Arrillaga, José Joaquín. Aya (Guipúzcoa), 1750 – Soledad (México), 24.VII.1814. Gobernador de las Californias.
Procedente de una importante familia de la nobleza vizcaína, ingresó pronto en el Ejército, encontrándose ya su presencia constatada en Sonora (Nueva España) hacia 1776. Sirvió primeramente en el presidio de San Miguel de Horcasitas, y en 1778 es ya ascendido a alférez de teniente, con presencia activa en los presidios de San Sabá y Bavia. Entre 1779 y 1782 estuvo presente en Sonora, Coahuila y Texas, siempre mostrando una gran actividad e iniciativa militar. Gracias a ello, en 1780 es ascendido a teniente. Recibió grandes reconocimientos por sus cualidades militares de los gobernadores Juan Bautista de Anza, que lo fue de Nuevo México, y de Diego de Borica, máximo responsable de las Californias.
En 1783 fue ascendido nuevamente al grado de capitán y trasladado al presidio de Loreto, donde se le recompensó con el empleo de teniente gobernador de las Californias, supeditado al gobernador. Se mantuvo efectuando importantes labores de administración civil y militar hasta 1792, en que por muerte repentina del gobernador José Antonio Romeu ostentó de manera automática el cargo de gobernador interino, como ocurría con quien poseía el rango de teniente gobernador. El virrey confirmó su cargo de interinidad el 21 de julio del mismo año. Después de hacerse cargo de las materias del anterior gobernador, marchó hacia el presidio de Monterrey en 1793.
Se ocupó no sólo de asuntos militares propios de su cargo, sino también de fiscalizar la hacienda local para evitar abusos y que las cuentas enviadas al virrey Revillagigedo tuvieran claridad. Propuso por primera vez que el “situado” —dinero para el pago de la tropa— enviado para los presidios se hiciera por adelantado para evitar descontento entre la tropa, medida que fue finalmente aceptada por el virrey. Vigiló las obras de reparaciones de diversos presidios y visitó los de la Alta California. Procuró que los soldados de las regiones más norteñas tuvieran “premios” especiales por el carácter de fundadores que muchos de ellos tenían.
Dictó medidas a favor de un mayor control de la hacienda pública y sentó las bases para posteriores nuevas fundaciones misionales en el norte de la Alta California.
El nombramiento de Diego Borica como gobernador titular de las Californias en septiembre de 1793 puso fin a esta primera etapa como gobernador, volvió entonces al presidio de Loreto, donde ostentó nuevamente el cargo de teniente de gobernador de las Californias de 1794 a 1800, con el grado de teniente coronel de caballería desde diciembre de 1794. Durante este tiempo se dedicó al establecimiento de misiones dominicas en la Baja California y al envío y control de “situados” y material diverso a los diferentes presidios. Realizó una importante misión exploratoria en 1796 por los territorios colindantes con el río Colorado y Sonora. Fruto de esta labor fue la fundación, en 1797, de la misión de Santa Catarina y la elaboración por Arrillaga de un importante diario de sus viajes, de alto valor descriptivo.
En 1800 el gobernador Borica cayó enfermo y se le nombró como nuevo gobernador interino de las Californias, cargo que desempeñó hasta 1804. Durante esta etapa de interinidad fomentó la agricultura y la ganadería, permaneciendo en Loreto la mayor parte del tiempo. Remitió varios informes acerca del estado de los presidios y de sus necesidades materiales y procuró la presencia de capellanes para la atención espiritual de los soldados. Intentó de las autoridades virreinales el aumento de soldados en los presidios y especialmente de oficiales.
Sus excelentes servicios fueron recompensados en 1804 con el cargo de gobernador de la Nueva California, con fecha oficial de expedición de 19 de marzo de 1805, tras la división de las Californias en dos gobernaciones, la Antigua y la Nueva. Se trasladó para su nuevo cargo a Monterrey en 1806. Fue ascendido a coronel en 1809. Se mantuvo en el cargo hasta su misma muerte en 1814.
Obras de ~: José Joaquín de Arrillaga: Diary of his Surveys of the Frontier, 1796 (ed. de J. W. Robinson, Los Ángeles, Dawson’s Book Shop, 1969).
Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Guerra, 7036, 2, y 7286, 20.
L. Navarro García, Don José de Gálvez y la Comandancia General de las Provincias Internas del Norte de Nueva España, Sevilla, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 1964; M.ª C. Velázquez, Establecimientos y pérdida del septentrión novohispano de la Nueva España, México, El Colegio de México, 1975; S. L. Hilton, La alta California española, Madrid, Mapfre, 1992; C. Lazcano Sahagún, “José Joaquín de Arrillaga: últimas exploraciones de importancia en la Antigua California”, en C. Lazcano Sahagún (ed.), La primera entrada, descubrimiento del interior de la Antigua California, Ensenada (México), Instituto de Investigaciones Históricas, 2000; M.ª L. Rodríguez Sala, Los gobernadores de las Californias, 1767-1804, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2003.
José Manuel Serrano Álvarez