Barreyro Quijano, José. La Habana (Cuba), 1746 – Acapúlco, Guerrero (México), 21.I.1809. Gobernador de la fortaleza de Acapulco.
Procedente de una familia acomodada habanera muy relacionada con el mundo de la milicia, ingresó como guardia de Coros el 15 de julio de 1766, aprovechando los beneficios que para los criollos tenía el nuevo reglamento de Milicias de La Habana de 1764, y que construyó paulatinamente un ejército colonial criollo al servicio de la Corona de España.
En 1769 fue ascendido ya a ayudante mayor de infantería y acompañó al brigadier Nicolás de Macía y Dávalos a una comisión especial a las islas Canarias para la reorganización de las milicias. En este empleo se mantuvo más de quince años ayudando a la formación táctica y técnica del regimiento fijo de Canarias, del que llegó a ser capitán de la compañía principal (septiembre de 1787).
Entre 1779 y 1782 fue comisionado para levantar los batallones de infantería destinados a Nueva Orleans durante la guerra. Sostuvo, además, la política de repoblación de canarios en aquella provincia, favoreciendo el enganche de soldados en la isla de la Gomera con sus propios recursos. Tuvo numerosas muestras de apoyo por su dedicación y esmero en las tareas de enseñanza a los cadetes milicianos, distinguiéndose durante la guerra contra los ingleses de 1779 a 1783, llegando a pagar de su propio bolsillo la pólvora para determinados servicios de defensa.
Dirigió, junto con el general marqués de la Cañada, la defensa naval de la isla apoyando con dinero la subsistencia de una balandra guardacostas, y ayudó al sostenimiento del real hospicio de San Carlos en la plaza de Santa Cruz de Tenerife, aportando de su bolsillo más de treinta mil reales, siendo comandante general de las islas el marqués de Branciforte.
Sirvió interinamente durante tres años en el gobierno militar de Canarias, apoyando decididamente la política de recluta local con destino a América, muchos de cuyos reclutas fueron enviados a la costa de los Mosquitos. Sus éxitos y los apoyos ganados tras años de servicio le llevaron al ascenso como sargento mayor graduado en noviembre de 1789. Se empleó decididamente a la defensa de las islas cuando estalló la guerra contra Francia en 1792, pero su antiguo superior en la isla, Branciforte, ya como virrey de Nueva España, le reclamó en 1794, embarcándose de nuevo para América en abril de 1794.
Sirvió directamente cerca del virrey hasta que en atención a sus méritos fue nombrado gobernador y comandante militar de la fortaleza de Acapulco, por decreto de 21 de septiembre de 1795, una de las plazas más importantes del virreinato, especialmente en las últimas décadas del siglo XVIII. Llevó a cabo numerosas obras en la ciudad, desecando un pantano cercano y mejorando las infraestructuras, no sólo con vistas a la defensa, sino muy especialmente para favorecer a la población. Proyectó hacer un puente sobre el caudaloso río Papagayo, para lo cual aprontó dinero y recursos sin cesar. De igual forma, mejoró la policía interna, comisionando nuevos empleos y se mostró siempre dispuesto a donar al rey pequeñas cantidades para sufragar los gastos de guerra.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Guerra, 7275,7; Archivo General de la Nación (México), Intestados, vol. 243 (exp. por fallecimiento del coronel Juan José Barreiro y Quijano).
L. Navarro García, Don José de Gálvez y la Comandancia General de las Provincias Internas del Norte de Nueva España, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 1964; G. Sosa Castañón, Ejército y cultura: Los oficiales del Ejército novohispano y sus libros, 1764-1810, tesis doctoral, México D. F. (México), Universidad Nacional Autónoma de México, 2011.
José Manuel Serrano Álvarez