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Joaquín de Osés y Alzúa

Biografía

Osés y Alzúa, Joaquín de. Galbarra (Navarra), 22.IX.1755 – Santiago de Cuba (Cuba), 23.II.1823. Obispo y arzobispo de Santiago de Cuba.

Hijo de Esteban de Osés y María de Alzúa, comenzó sus estudios en el Seminario Conciliar de Pamplona en 1773 y continuó en la Universidad de Zaragoza, donde se graduó de bachiller en Teología y Derecho.

En 1782 fue ordenado sacerdote en Pamplona; en 1783 se doctoró en Derecho Civil y en Derecho Canónico por la Universidad de Orihuela (Alicante) y en 1787, tras haber realizado las prácticas requeridas, fue recibido como abogado de los Reales Consejos.

En 1789 viajó a Santiago de Cuba como secretario personal y provisor del recién nombrado obispo de esta diócesis, Antonio Feliú y Centeno. Entre sus primeras actuaciones como provisor del obispado se puede resaltar la visita pastoral que realizó en 1790 y que le permitió conocer la realidad geográfica, demográfica, económica y social de la jurisdicción.

El 22 de noviembre de 1791, seis meses después de la muerte de Feliú, fue nombrado nuevo obispo de Santiago de Cuba, cargo en el que permaneció hasta su muerte, en febrero de 1823.

En 1793 el gobierno metropolitano le pidió que redactara un informe sobre la situación del Oriente cubano y las medidas necesarias para su “fomento”. Osés envió al año siguiente un extenso documento donde se puede observar su formación ilustrada y su perspicacia e intuición para identificar los principales problemas de la región y sus causas y proponer algunas soluciones. Entre las medidas que propuso para “fomentar” la economía y sociedad de la región destacan: la reforma agraria, la abolición de la esclavitud —en este punto Osés se adelantó en más de veinticinco años a los primeros intelectuales cubanos—, la libertad de comercio, cierta independencia con respecto a La Habana y la creación de una universidad que diera una formación intelectual a los jóvenes de la localidad. Resulta especialmente interesante el primer punto porque muestra a una persona para la que el progreso económico de una región debía ir unido a la mejora de la calidad de vida de todos sus habitantes. Así, justifica la necesidad de la reforma agraria alegando que aumentará la productividad de la tierra, pero sobre todo que creará una sociedad más justa y equilibrada, ya que al haber muchos propietarios los jornaleros podrán exigir a cambio de su trabajo un sueldo suficiente para mantener con dignidad a sus familias.

La preocupación social de Osés se manifiesta también en el apoyo que dio a los cobreros en su lucha por conseguir la libertad. Este grupo, antiguos trabajadores de las Minas del Cobre, eran oficialmente esclavos del Rey, pero desde mediados del siglo xvii el yacimiento se dejó de explotar y ellos comenzaron a vivir como personas libres. En el último tercio del siglo xviii los herederos de los antiguos asentistas trataron de devolverlos a la esclavitud lo que provocó la rebelión de éstos. Osés, directamente y por medio del párroco del pueblo Alejandro Paz y Ascanio, les apoyó firmemente en sus reivindicaciones a pesar de que con ello se enemistó con el gobernador Vaillant y con las principales familias santiagueras. Los cobreros fueron declarados oficialmente libres por el Rey en 1800.

En 1804, la sede santiaguera fue ascendida a arzobispado y Osés pasó a ser arzobispo.

En 1818 consiguió terminar las obras de reconstrucción de la Catedral, gravemente dañada por un terremoto ocurrido en 1766, el nuevo edificio fue inaugurado el 24 de abril de ese mismo año. Esta obra fue una constante preocupación para el obispo y fue otra de las causas que le enfrentó a la élite criolla santiaguera. Él se dio cuenta de que las obras no avanzaban por la corrupción de los asentistas, que estaban obteniendo grandes beneficios sin hacer avanzar las obras. El obispo terminó con estos contratos, muchos de ellos ilegales y en los que estaban involucrados la familia del gobernador en ese momento, Sebastián Kindelán. Osés consiguió finalizar la obra construyendo un edificio más pequeño y limitando los gastos al máximo.

Estos enfrentamientos con la elite santiaguera y los gobernadores hicieron que tuviera que enfrentarse a una serie de acusaciones sobre su comportamiento y la petición de que fuera enviado a España en 1810. Ninguna de las acusaciones pudo ser probada y el obispo se mantuvo en su puesto.

En 1821 el obispo fue elegido como diputado a Cortes por al provincia de Santiago de Cuba, pero no aceptó porque, según sus palabras, “esto le impediría realizar su labor pastoral”.

Cabe indicar que a lo largo de su obispado animó a los párrocos a fundar escuelas en las distintas poblaciones y a que construyeran cementerios fuera de las iglesias. También apoyó a los integrantes de la Expedición de la Vacuna dirigida por Balmis y que llegaron a Santiago de Cuba en 1804.

Osés nunca volvió a España y murió en Santiago de Cuba el 23 de febrero de 1823, su cuerpo se encuentra enterrado en la Catedral de dicha ciudad.

 

Bibl.: A. Irisarri Aguirre, El Oriente cubano durante el gobierno del obispo Joaquín de Osés y Alzúa, Pamplona, EUNSA, 2003.

 

Ana Irisarri Aguirre