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Antonio Díez Hurtado de Medrano

Biografía

Díez Hurtado de Medrano, Antonio de. Antonio de Medrano. Navarrete (La Rioja), 1486 – ?, 1549. Clérigo alumbrado y epicúreo.

Hijo del converso Pero Díez y de Toda Hurtado de Medrano, su voluntad de asimilación social le llevó a ocultar su ascendencia conversa adoptando el apellido de su madre. Estudió en la Universidad de Salamanca, donde obtuvo el bachillerato en Cánones. En 1516 se encuentra en la órbita de la beata Francisca Hernández, de la que Adriano de Utrech —futuro papa Adriano VI— había dicho que tenía “los ojos demasiado alegres para ser beata”, y se convierte en su confesor, amigo y partidario más ferviente.

La vida de Medrano fue un continuo encontronazo con la Inquisición. En 1519-1520 se ve envuelto en el proceso iniciado por la Inquisición de Valladolid contra Francisca Hernández y se le condena a no residir cerca de donde ella vivía. En 1524 se le incoa un nuevo proceso, esta vez en Salamanca, por el representante del obispo, el provisor Juan Bernal. Es acusado de defender la impecabilidad (afirmar que tenía gracia de Dios para quitar la pasión de la carne) y de abrazar, besar y hacer otras cosas deshonestas con beatas y doncellas. Condenado al destierro de la ciudad y obispado, apela la sentencia pero inmediatamente desiste y regresa a su tierra, La Rioja. No pasará mucho tiempo sin que se vea implicado en un nuevo proceso, posiblemente instigado por los intereses del arcediano de Logroño, Rodrigo de Cabredo, que pretendía arrebatar a Medrano sus derechos sobre un beneficio de las iglesias de Navarrete y Fuenmayor. En 1526, Juan de la Torre, familiar del arcediano Cabredo y comisario de la Inquisición, le acusa de mantener relaciones amorosas con Juana López que aporta unas cartas de subido tono erótico-religioso que le había escrito Medrano. Encarcelado en Calahorra, el proceso se resuelve en 1527 cuando es condenado a una multa de cien ducados de oro, abjuración de levi y conminación a que despida a la beata que vive con él; a que nunca predique en casas privadas ni lugares públicos y a que dé la Eucaristía sólo a personas adultas y de legítima edad.

El 5 de marzo de 1530 recibe en Navarrete la citación de los inquisidores de Toledo, Mexía y Vaguer, que inician el más complejo y rotundo proceso contra Medrano. El fiscal le acusa de alumbradismo y epicureísmo (movimiento condenado en todos los manuales de inquisidores como herejía) con su corolario de escepticismo materialista, así como de considerar santa y haber mantenido relaciones sospechosas con Francisca Hernández. Es encarcelado en Toledo y padece tormento. La sentencia, del 21 de abril de 1532, le condena, entre otras penas, a una multa de treinta mil maravedís, retractación pública, abjuración de vehementi, suspensión de todo oficio sacerdotal por dos años y reclusión perpetua en un monasterio.

La personalidad poliédrica de Medrano, que se había relacionado muy pronto con las corrientes espirituales más novedosas (alumbradismo, erasmismo) y se hallaba influido por el pensamiento del obispo Juan de Cazalla y Ramón Sabunde, se refleja en los juicios de la Inquisición (según el edicto de 1525 era alumbrado; para el fiscal Angulo, epicúreo), en la pluralidad de las opiniones de los testigos (tendencia al erotismo, signos judeoconversos, antisacramentalismo, rechazo del ayuno y la abstinencia) y en la propia declaración del afectado, con patentes contradicciones internas en las que es visible el miedo y las estrategias nicodemíticas del disimulo.

 

Bibl.: A. Selke, “El caso del bachiller Antonio de Medrano, iluminado epicúreo del siglo XVI”, en Bulletin Hispanique, LXVIII (1956), págs. 393-420; M.ª A. Cillero, “Proceso a Antonio de Medrano, un alumbrado singular”, en J. Pérez Villanueva (dir.), La Inquisición española. Nueva visión, nuevos horizontes, Madrid, Siglo XXI, 1980, págs. 815-819; A. Márquez, Los Alumbrados, orígenes y filosofía (1525-1559), Madrid, Editorial Taurus, 1980; J. Pérez Escohotado, Proceso inquisitorial contra el bachiller A. de Medrano (Logroño, 1526-Calahorra, 1527), Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, 1988; “Automedicación y dieta de Antonio de Medrano, alumbrado epicúreo: sus cédulas gastronómicas”, en Cuadernos de Investigación Histórica Brocar, 15 (1989), págs. 7-27; Antonio de Medrano, alumbrado epicúreo. Proceso inquisitorial (Toledo, 1530), Madrid, Editorial Verbum, 2003.

 

Antonio Fernández Luzón