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Antonio de Zamora

Biografía

Zamora, Antonio de. Madrid, 1.XI.1660 – Ocaña (Toledo), 7.XII.1727. Dramaturgo.

Este interesante dramaturgo, cada vez mejor valorado por la crítica, vivió a caballo de los siglos xvii y xviii, con los reinados del último de los Austrias y el primero de los Borbones como fondo. Perteneció a una familia de cierto abolengo venida a menos. Fueron sus padres Manuel de Zamora Hita y Ana María de Cuterillo Gallo, también madrileños, que tuvieron una prole de catorce hijos. Pese a las dificultades económicas, pudo estudiar en el prestigioso Colegio Imperial, donde ingresó en la Congregación de Nuestra Señora de la Anunciata. Su delgadez y escasa estatura fueron frecuente objeto de chistes y bromas. Así, en el Vejamen de una academia se dice de él: “¿Quién es aquel tan delgado que parece argumento de Metafísica, pues cada acción es una agudeza y cada movimiento es una sofistería, todo espíritu nada cuerpo, por ser forma sin materia?”. Ingresó más tarde en el Colegio Mayor de San Ildefonso de Alcalá de Henares, paso previo a su entrada como meritorio en el Consejo de Indias, en 1684. Ya por entonces alternaba sus trabajos administrativos con frecuentes colaboraciones en academias y tertulias, para tentar en seguida la escritura dramática. Con motivo de las Carnestolendas de 1687, estrenó la comedia de figurón Don Domingo de don Blas, o no hay mal que por bien no venga.

En 1689 consiguió el cargo de oficial entretenido supernumerario de la Secretaría de Nueva España. Un año después participó muy activamente en los festejos ofrecidos a Mariana de Neoburgo, segunda esposa de Carlos II, haciéndose cargo de los autos sacramentales del Corpus Christi: La mística monarquía y las bodas del Cordero y El laberinto del Mundo. La muerte de sus padres en 1691 acrecentó sus necesidades, pues hubo de hacerse cargo de su numerosísima familia. En 1692 estrena El indiano perseguido, don Bruno de Calahorra, Ser fino y no parecerlo y Castigando premia Amor. Para entonces ya se había ganado el favor real como poeta oficial de palacio, cargo que consiguió en 1694, a la muerte de Francisco Antonio de Bances Candamo. La clave burlesca con que están escritas estas y otras piezas, no le impidió introducir sutiles alusiones satíricas a la realidad política del momento, denunciando las tramas contra el rey, como en su zarzuela La Verdad y el Tiempo. De 1699 data El vizconde de la Corchuela o esto es comedia, en la que se burla de las obsesiones por la limpieza de sangre. Alternó Zamora esta dedicación al teatro con los encargos municipales para los autos del Corpus. En 1698 estrenó La honda de David y El templo vivo de Dios. En 1700 se ocupó de las inscripciones para el catafalco de Carlos II. Un año después, dejaba la Secretaría de Nueva España y se ocupaba de organizar los festejos en honor del nuevo monarca, Felipe V, para quien escribió su zarzuela Quinto elemento es Amor, con la que no consiguió agradar al nuevo rey. Los hechos de la Guerra de Sucesión están muy presentes en las obras escritas a partir de 1702: Preso, muerto y vencedor todos luchan con su honor en defensa de Cremona, Áspides hay que son basiliscos y Venir el Amor al mundo. En 1707 se ocupó de los festejos en honor del futuro Luis I. Con el fin de exaltar al duque de Orleans —comandante en jefe del ejército español contra los ingleses— escribió La poncella de Orleans, con Juana de Arco como protagonista. Aparte de la dedicación palaciega —a la que hay que unir su cargo de gentilhombre— siguió triunfando en los corrales con dramas históricos, como Cada uno es linaje aparte y los Mazas de Aragón (1708), y, sobre todo, con Duendes son los alcahuetes y el espíritu Foleto (1709), considerada la primera comedia de magia, con la que obtuvo un gran éxito de público, pues la pieza se mantuvo en cartel veintidós días seguidos. En colaboración con José de Cañizares, compuso la zarzuela Con música y por amor y Las nuevas armas de Amor. Participó con algún poema jocoserio en la polémica generada por el libro del médico de cámara de Felipe V, Boix y Moliner, Hipócrates defendido, donde se exponen nuevos modos de curación y se critica el tradicional de las sangrías. El fallecimiento de la reina María Luisa de Saboya en 1714 va unido al declive de nuestro autor, pues con la llegada de Isabel de Farnesio se procede a la italianización de las costumbres. Con todo, tuvo algunos éxitos con obras de asunto histórico como El esclavo de su dama y paso honroso en Asturias, ambientada en la época de Juan II de Castilla y en León, Quitar de España con honra el feudo de cien doncellas, Cualquiera marido es bueno y el segundo don Quijote y la zarzuela Angélica y Medoro, escrita con ocasión de la boda del príncipe de Asturias. Al poco se retiró a Ocaña, donde escribió la que tal vez sea su última obra, Matarse por no morirse y el Hércules furente.

Murió en Ocaña (Toledo), alejado de la vida cortesana, en la que tantas energías había consumido. Unos años después, en 1744, su hijastro Felipe de Medrano, saldría en defensa de la memoria de este poeta de las postrimerías del Barroco: “Aunque calle tus alabanzas todo el literario mundo, bastará a intitularte perfectamente sabio, pues supiste enriquecer a tanto ingenio, supiste tolerar tanto agravio, y siendo juguete de tanto envidioso, supiste tejerte inmarcesibles laureles, con que coronaste aquella rara, distinguida heroicidad de alcanzar victoria de ti mismo”.

La obra teatral de Zamora presenta un carácter epigonal respecto de la de Calderón de la Barca. Muchas de las obras que escribió en su primera época son simples refundiciones de obras calderonianas: así, por ejemplo, los autos El laberinto del mundo, El lirio y la azucena, El pleito matrimonial del Cuerpo y el Alma, El primer refugio del hombre o El primero y segundo Isaac. Siguiendo también el ejemplo de su maestro Calderón, compuso numerosas zarzuelas y comedias mitológicas, en las que desplegó todo su ingenio tramoyístico: La Verdad y el Tiempo, Áspides hay que son basiliscos, Las nuevas armas de Amor, La fuente del desengaño, Celos no guardan respeto, Fábula de Polifemo y Galatea, Apolo y Dafne, Todo lo vence el Amor... Otro de sus géneros preferidos fue la comedia de santos: El custodio de la Hungría, El lucero de Madrid y divino labrador San Isidro, aunque destacó aún más en la comedia de magia, con Duendes son los alcahuetes y el espíritu Foleto, y, sobre todo, en la comedia de figurón, con El hechizado por fuerza, en la que se habría de inspirar Goya para su lienzo La lámpara del diablo, en el que aparece el protagonista vertiendo aceite en la lámpara símbolo del tiempo de vida que le resta.

La comedia fue estrenada el 26 de mayo de 1697 en el Coliseo del Buen Retiro, ante los reyes Carlos II y Mariana de Neoburgo. En ella se ridiculiza la figura de don Claudio, obsesionado por su creencia en brujerías y supersticiones. Otra de sus obras más conocidas es la que dedicó al mito de Don Juan: No hay deuda que no se pague y convidado de piedra. Brilló, asimismo, el ingenio de Zamora, en la composición de piezas breves, destinadas a las fiestas reales: así, los entremeses Las bofetadas, Las conclusiones, Los apodos, La cañamona, El juego de la sortija, Las pelucas, El serení, Zangarilleja, Las tiendas de campaña, Los gurruminos y Las gurruminas. En estos dos últimos se satiriza la figura de tipos afeminados, antecedentes de los luego célebres petimetres de los sainetes.

 

Obras de ~: Comedias nuevas, con los mismos sainetes con que se ejecutaron así en el Coliseo del Sitio Real del Buen Retiro, como en el Salón de Palacio y Teatros de Madrid, Madrid, 1722; Todo lo vence el amor, Mazariegos y Monsalves, Los gurruminos, Los pares y nones, El hechizado por fuerza, El jarro, La Perinola, El Custodio de la Hungría, El pleito de la dueña y el rodrigón, Los toques de guerra, La poncella de Orleans, Los apodos, La gitanilla, Áspides hay basiliscos, El barquillero, El baratillo, Judas Iscariote, Las bofetadas, El cometa, Siempre hay que envidiar amando, Las gurruminas, El bobo de Coria; Comedias [...], t. I, Madrid, 1744; Todo lo vence el Amor, Mazariegos y Monsalves, El hechizado por fuerza, El custodio de la Hungría, La poncella de Orleans, Áspides hay basiliscos, Judas Iscariote, Por oír misa y dar cebada, nunca se perdió jornada, Siempre hay que envidiar amando; Ameno jardín de comedias, Madrid, 1734: Amor es quinto elemento, Con bellezas no hay venganzas, con música y por amor, Desprecios vengan desprecios, Don Bruno de Calahorra, o el indiano perseguido, Matarse por no morirse, No muere quien vive en Dios; san Mauricio, Muerte en amor es ausencia, Quitar de España con honra el feudo de cien doncellas, El templo vivo de Dios, Victoria por el amor, La defensa de Tarifa, y Blasón de los Guzmanes, La destrucción de Tebas, Vengar con el fuego el fuego y el fuego de Meleagro, Los esdrújulos; Comedias [...], t. II, Madrid, 1744: Amar es saber vencer, y el arte contra el poder, Viento es la dicha de amor, Duendes son alcahuetes, y el espíritu Foleto, primera parte, Duendes son alcahuetes, alias el Foleto, segunda parte, El lucero de Madrid, y divino labrador: san Isidro, No hay deuda que no se pague, y convidado de piedra, Cada uno es linaje aparte, y los Mazas de Aragón, Ser fino y no parecerlo.

 

Bibl.: A. González Quevedo, “Antonio de Zamora: su vida y sus obras”, en Hispanófila, 57 (1976), págs. 35-45; I. A rellano, “Estudio preliminar”, en A. de Zamora, No hay deuda que no se pague y convidado de piedra, Madrid, Sociedad Estatal España Nuevo Milenio, 2001, págs. 7-43; H. Urzáiz Tortajada, Catálogo de autores teatrales del siglo xvii, Madrid, Fundación Universitaria Española, 2002; A. de Zamora, El hechizado por fuerza, ed. de L. García-Araús, Madrid, Fundamentos/ RESAD, 2004; R. Martín Martínez, “Introducción”, en A. de Zamora, Teatro breve (Entremeses), Madrid, Vervuert/Iberoamericana, 2005, págs. 9-83; J. Huerta Calvo, E. Peral Vega y H. U rzáiz Tortajada, Teatro español (de la A a la Z), Madrid, Espasa, 2005.

 

Javier Huerta Calvo