragona, s. m. s. xiv – Roma (Italia), 1429. Obispo de Mallorca (1390-1403 y 1407-1424).

Hijo de Juan de Prades, conde de Prades. El gobierno de la Iglesia de Mallorca, por Luis de Prades, se inscribe en el contexto del Cisma de Occidente.

En 1378, un cónclave reunido en Roma eligió como papa a Urbano VI (1378-1389); sin embargo un sector de los cardenales, de origen francés, eligieron a Clemente VII (1378-1394), quien pasó a residir en Aviñón. Había empezado el Cisma, que estaría vigente hasta 1417, y el consecuente alineamiento de las naciones. Francia, Castilla y Escocia a favor del Papa de Aviñón; Alemania, Inglaterra, Flandes y Portugal a favor del Papa de Roma.

La Corona de Aragón, dirigida por Pedro el Ceremonioso de Aragón (1336-1387), optó por la neutralidad con el objeto de mejorar sus intereses tanto en Cerdeña como en Sicilia. Sin embargo, su sucesor, Juan I, cambió de estrategia, y tomó el camino de la obediencia a los papas de Aviñón. Dicha decisión se vio favorecida por la elección de un papa de origen aragonés, Benedicto XIII (1394-1409).

Éste es el contexto del episcopado de Luis de Padres en Mallorca. El nuevo obispo de la isla procedía de una familia noble emparentada con la Familia Real.

Jaime II de Aragón había creado, en 1324, el condado de Prades (Tarragona) para su hijo Ramón Berenguer, quien lo cedió después a su hermano Pedro. Años después, Margarita de Prades se casó con Martín el Humano (1409).

En 1390 fallecía Pedro de Cima. El Cabildo, reunido para proponer al nuevo candidato a obispo de Mallorca, dividió sus votos entre tres candidatos, entre ellos Luis de Prades, aunque éste no obtuvo mayoría.

Sin embargo, Clemente VII acabó imponiendo a Prades como nuevo obispo de Mallorca, quien tomó posesión del cargo en 1392.

De su labor destaca su interés por la disciplina del clero (sínodo de 1395) y dos epígrafes importantes de relación con el mundo secular: el tema de los conversos y el de los bienes en manos eclesiásticas.

En efecto, tras el asalto a la judería de Mallorca (1391) la población judía se había escindido en dos grupos: aquellos que decidieron conservar su religión y aquellos que, forzados por las circunstancias, decidieron convertirse al catolicismo. La presión social sobre estos últimos continuó, al considerar ciertos sectores que su conversión era aparente. En función de estos supuestos, fue reactivada la Inquisición en los territorios de la Corona de Aragón. En el caso de Mallorca fue nombrado el franciscano Pedro de Riba, como inquisidor de las islas y del Rosellón, quien tomó posesión del cargo en 1397. Durante el segundo mandato de Luis de Prades, en 1413, atrajo a san Vicente Ferrer, entre cuyos objetivos de predicación, se encontraba la conversión de los judíos.

Las relaciones con el poder secular fueron conflictivas, por una cuestión suscitada desde la época de Pedro el Ceremonioso, los bienes de realengo en manos del clero. Se trataba de rentas y bienes del realengo que habían sido comprados por clérigos, sin pagar el correspondiente derecho de traspaso, o heredados y que no contribuían en las cargas impositivas municipales.

En su visita real a Mallorca, en 1395, Juan I tomó cartas en el asunto disponiendo la confiscación de tales bienes si sus titulares no presentaban documentos que acreditasen su propiedad. Finalmente, a cambio de una indemnización, el Rey permitió a los clérigos el disfrute de sus rentas y propiedades siempre que, a su muerte, fueran alienadas a favor de laicos.

Se acordó también levantar un inventario de los bienes y rentas en manos de la Iglesia, con la finalidad de controlar en un futuro las transmisiones.

En 1424 entró en conflicto con el rey Alfonso V el Magnánimo, quien le cesó en sus funciones, designando un administrador en la persona de Alfonso de Borja.

 

Bibl.: J. Villanueva, Viage literario a las iglesias de España, t. XXII, Madrid, Imprenta de la Real Academia de la Historia, 1852; L. Lliteras, “Documentos inéditos referentes al obispo de Mallorca Gil Sánchez Muñoz”, en Boletín de la Sociedad Arqueológica Luliana, XVI (1917-1918), págs. 309-312 y 325- 328; L. Pérez, “Misión apostólica de San Vicente Ferrer”, en Studia, 29 (1963), págs. 5-18; A. Santamaría, “La instauración de la nueva inquisición en Mallorca”, en Homenaje a Joan Reglá, vol. I, Valencia, Universidad, Facultad de Filosofía y Letras, 1975, págs. 3-15.

 

Pau Cateura Bennasser