Fernández de Sotomayor, Juan. ?, s. m. s. xiv – Tuy (Pontevedra), 15.XI.1423. Obispo de Tuy, mecenas.
Sobrino del obispo del mismo nombre, debió de ser hijo de Inés Álvarez, fallecida en 1409 y sepultada en la iglesia de Santo Domingo de Tuy. Perteneció este obispo al noble linaje del suroeste gallego de los Sotomayor. En 1394 fue nombrado obispo de Tuy y muy pronto hubo de merecer los favores de los reyes Juan I, su hijo el infante don Fernando de Antequera, que luego fue rey de Aragón, y de don Juan II.
Le tocó vivir en una mala época, con una Europa arrasada por la peste negra de 1348 y con la Iglesia inmersa en el gran Cisma de Occidente (1378-1418).
A la muerte de Gregorio XI se produjo el mencionado Cisma, que tuvo su origen en la elección de Urbano VI bajo la presión de un tumulto popular que pedía un papa italiano y romano. Tras la entronización de Urbano VI, los mismos cardenales que lo habían votado dieron por nula la elección y eligieron a Clemente VII. A partir de ahí apareció una dualidad de pontificados que duró hasta el Concilio general de Constanza. A Urbano VI le sucedieron Bonifacio IX, Inocencio VII y Gregorio XII, que reinaron en Roma, y esta línea de papas fue apoyada por Inglaterra, Alemania, Italia y Portugal. A Clemente VII le sucedió el español Pedro de Luna, que reinó con el nombre de Benedicto XIII en Avignon y fue apoyado por Francia, Castilla y Aragón.
La fronteriza Tuy, a medio camino entre España y Portugal, pronto hubo de sufrir las consecuencias de esta confusión con un cisma particular —la parte superior del Miño reconocía al papa de Aviñón y la inferior al de Roma—. La parte portuguesa de la diócesis, que comprendía más de dos centenares de iglesias, se reunió en Valença en 1381 y eligió un vicario para que las gobernase independientemente de Tuy, en lo que se conoce como “Cisma de Valença”.
Se trataba de una fracción del cabildo que se instaló en la iglesia de San Esteban de Valença con el título de administrador perpetuo de los obispados de Coimbra y Tuy y erigió en colegiata autónoma la iglesia de San Esteban de Valença do Miño.
Los administradores del obispado de Tuy en la parte portuguesa llegaron al punto de llamar a su tierra “diócesis de Valença”. Todo comenzó a resolverse en los concilios de Pisa y Constanza (1415), con los papas Alejandro V y Juan XXIII. Finalmente, ambos bandos aceptaron la renuncia de Gregorio XII y depusieron a Benedicto XIII para elegir casi por unanimidad a Martín V, el cual dictó sentencia favorable a Tuy, y amenazó con todo género de penas a quienes no se sometieran a Tuy, mediante una bula de 1423, en la que ordenaba la reunificación de la diócesis.
Proveyó el obispo Sotomayor de títulos de colación con cura de las iglesias de Bayona (1409) y de San Mamede de Lourenza (Oia) (1410), ambos a presentación del monasterio de Oia, y en 1414 de la mitad sin cura de la iglesia de Santa María de la Guardia, y de la de Bayona. Acrecentó los bienes de su iglesia por compras y donaciones: en 1415 adquirió el lugar de Vilanova, en Portela, y en 1416 el casal de Sembade, en San Miguel de Pexegueiros (Tuy). A Juan Fernández de Sotomayor se le debe además la reconstrucción de la galería sur del claustro a principios del siglo xv. Este claustro se había construido en la primera mitad del siglo xiii siguiendo las trazas del gótico cisterciense, y una lápida recuerda su reconstrucción: “En el tiempo de Juan de Sotomayor, obispo tudense, fue reparado este claustro, que estaba casi totalmente derruido. Procurador de la obra Juan Miguel, canónigo archidiácono, de Miñor”.
También se debe a este obispo la torre de su nombre, sobre el extremo suroeste del claustro. Además, manda construir en 1419, adosada al lado norte de la catedral, la torre de San Andrés —junto a la de Alfonso VII— y la capilla situada bajo la torre, que con el patrocinio de este apóstol, del que fue afectísimo devoto, recibe el nombre de capilla del Santísimo, y que es donde reposa su sepulcro. Esta capilla familiar, dotada en 1419, estuvo ligada desde un principio al monasterio de Predicadores, por expreso deseo del fundador, y ya en 1430 disponía de un capellán propio. Es en esta misma capilla, donde a modo de panteón familiar, Pedro Álvarez de Sotomayor —comunmente conocido como Pedro Madruga—, pidió ser enterrado, como se desprende de su testamento: “[...] mando que o meu corpo sea sepultado dentro da Capela questá dentro da Yglesia da ciudad de Tuy, que fezo meu señor tio o Obispo Don Juan de Sotomayor, junto y a par donde está enterrado meu señor irmao Alvaro paez de Soutomayor, cuia ánima Deus aia”. La muerte le impidió al obispo Sotomayor finalizada la capilla, considerada ésta como la obra más importante llevada a cabo en la catedral durante el siglo xv. Dejó además, para la celebración del día de san Andrés, un terno (casulla y dalmáticas) y cuatro capas de terciopelo carmesí para los que tomaban el cetro. También se le debe a este obispo la construcción y el traslado del palacio episcopal, desde Santa María de Oliveira —hoy convento de monjas encerradas— al lugar actual. Renovó además el cimborio de la catedral, y construyó las antiguas casas consistoriales.
Hallándose ya enfermo, dejó dinero para que se terminase la capilla mayor del convento de Santo Domingo, por lo que el día 9 de cada mes debían celebrar los de Santo Domingo una misa de requiem y responso cantado con agua bendita sobre la sepultura, por el eterno descanso de su benefactor. En casi todas las obras dejó plasmadas sus armas. Entre sus colaboradores se encontraban Juan Miguéllez, arcediano de Miñor, Esteban Suárez, tesorero, ambos vicarios generales del obispo; Gonzalo Gómez, camarero; Vasco Fernández, escudero, y Alfonso González, portero.
Falleció Juan Fernández de Sotomayor el 15 de noviembre de 1423, tras veintiocho años de gobierno de su diócesis, y fue sepultado en la capilla del Sagrario, donde su figura, bajo arcosolio apuntado, descansa sobre el arca vestido con sus hábitos pontificales, cubierto con la mitra y empuñando la mano derecha el báculo.
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Carlos Viscasillas Vázquez
