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Esteban Lorenzo Tristán y Esmenola

Biografía

Tristán y Esmenola, Esteban Lorenzo. Jaén, 13.VIII.1723 – San Juan de los Lagos (México), 10.XII.1794. Obispo de Nicaragua y Costa Rica.

Nació en Jaén el 13 de agosto de 1723 y murió en San Juan de los Lagos, México el 10 de diciembre de 1794. Era chantre de la Catedral de Guadix cuando fue promovido al obispado de Nicaragua y Costa Rica, que entonces formaban una sola diócesis. Recibió la consagración episcopal de manos del obispo de Salamanca en el Convento de la Visitación en Madrid el 14 de enero de 1776.

Tomo posesión de su sede el 23 de marzo de 1777. Inmediatamente publicó un edicto relacionado con la disciplina del clero, que ya había mejorado gracias a las exhortaciones de monseñor Dionisio Vílchez. Trataba el problema de las escasas vocaciones sacerdotales y estableció lugares especiales para la formación del clero, según rigurosas medidas; declaró que sólo ordenaría a personas “limpias, útiles y con verdadera vocación” previa información de vida y costumbres. No tuvo piedad para castigar a los culpables de delitos de orden interno o externo, incluso con embargo de bienes y prisión sin contemplaciones. Intervino en la mejor administración de los sacramentos, celebraciones de misa, detalles de administración parroquial, construcción de templos y fomento de la enseñanza, además de numerosas obras filantrópicas.

A principios de enero de 1782 inició la visita pastoral a Costa Rica, que fue la décima efectuada en el país. El 5 de enero llegó a Nicoya. Allí debió de enfrentar los desmanes del corregidor Feliciano Hagedorn, quien se había erigido en dueño y señor del lugar, con la tácita aprobación de algunos sacerdotes a cambio de otros favores. Monseñor Tristán continúo la visita y una vez en Cartago, capital de la provincia, denunció a Hagedorn a la audiencia de Guatemala, ante la cual compareció y fue obligado a pagar una multa de 500 pesos.

El prelado llegó a Cartago a fines de marzo y allí su actividad no tuvo límites. Su principal preocupación fueron los templos, algunos ruinosos por efecto del descuido y los temblores; en ellos gastó mucho de su propio peculio. “Me empobrecí para toda mi vida —dice Monseñor Tristán— pero con mucho gusto mio” fundó nuevos oratorios de lugares alejados y producto de esta actividad fue la fundación de Alajuela o Villa Hermosa, integrada por cinco barrios. El primero de ellos era La Lajuela, hoy cabecera de la provincia.

La enseñanza encontró en Tristán un protector. Antes de su llegada se efectuaban en la casa de la Cofradía de los Ángeles escándalos increíbles, en Cartago. monseñor Tristán acabó con ellos y en el local fundó una Cátedra de Latín con intención de convertirla en seminario; ante la posición del gobernador Juan Flores y los regidores de Cartago, el obispo los acusó a audiencia; la solución fue la continuidad de la escuela en la antigua casa, y el Convento de La Soledad fue destinado a Hospital bajo la regencia de algunos padres de San Juan de Dios, encabezados por fray Pablo Bancos.

La actividad misionera de Tristán fue notable. Se interesó en los indios guatusos e intentó una visita a su territorio, la cual no pudo realizar por la fiereza de las tribus. El obispo permaneció en Costa Rica durante casi todo el año 1782.

Fue promovido a la sede de Durango, en México, en 1783. El 19 de abril de 1793 fue promovido a la diócesis de Guadalajara. Tomó posesión por medio de apoderado en 1794 y murió repentinamente en San Juan de los Lagos.

Como repaso general de la obra de este excelente prelado, se puede dar el siguiente resumen, que destaca lo más sobresaliente de su labor: a la iglesia de Cartago mandó hacerle serias reparaciones, pues ese templo había sufrido daños muy graves en años anteriores. Igualmente lo hizo con otras iglesias. Como quedó apuntado en líneas anteriores, fundó Alajuela o Villa Hermosa. A través del informe respectivo, ha quedado un relato muy completo de la pobreza extrema en que se vivía, al colmo de que las gentes no podían asistir a misa por falta de ropa; las mujeres debían usar el mismo traje por turno e igualmente los hombres con el suyo. El 12 de octubre de 1782 monseñor Tristán bendijo el primer oratorio.

En agosto de 1782 fundó una escuela de primeras letras en Cartago, que instaló en la antigua casa de los Ángeles, clausurada por los escándalos que allí se daban bajo pretexto de la Fiesta de la Virgen. Creó una Cátedra de Latín, subvencionada por él con 150 pesos anuales. Monseñor Tristán quería convertir la escuela en seminario, pero su propósito fue entorpecido por el gobernador Juan Flores y la escuela subsistió hasta que fuera erigida por Orden Real. También destinó el Convento de La Soledad para alojar el primer hospital bajo la regencia de los padres San Juan de Dios llegados al efecto.

En Nicaragua, concluyó y estrenó la Catedral de León, cooperó con las autoridades civiles para evitar las invasiones inglesas, fomentó el libre comercio con el resto de Centroamérica y fundó numerosas escuelas públicas.

Por todo eso, unido a su virtud personal, su don de mando, talento y ser ejemplo de laboriosidad con justicia se la ha llamado “modelo de prelados”. Fue, sin duda, el mejor obispo que tuvo la diócesis de Nicaragua y Costa Rica.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Nacional de Costa Rica, Secc. histórica, serie Guatemala, año 1782.

V. Sanabria, “Datos Cronológicos para la historia eclesiástica de Costa Rica (1778-1896)”, en La revista Costa Rica (VIII) (junio y julio de 1929); R. Blanco Segura, Esteban Lorenzo de Tristán, fundador de Alajuela, Alajuela, Costa Rica, Museo Histórico Cultural Juan Santamaría, 1983.

 

Ricardo Blanco Segura

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