Ayuda

Dionisio Mantuano

Biografía

Mantuano, Dionisio. Manzolino (Italia), 5.VII.1622 – Madrid, 9.III.1683. Pintor, decorador y arquitecto.

Hijo de Benedetto y Antonia Mantovani, se desconocen detalles sobre su primera formación, si bien hubo de transcurrir en el ámbito artístico boloñés y centrado en la pintura de perspectivas y la arquitectura. Su única obra conservada en tierras italianas es la bóveda del Oratorio del Espíritu Santo, en el complejo de Santa María dei Celestini de Bolonia (Italia). La decoración consiste en una arquitectura fingida en el techo, conocida en la terminología artística como “cuadratura”, tipología en la que se especializó Mantuano.

Tras su paso por Génova, donde posiblemente compaginó la pintura con algunos trabajos de ingeniería, marchó a España. Entre 1660 y 1661 colaboró con Angelo Michele Colonna en la conclusión de la pintura del salón de la ermita de San Pablo del Buen Retiro y, asimismo, trabajó en la instalación definitiva de la fuente de Narciso en el jardín de la misma, que había dejado inacabada Baccio del Bianco. Desde entonces permaneció ligado al Real Sitio del Buen Retiro como pintor de tramoyas y decoraciones teatrales.

En torno a 1661-1662 formó parte del equipo que decoró los muros de la llamada Huerta de Sora, el actual palacio de La Moncloa, perteneciente al marqués de Heliche, Gaspar de Haro y Guzmán (después IX marqués del Carpio). Seguramente bajo la dirección de Colonna, trabajó en compañía del también italiano José Romaní y de los españoles Juan Carreño, Francisco Rizi y Francisco Pérez Sierra. También participó en las pinturas del Jardín de San Joaquín, otra de las posesiones del marqués.

Su relación con Heliche acabó por ocasionar su encarcelamiento en 1662, cuando se frustró un atentado contra Felipe IV en el Coliseo del Buen Retiro. El noble ocupaba la Alcaidía del Real Sitio y Mantuano estaba encargado de los decorados de la obra Faetonte de Calderón de la Barca, entre los que se encontraron cargas de pólvora. Tras unos meses recluido, fue absuelto de cargos y reincorporado a sus tareas artísticas al servicio de la Corona.

Entre 1662 y 1663 ejecutó las pinturas del camarín de la Virgen de la Almudena, en la iglesia de Santa María de Madrid. En 1663 recibió el encargo de la decoración de la iglesia de la Virgen de Atocha, bajo la dirección de Francisco de Herrera el Mozo, trabajo que finalmente no llevó a cabo. Recibió el título de pintor honorífico del Rey (1665) y más tarde el nombramiento de pleno derecho (1668). También fue nombrado caballero de la Orden de San Juan de Letrán, por intermediación del nuncio Vitaliano Visconti Borromeo.

Su labor al servicio de la Corte se dividió entre la asistencia a fiestas y obras teatrales, como las celebradas en la Zarzuela en 1670, y la conservación de los frescos y otras pinturas murales de los palacios reales.

Tras el incendio de parte del monasterio de El Escorial en 1671, fue consultado para su reconstrucción.

Propuso la sustitución de las estructuras de madera por bóvedas tabicadas de ladrillo, cuyo proyecto se conserva en el Archivo Histórico Nacional de Madrid (15 de mayo de 1672).

En 1675 trabajó en la decoración del cuarto del Rey del Alcázar de Madrid y colaboró con Claudio Coello en los frescos de la capilla de Cristo del Colegio Imperial de Madrid (actual colegiata de San Isidro).

Posteriormente pintó las falsas arquitecturas de la capilla del Milagro del convento de las Descalzas Reales (1678-1679), obra realizada junto a Francisco Rizi, autor de las figuras, por encargo de Juan José de Austria. También en fechas próximas retocó y rehízo parte de la pintura de la Casita de Nazaret del mismo convento. Su actividad teatral se intensificó con las fiestas de recibimiento de la primera mujer de Carlos II, María Luisa de Orleans. Pintó entonces el techo del Coliseo del Retiro (1679), e intervino en los decorados de la comedia de Calderón Hado y divisa de Leónido y Marfisa (1680). Entre los miembros de su equipo, se conocen los nombres de Juan Esteban de Mojares, Diego Ungo de Velasco y Godofriz Allart.

También con motivo de la llegada de la Soberana, trabajó junto con Rizi y Carreño en el fresco de la bóveda de la galería de damas del cuarto de la Reina del Alcázar madrileño. Por esos mismos años se vio implicado en los problemas de los pintores con la Cofradía de los Siete Dolores, pues al rehusar aceptar la mayordomía anual de la cofradía junto con Herrera el Mozo, fue interpelado judicialmente por Coello y José Jiménez Donoso (1679).

También trabajó para importantes miembros de la nobleza establecidos en la capital. Así, decoró los techos de la llamada Casa Puerta, residencia del embajador de los cantones suizos Juan Bautista Cassani (c. 1670); la sobreescalera del palacio del Nuncio (c. 1670); y la fachada del palacio del marqués de los Balbases en la carrera de San Jerónimo, en colaboración con Vicente Benavides. Tuvo estrechas relaciones con la colonia italiana afincada en Madrid, caso del escultor Juan Bautista Moreli, así como con la Nunciatura Apostólica. Sólo se conoce una única pintura de caballete de su mano, un San Sebastián de la parroquia madrileña del mismo nombre.

 

Obras de ~: Pintura: Bóveda del Oratorio del Espíritu Santo, Bolonia (Italia); Restos de la decoración mural de la antigua capilla del Cristo de la colegiata de San Isidro, Madrid, 1675; Capilla del Milagro, monasterio de las Descalzas Reales, Madrid, 1678-1679; Restauración de la Casita de Nazaret, monasterio de las Descalzas Reales, Madrid, c. 1679; El martirio de san Sebastián, parroquia de San Sebastián, Madrid.

Dibujo: Boceto para la decoración de una bóveda, Madrid, Museo Nacional del Prado (atr.).

Proyectos de arquitectura: Planos y proyecto de reconstrucción del monasterio, El Escorial (Madrid), 1672.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, Consejos, Cámara de Castilla, leg. 16.196.

C. Malvasia, Le pitture di Bologna, Bolonia, 1686; A. Palomino, El Museo Pictórico y Escala Óptica. II. El Parnaso Español Pintoresco y Laureado, Madrid, Viuda de J. G. Infanzón, 1724; J. A. Ceán Bermúdez, Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las Bellas Artes en España, Madrid, Real Academia de San Fernando, 1800; F. J. Sánchez Cantón, Los Pintores de Cámara de los Reyes de España, Madrid, Hausser y Menet, 1916; Marqués del Saltillo, “Efemérides artísticas madrileñas”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, 120 (1947), págs. 600-685; “Efemérides artísticas madrileñas (1603-1811)”, en Boletín de la Sociedad Española de Excursiones, LII (1948), págs. 5-120; A. E. Pérez Sánchez, Pintura del siglo xvii en España, Madrid, Fundación Valdecilla, 1965; N. D. Shergold y J. E. Varey, Fuentes para la Historia del Teatro en España, I. Representaciones palaciegas: 1603-1699. Estudio y documentos, Londres, 1982; J. L. Sancho, M. T. Fernández Talaya y G. Martín Olivares, “La reconstrucción del Monasterio de El Escorial después del incendio de 1671”, en Ciudad de Dios, 202 (1989), págs. 675-733; R. López Torrijos, “Coleccionismo en la época de Velázquez: el Marqués de Heliche”, en VV. AA., Velázquez y el Arte de su tiempo, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1991, págs. 27-36; E. González Asenjo, “Dionisio Mantuano, pintor en la Capilla del Milagro de las Descalzas Reales de Madrid”, en Reales Sitios (RS), 35 (1998), págs. 74-75; M. J. Muñoz González, “Dionisio Mantuano y la Casita de Nazaret”, en RS, 36 (1999), págs. 76-77; S. Salort, Velázquez en Italia, Madrid, Fundación de Apoyo a la Historia del Arte Hispánico, 2002; D. García Cueto, “Dionisio Mantuano. Ventura y desventuras de un pintor boloñés en las cortes de Felipe IV y Carlos II”, en VV. AA., Los extranjeros en la España moderna: actas del I Coloquio Internacional, celebrado en Málaga del 28 al 30 de noviembre de 2002, vol. II, Málaga, 2003, págs. 227- 240; A. Aterido, “Mitelli, Colonna, Velázquez y la pintura mural en la corte de Felipe IV”, y J. R. Sánchez de Peral y D. García Cueto, “Dionisio Mantuano, un artista en las cortes de Felipe IV y Carlos II”, en A. Serra y J. L. Colomer (dirs.), Bolonia y España. Siete siglos de relaciones artísticas, Madrid, Centro de Estudios Europa Hispánica y Fundación Carolina, 2006, págs. 241-264 y págs. 265-278, respect.

 

Ángel Aterido