Ayuda

Alfonso López de Haro

Biografía

López de Haro, Alfonso. Señor de Calahorra, Nájera, Logroño y Ágreda. ?, p. t. s. xiii – ?, 15.XI.1264. Noble, señor.

Hijo menor de Lope Díaz de Haro, señor de Vizcaya, y de Urraca Alfonso, hija ilegítima de Alfonso IX de León, parece condenado a un papel secundario dentro de su poderosa familia; sin embargo, su fidelidad a Fernando III, junto al recelo de este Monarca ante el poder acumulado por el señor de Vizcaya, convierten a Alfonso López de Haro en el principal noble del territorio riojano durante los años centrales del siglo xiii. Además, su trascendencia histórica aumenta al suponer el origen de la rama secundaria del linaje de los Haro que, después de su muerte, recibió el señorío de Cameros. Su primera mujer fue María Álvarez, hija del señor de Cameros, Álvaro Díaz. Un nieto de ambos, Juan Alfonso de Haro II, recibió de Sancho IV el señorío de Cameros, vacante desde la ejecución de su anterior titular, Simón Ruiz, en 1277. Este linaje secundario de los Haro disfrutó de dicho señorío hasta el ajusticiamiento de Juan Alfonso de Haro III, biznieto del personaje biografiado, en 1334.

A la muerte de su padre en 1236, su hermano mayor, Diego López de Haro, recibió el señorío de Vizcaya y el resto del patrimonio familiar, salvo la mayoría de las “tenencias” riojanas cuya posesión concedió Fernando III a Alfonso López de Haro. En 1237, éste figuraba ya al frente de la ciudad de Calahorra; de igual modo, era también señor de Nájera a partir de 1239; después de 1244, se documenta al frente de Ágreda y Logroño. La causa de esta segregación de la mayor parte del patrimonio riojano de los Haro habría que buscarlas en el deseo del monarca castellano de limitar el excesivo poder alcanzado por los señores de Vizcaya, dejando estas localidades en las manos, mucho más fieles, de Alfonso López. La confianza depositada en él por Fernando III no resultó defraudada. Junto a su hermano Diego, participó en la conquista de Córdoba en 1236, servicios que le hicieron acreedor de la concesión real de doce yugadas en el cortijo cordobés de “La Velasquita”. En los años siguientes, apenas se separó del rey castellano; desde julio de 1238 hasta 1252, resultaba habitual en las confirmaciones de los documentos emitidos por la Chancillería regia. Su obediencia al Rey y a su heredero Alfonso le supuso apoyar a Nuño González de Lara, aunque esto significase enfrentarse con su hermano mayor, el señor de Vizcaya, Diego López de Haro. Esta fidelidad a la Monarquía castellana continuó con Alfonso X, nuevo titular del trono, recibiendo de él la alquería de Montinos, en el término de Aznalfarache (renombrada “Faro” en su honor), unas casas y un horno en la colación de Santiago y una huerta en la puerta de Macarena, todo ello en Sevilla, así como el lugar de “La Cerrada” en Huércanos y la villa de Velilla de Ocón, en La Rioja.

Además de ejercer las facultades jurisdiccionales delegadas por el Monarca en las tenencias de Calahorra, Nájera, Logroño y Ágreda, Alfonso López de Haro intentó controlar otras esferas de poder presentes en dicho territorio: concejos ciudadanos y, sobre todo, instituciones religiosas. El deterioro de la coyuntura económica a lo largo del siglo xiii provocó una abierta rivalidad con estos poderes por la percepción de ingresos jurisdiccionales, mucho más rentables que las rentas procedentes de la explotación agropecuaria. Por tanto, aprovechando la complicada superposición de los distintos derechos señoriales, compitió por ellos con monasterios, catedrales y concejos en pos de obtener las rentas derivadas de dichos derechos. Respecto a los concejos, en 1245 obligó a los de Matute y Anguiano a permitir el libre pastoreo de los ganados de San Millán de la Cogolla. En cuanto a los centros eclesiásticos, su citado matrimonio con María Álvarez le vinculó con San Prudencio en Monte Laturce, monasterio protegido por los señores de Cameros. En 1246, recibió de esta institución el usufructo vitalicio de la villa de Anguiano, suponiendo un modo de arreglar las disputas entre ambos. De la misma manera actuó en relación con los centros religiosos situados dentro de la órbita del linaje de los Haro, como, por ejemplo, la catedral de Calahorra, cuyas inmunidades y derechos respecto a las rentas regias reconoció en 1240 después de múltiples transgresiones, así como el monasterio de Santa María la Real en Nájera, a quien donó un palacio en Torrecilla en Cameros en 1261 para compensarle por su apropiación de la totalidad de dicha villa. Incluso, siguió una conducta similar con Santa María de Herce, monasterio que él mismo fundó en 1246 como referente religioso del nuevo linaje que era consciente de encarnar. Lo situó bajo su patronazgo y protección, dotándolo con la inmunidad de sus vasallos, con un importante dominio territorial, integrado sobre todo por la propia villa de Herce, junto a las de Murillo de Calahorra, Lasanta, Torremuña y Hornillos de Cameros.

Sin embargo, esto no fue óbice para que dominase esta institución, nombrando su abadesa y, en ocasiones, administrando su patrimonio en provecho propio. Alfonso López de Haro usurpó el señorío de este monasterio sobre la localidad de Herce al negociar en su nombre con el concejo de Arnedo en 1263.

De la misma manera, le enajenó Murillo de Calahorra, villa propiedad del monasterio, que concedió a su sucesor Juan Alfonso de Haro sin pagar a cambio los 6.000 maravedís pactados en 1250; por tanto, no resulta extraño que cien años más tarde las monjas de Herce todavía recordasen que “el dicho don Alfoso López tomó e levó en toda su vida todos los ussos e frutos e rentas del dicho lugar e ygllesia de Muriello [...] sin procllamaçión alguna de la dicha abadesa e convento”.

Contrajo segundas nupcias con Sancha Gil, hermana del adelantado mayor de Castilla Pedro de Guzmán, en un momento impreciso antes de 1257, pues en este año dicho matrimonio adquirió una serna y varias viñas en el valle de Ocón. Este enlace nupcial supuso un acercamiento al tronco principal del linaje de los Haro, pues miembros de la familia de los Guzmán acompañaron a su hermano mayor, el señor de Vizcaya Diego López de Haro, en su actividad pública; incluso, uno de ellos, Pedro Núñez de Guzmán, era el segundo esposo de su madre, Urraca Alfonso. En consonancia con ello, renovó sus relaciones con Santa María de Cañas, monasterio fruto de la devoción de los señores de Vizcaya, fundando en él un aniversario por su alma y la de su difunta esposa, María Álvarez, y confirmando una donación de su tía abuela, Urraca López de Haro, a dicho cenobio.

A la hora de configurar un nuevo linaje, tuvo especial importancia la transmisión hereditaria a su primogénito, Juan Alfonso de Haro; de ahí que fuera asociándolo progresivamente a sus responsabilidades jurisdiccionales y actos jurídicos. Juan Alfonso de Haro ya confirmó donaciones de sus padres a Santa María de Herce en 1248 y 1261; padre e hijo testificaron juntos en dos diplomas del monasterio de Santa María de Cañas en 1262; al año siguiente, su heredero figuraba ya al frente de la tenencia de Calahorra.

Poco después, el 15 de noviembre de 1264, Alfonso López de Haro abandonó un siglo donde acabó adquiriendo una relevancia imprevista.

 

Bibl.: L. de Salazar y Castro, Historia genealógica de la Casa de Haro, Madrid, Imprenta Vicente Rico, 1920; M. Gaibrois de Ballesteros, Sancho IV de Castilla, t. I, Madrid, Real Academia de la Historia, 1928, págs. 9 y 15; J. González, Repartimiento de Sevilla, II, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1951, págs. 22 y 177; A. Ballesteros Beretta, Alfonso X el Sabio, Barcelona, Salvat, 1963, págs. 80 y 105-128; D. Catalán y M.ª S. de Andrés, Edición crítica del texto español de la Crónica de 1344, que ordenó del conde de Barcelona don Pedro Alfonso, vol. II/1, Madrid, Seminario Menéndez Pidal de la Universidad de Madrid, 1970, pág. 143; M. I. Ostolaza, Colección Diplomática de Santa María de Roncesvalles (1127-1300), Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1978, doc. 123; E. González Crespo, “Los Arellano y el señorío de los Cameros en la Baja Edad Media”, en En la España Medieval, II (1982), pág. 396; J. Gónzález, Reinado y diplomas de Fernando III, I: Estudio, Córdoba, Caja de Ahorros de Córdoba, 1983, págs. 134, 136, 327 y 444; J. M. Lizoain Garrido, Documentación del monasterio de Las Huelgas de Burgos, I (1116-1230) y II (1231-1262), Burgos, 1985, docs. 455- 464, 466, 468-471, 474, 475, 480, 484 y 485; C. Jiménez Martínez, Santa María de Cañas (1138-1474), I (trascripción: 1138-1351), tesis doctoral, Zaragoza, Universidad, 1985 (inéd.), docs. 37, 44, 47, 50 y 51; E. Iradier Santos, Documentación medieval municipal de Logroño (1075-1476), tesis doctoral, Zaragoza, Universidad, 1986 (inéd.), doc. 7; M. Cantera Montenegro, Santa María la Real de Nájera, siglos xi-xiv. II: Documentación (1052-1334), tesis doctoral, Madrid, Universidad Complutense, 1987 (inéd.), docs. 152 y 160; I. Rodríguez Ruiz de Lama, Colección Diplomática Medieval de La Rioja IV (siglo xiii), Logroño, Instituto de Estudios Riojanos (IER), 1992, docs. 119, 128, 134, 136, 137, 142, 143, 145, 146, 149, 150, 156, 160, 161, 164, 165, 175, 181, 182, 191, 192, 195, 198, 219, 225, 233, 239, 242, 250, 252, 253, 256, 260, 261, 267 y 552; J. García Turza, Documentación medieval del Monasterio de San Prudencio de Monte Laturce (siglos x-xv), Logroño, IER, 1992, docs. 75, 76 y 78; M. Diago Hernando, “Un monasterio cisterciense femenino en tierras riojanas. Herce entre los siglos xiii y xvi”, en Cistercium, CLXXXVIII (1992), pág. 130; M. Diago Hernando, “Los Haro de Cameros. Análisis del proceso de su afianzamiento político en el ámbito regional”, en Anuario de Estudios Medievales, XXIV (1994), págs. 775-806; F. J. García Turza, Una nueva visión de la lengua de Berceo a la luz de la documentación emilianense del siglo xiii, Logroño, Universidad de La Rioja, 1996, doc. 52; P. Pérez Carazo, El monasterio de Santa María de Herce y su señorío abacial durante la Edad Media (1246-1500), I: Estudio, II: Colección diplomática, tesis doctoral, Universidad Nacional de Educación a Distancia, 2001 (inéd.), págs. 153-162 y docs. 4-13, 15-17, 22, 27-35, 38-41, 75, 81, 236 y 290, respect.

 

Tomás Sáenz de Haro

Relación con otros personajes del DBE

Biografías que citan a este personaje

Personajes citados en esta biografía

Personajes similares