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Diego Palomino

Biografía

Palomino, Diego. Jaén, c. 1506 – ?, s. xvi. Fundador de Jaén de Bracamoros, conquistador del Perú.

Debió de tener por tronco de linaje a Juan Alonso Palomino, hijodalgo del siglo xv. Su familia debió de tener grandes aspiraciones, ello se deduce por los múltiples referentes que se tienen de ésta en los inicios de la colonización de Tierra Firme y el Perú. Diego Palomino pasó a Indias en 1526 como criado del gobernador Pedro de los Ríos, mas su actitud no debió ser positiva, pues pronto el gobernador mandó encerrarlo en la cárcel por una temporada. Con posterioridad a este hecho aparece enrolado en la hueste que el capitán Esteban Milanés llevó a Caribana.

Hacia 1529 era vecino de Panamá y es aquí donde debió de tomar contacto con la empresa que organizara Francisco Pizarro, pues pronto aparece participando de todos los incidentes del Tercer Viaje por las costas de Coaque (actual Ecuador), isla de la Puná y el desembarco en Tumbes. Se halló presente en la fundación de San Miguel de Tangarará en agosto de 1532 y quedó rezagado en esta región, quizás agobiado por cansancio, enfermedad o alguna herida en la lucha con los naturales de la tierra. Lo cierto es que decidió establecerse en Piura como vecino de ésta, no participando en la captura de Atahualpa en Cajamarca el 16 de noviembre de 1532 ni del rescate que ofreciera éste, por lo cual, para compensar su situación, el propio Francisco Pizarro le confió el usufructo de los indios de Huancabamba (en Piura).

En mayo de 1533 se le encuentra actuando en Cajamarca y en julio de 1535 en Cuzco, participando como testigo en la probanza del conquistador Simón Suárez. Luego se pierde su rastro hasta que, en 1543, aparece recibiendo del gobernador Cristóbal Vaca de Castro la confirmación y aumento de indios en Huancabamba hasta en número de 1300, lo que le producirían 2000 pesos anuales de ganancia. Se supone que esta merced pudo deberse a su actuación, a favor del Rey, en la batalla de Chupas (librada el 16 de septiembre de 1542 y en donde las tropas del Pacificador Cristóbal Vaca de Castro sofocaron la rebelión de Diego de Almagro el Mozo).

A la llegada del primer virrey del Perú, Blasco Núñez de Vela (mayo de 1544), sufrió los embates de su severidad en el cumplimiento de las normas, pues le suprimió el repartimiento bajo el cargo de trato indebido contra sus indios tributarios. Posteriormente, en los prolegómenos de la batalla de Quito, al pasar el virrey por Piura, mandó saquear sus propiedades y las de otros vecinos principales bajo el cargo de pertenecer a la facción del caudillo Gonzalo Pizarro. Es innegable su participación en la gestación de la denominada “Rebelión de los Encomenderos”, figurando inclusive como procurador de Piura en el pedido que se hizo para que la Real Audiencia de Lima recibiera a Gonzalo Pizarro como gobernador y capitán general del Perú y estampando su firma en el respectivo documento de 23 de octubre de 1544. Sin embargo, su comportamiento en contra del representante del Rey en esta rebelión debió de obedecer circunstancialmente a la protección de sus intereses particulares, de los que se había visto despojado con la llegada de Núñez Vela. Esto se colige del hecho de que posteriormente, a la llegada del Pacificador La Gasca se pasaría nuevamente al bando real. A este fenómeno colectivo que consistía en defender los intereses particulares sin importar cuántas veces se cambiara de bando, el licenciado La Gasca lo conocía como “estarse a la mira” (Documentos Relativos a Don Pedro de la Gasca..., 1964. t. II: 427) y fue circunstancia común en muchos de los encomenderos peruanos durante las guerras civiles. Se confirma documentadamente su apoyo a la rebelión desde sus inicios (septiembre de 1544) hasta mediados de 1547, tiempo durante el cual fue elevado al rango de capitán y en algún momento elegido regidor de San Miguel de Piura por recomendación de las autoridades gonzalistas. Sin embargo, en la relación que hizo Pedro Hernández de Paniagua a La Gasca (agosto de 1547) aquel sindica a Palomino como una de las personas principales del lugar e implicado en la causa pizarrista, pero acotando que lo hacía el, tan igual como otras personas, por el miedo y el desorden que reinaban en la tierra, pero que fiel a Su Majestad, se había adscrito secretamente a su causa al paso por estas tierras del dicho Hernández de Paniagua. Lo cierto es que para inicios de 1548 ya se hallaba decididamente en el bando del Pacificador y aunque no se ha confirmado su participación en la batalla de Jaquijahuana, sus servicios debieron de ser importantes pues, en carta del 14 de octubre de 1548 al Consejo de Indias, luego de que La Gasca refiriera la victoria de las tropas del Rey sobre las de Gonzalo Pizarro, informaba como en común, acuerdo con el mariscal Alvarado y Lorenzo de Aldana, en 3 de octubre se había autorizado la conquista de los Bracamoros, bajo el nombre en aquel entonces de entrada al río Chuquimayu, “que era la que antes tenía el capitán Porcel, a Diego Palomino, vecino de Piura, de quien continuamente se ha entendido ser celoso del servicio de Su Majestad y deseoso de la conservación de los naturales, proveyéndole por Justicia Mayor y capitán de aquella provincia ad beneplacitum de Su Majestad o mío, y dándole poder para que poblase y pudiese justicia en el pueblo o pueblos que poblase, e hiciese repartimiento de lo que se pacificase, con que enviase por confirmación a esta Audiencia...”.

Cabe hacer mención aquí de que, con anterioridad, ya se había intentado colonizar la tierra de los Bracamoros. Por órdenes de Francisco Pizarro habían partido a su conquista los capitanes Juan Porcel (1536) y Antonio de Vergara (1538), pero sin mucho éxito. Vaca de Castro otorgó nuevo permiso a Vergara en 1543, luego de la batalla de Chupas, mas éste fue desplazado en sus intentos por Juan Porcel durante la rebelión gonzalista entre los años 1544 y 1547, para luego abandonar tal empresa ante el final de dicha rebelión.

Así es como este personaje, con grado de capitán general, reemplazó al capitán Juan Porcel, quien anteriormente ya había explorado la región, pero de cuya fidelidad al Rey se dudaba desde la rebelión del Gran Gonzalo.

Palomino partió de San Miguel con dirección hacia el levante hasta llegar a orillas del río Chuquimayo en jueves santo (17 de abril) de 1549 y aunque la tierra descubierta presentó indicios de riqueza aurífera, se descubría más propicia para la agricultura. Los indígenas del lugar vivían en terrazas de madera por encima del nivel de la tierra para evitar los efectos de las lluvias y con techos de paja; fueron descritos por Palomino como poco habituados al uso de la ropa y excelentes nadadores con pericia tal que, mientras lo hacían, podían llevar bultos en la cabeza o disparar flechas. Posteriormente llegó a las provincias de Perico y Cherinos sin encontrar mayores logros que los anteriormente vistos. Salidos de estas tierras, pasaron a explorar las regiones mas altas de Silla y Chacainga y en donde, debido a su buen clima, fundó la ciudad de Jaén de Bracamoros sin que pueda saberse el día exacto, a fines de julio o inicios de agosto, de 1549. Al respecto, escribiría a La Gasca y éste informaría al Consejo de Indias el 21 de septiembre de 1549 “En veinte y dos [de agosto] recebí cartas de Diego Palomino, que es el que ha ido a poblar los Bracamoros, en que dice que ha poblado un pueblo que intitula Jahen, y que es buena tierra y fértil la de su comarca, y en que hay muestra de mina de oro y de plata, pero porque no ha tenido tiempo para hacer ensayo, no me escribía lo que es”. El 8 de enero de 1550, La Gasca escribiría al Consejo de Indias informando del envío de un informe que había hecho Palomino de las tierras descubiertas. Cierto es que en esta fundación participaron 26 vecinos que prontamente organizaron desde allí entradas de reconocimiento a las regiones de Copallén, Bagua y Llanque, entre otras, y a los cuales luego se les repartió encomiendas. A mediados de julio de 1550 decidió Palomino retornar a Piura con una consiguiente disputa con Juan de Trujillo el Mozo por 500 indios tributarios que creyó suyos y que la Real Audiencia de Lima se encargó de restablecer a su verdadero dueño.

Se hallaba en San Miguel en el momento en que Francisco de Silva alzó allí en nombre de Francisco Hernández Girón el 13 de marzo de 1554, y gracias a su actuación y la de otros vecinos principales de la ciudad que se pronunciaron a favor del rey de España, se pudo anular este movimiento sin llegar a mayor desorden. El último rastro documental que se tiene de Diego Palomino data del 18 de septiembre de 1561 cuando, siendo teniente de gobernador de San Miguel de Piura, presidió una reunión de encomenderos en la cual éstos se pronunciarron a favor de la perpetuidad de las encomiendas de indios, por lo cual se redactó un acta que prestamente Palomino envió al virrey conde de Nieva.

La Relación de Palomino a la cual hacía mención el Pacificador La Gasca se titula Relación de las provincias y pueblos y ríos del Chuquimayo y de los trajes de los naturales y otras cosas que entrellos hay, y le fue enviada en cuatro hojas, tres de ellas útiles; junto a este informe se adjuntó un mapa de la región con todos los pueblos y ríos descubiertos. En la segunda mitad del siglo xix, el original de este informe aún se conservaba entre los papeles de La Gasca en la Real Academia de la Historia, siendo vista y publicada por el americanista Marcos Jiménez de la Espada como parte de los apéndices documentales a sus Relaciones Geográficas de Indias (tomo IV).

Asegura James Lockhart que Diego Palomino fue hermano o quizás primo de Melchor Palomino, uno de los que sí participaron en la captura de Atahualpa en Cajamarca como hombre de a pie, recibiendo 3330 pesos de oro y 135 marcos de plata. Otro hermano suyo fue Francisco Palomino y, en definitiva, era pariente de aquel capitán Juan Alonso Palomino, de importante actuación durante la rebelión de Gonzalo Pizarro en el bando que organizó La Gasca.

 

Bibl.: M. Jiménez de la Espada, Relaciones Geográficas de Indias. Perú, t. IV, Madrid, Ministerio de Fomento, 1897; J. Pérez de Tudela Bueso (ed.), Documentos Relativos a Don Pedro de la Gasca y a Gonzalo Pizarro, Madrid, Real Academia de la Historia, 1964, 2 ts.; J. Martín Cuesta (SJ), Jaén de Bracamoros, t. I, Lima, Librería Studium Editores, 1984; J. Lockhart, Los de Cajamarca. Un estudio social y biográfico de los primeros conquistadores del Perú, Lima, Editorial Milla Batres, 1986, 2 ts.; J. A. del Busto Duthurburu, Fundadores de ciudades en el Perú, Lima, Petro Perú-Universidad de Piura, 1995.

 

Jorge Huamán Machaca