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Fernando Pérez Calvillo

Biografía

Pérez Calvillo, Fernando. ¿Mallén (Zaragoza)?, s. t. s. XIV – Roma (Italia), 12.XI.1404. Obispo de Vic y de Tarazona y cardenal consejero de Benedicto XIII.

Hermano menor del obispo Pedro Pérez Calvillo y, como él, importante prelado, teólogo y jurista del Reino de Aragón que vivió en la segunda mitad del siglo XIV y nació, seguramente, en Mallén (Zaragoza) en el segundo tercio del siglo XIV. Se le cita como Ferdinandi Pérez Calviello y se sabe que fue doctor en ambos Derechos. Su carrera eclesiástica se inició en la diócesis de Tarazona como canónigo de la Catedral, alcanzando, al tiempo en que su hermano era obispo, los cargos de arcipreste de Calatayud y deán de Tarazona.

Fue elegido por el papa Clemente para presidir el obispado de Vic (Barcelona) el 7 de octubre de 1387, al frente del cual estuvo siete años, hasta 1394. En calidad de obispo de Vic, reformó ciertos aspectos de la etiqueta de su Cabildo eclesiástico y asistió como embajador de Juan I de Aragón a la coronación del rey Carlos III de Navarra. Indispuesto contra el Cabildo de Vic, que continuamente enviaba quejas al Sumo Pontífice, a la muerte de su hermano, siendo deán de la Catedral de Tarazona, Fernando Pérez Calvillo fue trasladado por el Papa para sucederle al frente de la citada diócesis, según consta en un documento datado el 7 de marzo de 1392 y tomó posesión de la mitra el 13 de marzo de aquel mismo año. Gobernó Tarazona entre los años 1392 y 1404, año este último en que murió estando en Roma, pero no residió en su diócesis sino de manera muy coyuntural, administrándola por medio del vicario Juan de Lobera. Pérez Calvillo formó parte del séquito de Pedro de Luna, legado aragonés ante el papa Clemente de Aviñón. Tras la elección de Pedro de Luna como papa Benedicto XIII, en 1393, Pérez Calvillo se convirtió en uno de los apoyos más firmes del nuevo Pontífice y en defensor del palacio de Aviñón durante los cuatro años que estuvo asediado, lo que muestra bien su condición de prelado belicoso.

Pérez Calvillo fue uno de los personajes clave en materia jurídica y diplomática durante el pontificado del Papa Luna, pues fue el encargado de negociar la paz y fidelidad al Papa Luna de los duques ingleses de Gloucester y Lancaster y los franceses de Borgoña y Berry. La culminación de su carrera llegó en 1397, fecha en que Benedicto XIII le nombró cardenal, al tiempo que le encargaba numerosas y trascendentales misiones diplomáticas, siendo conocido en aquella época con el sobrenombre de “cardenal turiasonense”.

Pérez Calvillo fue hombre de sólida cultura, que tuvo una magnífica biblioteca, legada a la Catedral de Tarazona tras su muerte. Heredó y prosiguió el programa artístico de reconstrucción y revitalización de la diócesis de Tarazona inaugurado por su hermano.

Consiguió que el Papa diera una importante bula datada en Aviñón el 22 de agosto de 1399, en la que el Sumo Pontífice otorgaba ciertas indulgencias para quienes hicieran donaciones y sostuvieran el culto de la capilla mayor dedicada a Santa María de la Hidria y a la capilla de Santa Catalina de la Catedral de Tarazona, garantizando así la perpetuidad del culto en la capilla en que años después, una vez muerto, fue enterrado en suntuoso sepulcro fabricado por Pedro Corcan. Precisamente esta capilla, felizmente conservada, testimonia la larga estancia de su promotor en la Corte de Benedicto XIII y su afán por emular la actividad cultural de los cardenales aviñonenses y su condición de mecenas sofisticado y elegante, pues su retablo principal, dedicado a los santos Prudencio, Lorenzo y Catalina, obra del maestro Juan de Leví de hacia 1399, es una de las primeras que pueden estudiarse dentro del estilo internacional. Consta que tuvo un hijo natural a quien reconoció.

 

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Herbert González Zymla