Sancha Sanz, Gabriel José. Madrid, 18.III.1746 – 13.III.1820. Impresor, editor y encuadernador.
Recibió una educación dirigida desde el primer momento hacia el desarrollo de la que habría de ser su profesión. En 1760, con apenas quince años, su padre le llevó, pensionado por Carlos III, a París para aprender el oficio de encuadernador. Debió aprender con rapidez y ventaja, como lo demuestra el hecho de que en 1766 fuese nombrado encuadernador de Cámara del Rey. Volvería Gabriel a París en varias ocasiones, mas para estancias más o menos largas hasta que la transformación de la imprenta familiar en uno de los principales negocios editoriales del país reclamaba su presencia definitiva en Madrid desde 1733.
Fue Gabriel un hombre inteligente y un trabajador responsable y meticuloso, pero sobre todo un hombre dominado por su padre e imbuido de un sentimiento de lealtad y sumisión a éste. La figura de Gabriel Sancha, probablemente el mejor impresor de la última década del siglo xviii y de la primera del xix, ha quedado velada por la arrolladora presencia de su padre Antonio Sancha.
En 1782 Gabriel empeñó su palabra en matrimonio con una criada de la casa. El patriarca no estaba dispuesto a consentirlo y forzó a su primogénito, por aquel entonces ya un hombre de treinta y cinco años, a un nuevo viaje en el que durante tres años viajó por Francia, Inglaterra y Países Bajos y que aprovechó para profundizar en el conocimiento de su oficio. La palabra empeñada acarreó graves consecuencias que sólo las influencias de Antonio Sancha, que llegó a escribir al Rey, lograron evitar. Con el espinoso asunto resuelto pudo Gabriel volver a España sin miedo a perder la libertad y aplicar los nuevos conocimientos al mayor engrandecimiento de la Casa de Sancha.
En 1788, en un matrimonio planeado por su padre, se casó con Manuela Moreno, hija del grabador Juan Moreno, buen amigo y colaborador de su padre. De este matrimonio nacieron dos hijos, Indalecio, en 1792, y Estefanía En 1790 falleció Antonio Sancha y dejó a Gabriel como principal heredero al frente de la imprenta. Recibió Gabriel de esta manera uno de los principales negocios editoriales del siglo y con él, proyectos iniciados y ruinosos que acabaron arruinando la Casa.
Como encuadernador no desmereció la labor de su padre, gran conocedor de lo que se realizaba en Francia e Inglaterra a él se deben los mejores trabajos en este campo hasta 1800. Como impresor imprimió, además de encargos particulares, para el Consejo de las Órdenes, la Real Academia de la Historia, Real Sociedad Económica de Madrid, Escuelas Pías de San Antón y otros organismos oficiales. Como editorimpresor se encuentran en Gabriel dos facetas, una como continuador de los proyectos de su padre en la que se pueden destacar obras como los tomos IX a XX de la Historia crítica de España y la cultura española (1791-1805) del abate Juan Andrés, el tomo V de Teatro histórico crítico de la elocuencia española (1794), de Capmany o los tomos IV a XII de la Enciclopedia Metódica (1791-1794), entre otras. De su otra faceta como editor-impresor de sus propios proyectos se pueden destacar las Odas (1794) de Pedro Montegón, sus propias ediciones, que no reimpresiones de las de su padre, del Quijote (1797-1798) y de los Trabajos de Persiles y Sigismunda (1802), Flora peruviana et chilensis (1798-1802), considerada la mejor obra realizada por Gabriel, y otras muchas obras de todo tipo y temática, siendo incluso de los primeros que publicó para niños con Gazeta de los niños o principios de moral, ciencia y artes acomodados a la inteligencia de los niños.
No supo o no pudo mantener la altura del negocio heredado, no se deshizo de rémoras, como la Enciclopedia metódica, que socavaron los cimientos del negocio. En 1797 abandonó la Casa de la Aduana vieja trasladándose a un local más modesto en la calle del Lobo. La Guerra de la Independencia en 1808 y la posterior posguerra que paralizaron el negocio del libro asestaron el golpe definitivo a la que había sido la principal imprenta madrileña tras la de Ibarra. A su muerte el 13 de marzo de 1820, dejó en herencia a su hijo Indalecio un negocio hundido que sería imposible reflotar.
Bibl.: I. Sancha, “Ibarra.=Los dos Sancha”, en El artista, III (1836), págs. 156-159; E. Cotarelo y Mori, “Un gran editor español del siglo xviii. Biografía de D. Antonio Sancha”, en Bibliografía general española e hispanoamericana, II Crónica, (1923), págs. 55-66, 69-80 y 82-92; M. López Serrano, “Antonio de Sancha, encuadernador madrileño”, en Revista de la Biblioteca, Archivo y Museo del Ayuntamiento de Madrid, 54 (1946), págs. 269-307; M. López Serrano, “Una tormenta doméstica sobre la familia Sancha”, en Revista de bibliografía nacional, VII (1946), n.º 194, págs. 391-409; V. Castañeda, “Ensayo de un diccionario biográfico de encuadernadores españoles”, en Boletín de la Real Academia de la Historia, t. CXLII, cuaderno I (enero-marzo de 1958), págs. 37-41; M. López Serrano, Gabriel de Sancha, editor, impresor y encuadernador madrileño (1746-1820), Madrid, 1975.
Sergio Martínez Iglesias