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Rafael Bernier Soldevilla

Biografía

Bernier Soldevilla, Rafael. La Carlota (Córdoba), 22.XI.1894 – Córdoba, 21.V.1969. Perito aparejador.

Nació en el seno de una familia relativamente acomodada de esta colonia carolina: su padre era el propietario de la Real Posada; su madre, nieta de uno de los mayores propietarios de la localidad a mediados del siglo XIX. No obstante, la muerte de su padre en 1904, cuando apenas contaba con nueve años, daría un giro radical a su vida. Su madre, consciente de que sólo los estudios podrían garantizar a su hijo un buen porvenir, decidió trasladarse a Córdoba en ese mismo año. En 1907, Rafael Bernier se matricula en la Escuela Superior de Artes Industriales de Córdoba, finalizando posteriormente en Sevilla la carrera de Perito Aparejador. Por este motivo el primer enfoque que dio a su vida laboral fue el de dibujante, donde se fue ganando un gran prestigio. Fue profesor de Dibujo en la Escuela de Artes y Oficios cordobesa durante más de cuarenta años, alcanzando tal prestigio su magisterio que sus alumnos eran solicitados por los principales arquitectos y empresas.

Fue un estudioso del arte en general y de la arquitectura cordobesa en particular. Dirigió la restauración de numerosos palacios y casas y participó, además, como estrecho colaborador de su amigo, y prestigioso arquitecto, Félix Hernández, en la restauración de monumentos tales como Medina Azahara o la mezquita de Córdoba. Su profundo amor al pasado y a sus tradiciones le llevó asimismo a recuperar la perdida tradición de la decoración y repujado del cuero cordobés, para lo cual no dudó en viajar a París en 1920, donde investigó sobre este particular durante algunos meses. El resultado no pudo ser más satisfactorio: su cada vez más depurada técnica y su especialización en la confección de pergaminos y miniaturas hicieron que su fama se extendiera y acrecentara; lo que hizo que recibiese encargos de trabajos para las más representativas autoridades e instituciones del momento, entre las que destacan Alfonso XIII, Alcalá-Zamora, Francisco Franco o el papa Pío XII.

Desde las más altas autoridades civiles, eclesiásticas y profesionales hasta el más sencillo alumno o albañil acudían a él por la garantía que brindaban sus trabajos, sus informes artísticos y técnicos, así como sus valorados conocimientos.

Del mismo modo, su amplia formación intelectual tampoco le permitió permanecer impasible ante los graves problemas de la época en que le tocó vivir, tal y como lo evidencian, por ejemplo, su condición de firmante del Manifiesto de Córdoba de 1918 o los numerosos escritos que publicó en la prensa local cordobesa, sobre todo en el Diario de Córdoba, en los que apostaría claramente por un profundo regeneracionismo social y político.

Con la llegada de la Guerra Civil, por motivos políticos, hubo de interrumpir su labor docente. Y no sólo ésta, ya que sus artículos y opiniones hubieron también de acallarse en estos conflictivos años. Ahora bien, no dejaría de disfrutar del apoyo y simpatía de diversas personalidades e instituciones. Sólo así puede entenderse que a finales de 1937 fuese admitido en el Colegio y en la Diputación Provincial de Córdoba, con la única condición de que se incorporara dos o tres años más tarde. A partir de entonces, compaginó, pues, su labor docente con la de aparejador de la Diputación Provincial de Córdoba. Por su faceta de dibujante al servicio de los más prestigiosos arquitectos cordobeses de su momento, así como por su talante honesto y honrado, fue nombrado único perito tasador del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, trabajo que se extendió a la proyección, dirección y decoración de los edificios y locales que esta institución construyó en la provincia de Córdoba, así como en parte de la de Jaén. De entre todos ellos, destaca, sin duda, el edificio erigido en su localidad natal, del que no sólo diseñó la planta y alzados, sino también su decoración interior, que él mismo realizó por medio de artísticos pirograbados.

En 1962 se jubiló como profesor, falleciendo en la antigua capital califal siete años después.

 

Bibl.: S. Aguayo Pérez, La Carlota. Una historia de sus calles, Córdoba, Diputación Provincial-Ayuntamiento de La Carlota, 2003; P. Bernier Delgado, Una historia silenciada. Tres familias de La Carlota en el siglo xix, Córdoba, Litopress, 2004.

 

Adolfo Hamer Flores