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Isidro Casado de Acevedo y Rosales

Biografía

Casado de Acevedo y Rosales, Isidro. Marqués de Monteleón (I). Milán (Italia), c. 1663 – Venecia (Italia), 11.XI.1733. Diplomático, consejero del Real y Supremo Consejo de las Indias.

Por ambas líneas, paterna y materna, pertenecía a familias nobles, de origen peninsular, establecidas en el Milanesado desde el siglo xvii: familias emparentadas entre sí y con la de los Patiño. Su padre, Pedro Casado y Rosales, muerto en 1707, había sido cuestor togado del Estado (1691), El joven Isidro empezó su cursus como cuestor togado supernumerario (1687), hasta que, al cumplir veinticinco años, entró en posesión de una plaza efectiva (1691). La llegada del príncipe de Vaudemont al gobierno general del ducado (1698) marcó una etapa decisiva en la carrera de Isidro.

Muy apreciado por el nuevo gobernador, desempeñó varias comisiones en la Corte de Mantua antes de ser nombrado embajador extraordinario cerca del duque (abril de 1701), a quien impulsó a tomar el partido de Felipe V y a facilitar la entrada de tropas francesas en Mantua. Premiado con el título de marqués de Monteleón (11 de junio de 1701), con el vizcondado previo de Alcázar Real, el joven diplomático acompañó al duque en el largo viaje que éste hizo en 1704 a la Corte para negociar el segundo matrimonio de su amo. En aquella época se decía de Monteleón: “Gobierna al duque de Mantua [...], es el español más francés que se puede ver” y “es un hombre de mucho ingenio y destreza, además de atrevido y emprendedor”.

De vuelta a Italia pasó al servicio del Rey católico, quien le mandó de enviado extraordinario a Génova, adonde llegó el 11 de diciembre de 1704.

Allí se quedó varios años, aunque se ausentó dos veces en comisión de servicio: a París de 9 de enero a 1 de septiembre de 1708, y a Roma, de 13 de diciembre de 1708 a 20 de febrero de 1709, en compañía del francés Tessé, quien le apreciaba como “un verdadero y virtuoso Español, juntando a las buenas cualidades de la honrada gente de su nación, toda la industria, la pericia y la penetración de un Italiano”.

Hecho consejero supernumerario de capa y espada del Consejo de Indias el 21 de septiembre de 1711 y elegido tercer plenipotenciario español en el Congreso de Utrecht (28 de diciembre), dejó Génova el 7 de enero de 1712 y, pasando por Madrid, marchó a París, adonde llegó el 25 de abril, para acudir a las audiencias con Luis XIV (21 de mayo) y con el ministro Torcy, quien le calificó de “hombre de ingenio, muy vigilante y activo”. Tras unas semanas de estancia en Utrecht, Monteleón fue enviado como ministro plenipotenciario a Londres (28 de octubre), con el fin de tomar contacto con el ministerio inglés y la reina Ana, a la que vio el 21 de diciembre. De vuelta a Utrecht en marzo de 1713, participó en las negociaciones que condujeron a la firma de los tratados de paz de 13 de julio de 1713 y 26 de junio de 1714.

Designado el 25 de octubre de 1714 como embajador extraordinario en Gran Bretaña, renunció a su plaza en el Consejo de Indias el 20 de enero de 1717. Muy adicto a Francia y “fiel, en sus principios y su conducta, a la unión íntima entre Francia y España que con razón juzgaba absolutamente necesaria a ambas coronas” (Saint-Simon), Monteleón tuvo que afrontar muchas dificultades en el período del mando de Alberoni. Opuesto a las iniciativas bélicas, partidario de la conciliación y hasta de la adhesión a la Triple (1717) y la Cuádruple Alianzas (1718), hizo cuanto pudo por contrarrestar los proyectos del cardenal que apoyaba desde La Haya el embajador español Beretti Landi, colega y competidor de Monteleón. Éste conoció una relativa desgracia por parte de los Reyes, entonces obcecados por Alberoni, quien le acusaba de mal servir a sus amos y de preferir sus negocios particulares al desempeño del cargo. La invasión de Sicilia y la batalla naval del Cabo Passaro (11 de agosto de 1718) ocasionaron la llamada de Monteleón (20 de septiembre) y el desencadenamiento de la guerra.

Una vez en Holanda, Casado se enteró de la caída de Alberoni (5 de diciembre de 1719) y no tardó en volver a la actividad: fue designado como embajador en las Provincias Unidas en sustitución de Beretti Landi, quien marchó a Francia el 8 de enero de 1721 como segundo plenipotenciario en el Congreso de Cambrai.

Tras presentar sus credenciales el 4 de marzo, el marqués se afanó por recuperar el favor de los Reyes, aprovechando la influencia de la antigua nodriza de la Reina, Laura Piscatori, cuya hija casó en 1723 con un hijo de Monteleón. Salido con licencia para España, llegó a Madrid en el mismo momento de la abdicación de Felipe V (10 de enero de 1724). Durante los seis meses de su estancia, pasó bastante tiempo en San Ildefonso, donde le parecía que se encontraba la realidad del poder, y se dedicó a examinar con los Reyes las posibilidades de establecer a Don Carlos en Italia. Según parece, Felipe V le hizo repetidas instancias para que aceptase el cargo de primer ministro, pero Monteleón no quiso ocupar ni éste ni otro cualquiera en la Corte, ya que le parecía “casi imposible el sostenerse en ellos sin atraerse la animadversión de los dos monarcas”. Finalmente, el 13 de junio, se le entregaron credenciales para las cortes de Francia e Inglaterra y para los príncipes de Italia, con el fin de arreglar los negocios e intereses de Don Carlos. Tras dejar Madrid el 28 de julio, Monteleón se presentó en París el 20 de agosto y fue recibido por Luis XV el 3 de septiembre, a los tres días de la muerte de Luis I.

A pesar de varios meses de estancia en la Corte francesa, no consiguió ningún adelanto y, sobrevenida la devolución de la infanta (19 de marzo de 1725), tuvo que marchar con ella el 5 de abril; llegaron a Madrid el 4 de junio. En la capital desplegó muchos esfuerzos y habilidad para aquietar el rencor de los Reyes y abrir la vía a una reconciliación, empleando las buenas relaciones que tenía en ambas cortes. Mientras tanto había enviado sus recredenciales a Holanda (10 de octubre de 1725) y solicitado sin éxito la embajada de Viena (1726). Por fin, el 18 de agosto de 1727, fue nombrado embajador en Venecia y plenipotenciario cerca de los príncipes de Italia, siempre con vistas a conseguir del Emperador un establecimiento para el infante Don Carlos en Italia. Pasando por Turín (16 de diciembre), Milán, Parma y Florencia, Monteleón llegó a Venecia el 18 de abril de 1728.

Desde entonces ya no desempeñó ningún papel. Su sucesor, Fuenclara, declaró en 1734 que esa embajada sólo era buena “para un viejo que no quiere ya trabajar, y sólo desea vivir con toda libertad, como Monteleón”. De este personaje, tan importante como mal conocido, el continuador de los Comentarios de San Felipe ha dejado un retrato elocuente: “Este ministro [...] era muy adecuado para cumplir con todo género de comisiones. Su carácter abierto y alegre hacía su sociedad apetecible. Este señor amaba todo lo que sirve para conocer bien a los hombres, así como son la mesa, conversación, libertad y despejo; en esto bien diferente de otros ministros que afectan siempre grande ocupación, y de la pedantesca representación de creerse obligados a mantenerse perpetuamente ocultos, haciéndose inaccesibles a todos”.

Al parecer Monteleón estuvo casado dos veces. Primero con una señorita Velasco, de la que no se sabe nada, pero que le dio cuatro hijos: Antonio, Francisco y Pedro, ambos consejeros de Indias, y Catalina.

Luego se casó con María Manuela Puga y Gago, de Pontevedra; de este enlace no hubo descendencia.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Estado, lib. 567; Gracia y Justicia, libs. 334, 814; Archivo Histórico Nacional, Consejos, leg. 8976.

D. Ozanam, Les diplomates espagnols du xviiie siècle, Madrid- Bordeaux, Casa de Velázquez-Maison des Pays Ibériques, 1998; M. A. Ochoa Brun, Embajadas rivales: la presencia diplomática de España en Italia durante la guerra de Sucesión, Madrid, Real Academia de la Historia, 2002; A. Álvarez-Ossorio, “Felipe V en Italia. El Estado de Milán bajo la casa de Borbón”, en E. Serrano (ed.), Felipe V y su tiempo. Congreso internacional, t. I, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 2004, págs. 775-842.

 

Didier Ozanam

 

 

 

 

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