Roa y Alarcón, Tomás de. Quilpolemu (Chile), 1738 – Concepción (Chile), 1805. Clérigo secular y obispo de Concepción (Chile).
El XIX obispo de Concepción nació en Quilpolemu, en el fundo de sus padres que pertenecía a la parroquia de Quirihue. Estudió en el Seminario de Concepción, donde obtuvo la licencia y la maestría en filosofía y teología en 1765. El seminario había sido autorizado a conceder estos grados debido a la extensa distancia que separaba a esta ciudad de Santiago y porque los jesuitas que lo regentaban en esos años habían elevado el nivel de los estudios.
A poco de ordenarse, el obispo lo nombró promotor fiscal del obispado, cargo que sirvió pocos meses, pues con la expulsión de los jesuitas el obispo Espiñeira tuvo que atender los servicios desempeñados por ellos en forma que no se hiciera sensible la separación de esos religiosos. Para lo cual escogió sacerdotes de los más respetables por su virtud y capacidad apostólica con el fin de ponerlos al frente de las parroquias misiones que quedaron acéfalas. Uno de estos sacerdotes fue Tomás Roa y Alarcón, quien fue nombrado cura misionero y capellán real del tercio de Santa
Después de haber ejercido su misión en esta plaza, se trasladó a Lima, capital del virreinato, para completar sus estudios eclesiásticos y se doctoró en Teología. Debió destacarse entre muchos distinguidos sacerdotes, pues fue nombrado examinador sinodal del arzobispado, cargo que desempeñó en forma eficiente gracias a su caudal de ciencia, su experiencia y virtud.
A su regreso a Concepción ingresó en el coro de la catedral como canónigo de merced en 1778 y en 1791 ascendió a arcediano. Dos años después fue elegido deán catedralicio. En calidad de tal participó activamente en una de las misiones políticas más importantes de su carrera sacerdotal: el Parlamento de Negrete que el gobernador Ambrosio O’Higgins celebró con los araucanos como medio de mantener la paz en la zona de la Araucanía.
El 12 de septiembre de 1794, fue elegido obispo de Concepción por Pío VI, siendo el primer obispo de esa diócesis nacido en su mismo territorio. Después de ser consagrado en Santiago por el obispo Francisco José Marán en 1795, el nuevo obispo se embarcó en Valparaíso para irse a Chiloé y comenzar por este archipiélago su visita pastoral. Dos años después, al terminar la visita a las restantes regiones de su diócesis, daba cuenta al rey de su labor pastoral a estas regiones que solían recibir a lo lejos la visita de un obispo. No era fácil realizar esta tarea debido al ataque de los corsarios y de los indios araucanos.
Una vez en su sede, el obispo Roa abrió concurso para la provisión de curatos vacantes por acefalia y dedicó una atención preferencial al seminario. Falleció a los setenta y dos años, en septiembre de 1805. Poco pudo hacer en los diez años de su ejercicio episcopal, pues los achaques de la vejez impedían la actividad en región tan lluviosa y poblada por indígenas que se sublevaban con frecuencia.
Bibl.: R. Muñoz Olave, Rasgos biográficos del clero de Concepción, Santiago de Chile, Imprenta San José, 1916; C. Oviedo Cavada, Los obispos de Chile, Santiago de Chile, Editorial Salesiana, 1979; F. Campos Harriet, “Tomás de Roa y Alarcón”, en Episcopologio chileno. 1561-1818, t. IV, Santiago de Chile, Ediciones Universidad Católica de Chile, 1992.
Marciano Barrios Valdés