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Miguel de Ureta

Biografía

Ureta, Miguel de. ¿Nájera-Tricio (La Rioja)?, c. 1540 – Nájera (La Rioja), 1604. Arquitecto.

Vecino de Nájera, donde estuvo establecido alternando con Santo Domingo de la Calzada, obtuvo ejecutoria de hidalguía. Estuvo casado con María del Campo, de familia de escultores calceatenses, luego con Ana de Texada, con quien tendría a Miguel, Diego, Juan y Jerónima, después con Isabel Rufián, de quien tuvo a Félix, que no le sobrevivió, y, por último, con Isabel de Elgueta, viuda del escultor Lázaro de Leiva, con cuya hija Isabel casaría a su hijo Diego de Ureta en septiembre de 1604. Era de familia de artífices. Su hermano Benito, criado de López de Gámiz en 1565, era escultor, como también Diego, primo o sobrino, muerto hacia 1602. Tendría una cierta reputación cuando en 1756 valoró unos retablos en Baños de Río Tobía (La Rioja). En septiembre de 1578 era apoderado por el pintor Miguel de Salazar y su mujer María de Alvarado para cobrar deudas del burgalés Martín Fernández Gallego, y su hermano Benito le apoderaba para cobrar y terminar obras en las iglesias de Villamuel, Calzadilla de los Hermanillos, Juara y Tapioles en el obispado de León. En septiembre de 1579 concurrió sin éxito a la subasta de las obras del Monasterio de Santa María la Real en Nájera. A partir de 1583 realizó para la iglesia de Hormilla (La Rioja) varias obras de poca monta, antepecho y sillería de coro y un retablito de la Virgen, acaso también el relicario del altar mayor, que se le acababan de pagar por el mayordomo de 1589. Para ese año ya había terminado el retablo mayor de San Román en Matute (La Rioja), que ascendió a 2020 ducados y no terminarían de pagársele hasta 1608. En su escultura intervendrían probablemente sus parientes Benito o Diego, como también en un retablo de la Virgen y San Martín para la cofradía de Todos los Santos de Azofra (La Rioja), iniciado en 1593 y fenecido para 1596, cuyo importe de 427,5 ducados no se resolverá hasta 1616. A partir de 1590 parece estrechamente ligado al escultor Lázaro de Leiva. Con él acordó en junio de1591 repartirse la obra del retablo mayor de Villar de Torre de acuerdo con la especialidad de cada uno, que sería valorado por Pedro González de San Pedro hacia 1602- 1604. Lázaro le cedería también la arquitectura del retablo mayor de Casalarreina (La Rioja), que contrató en 1592, en el cual intervino desde 1596, debiendo ocuparse de su terminación tras la muerte de éste. Por ello ponía pleito al escultor Martín de Foruría en junio de 1600, al no haber hecho éste las cuatro historias que le faltaban y le había encargado la viuda de Lázaro, y él, a su vez las pasaba a su pariente Diego en 1601, año en que se tasaría el total por Pedro de Arbulo y Hernando de Murillas en 1700 ducados, cuyo finiquito se otorgaría en 1620. En febrero de 1599 acordaba con Lázaro de Leiva, quizá adjudicatario del conjunto, y con Juan de Arana, distribuirse la obra del retablo mayor de Leiva (La Rioja). Aquél haría la escultura, Arana la arquitectura y él el relicario. Luego habría de ocuparse de casi todo, al cesar Arana y fallecer Leiva, cuya viuda le cedía su parte en diciembre. Ya en noviembre le había dado poder para cobrar deudas de su marido, que reiteraba en marzo de 1601.

La labor arquitectónica quedaría rematada en 1603 pero la escultórica habría de esperar a una actuación de Hernando de Murillas años después. En febrero de 1600 concurrió sin éxito al remate del retablo mayor de Rodezno. Al poco murió, tras testar en Nájera, en septiembre de 1604. Mandó enterrarse en la iglesia de Santa Cruz, junto a su segunda esposa, dejando herederos a los hijos de ésta y mandas para su sobrina Catalina de Muro, criada y tutorada por él desde chica, y para su mujer Isabel. De todos los retablos citados se le debía dinero todavía y de algunos muebles, mesas y escaparate hechos para particulares.

Parece uno de tantos oficiales empresarios de tradición familiar, que se atrevió incluso con obras de construcción en cantería y albañilería, aunque en su taller no había sino herramientas para la talla, y trató de consolidar el taller mediante enlaces. Su obra conocida, tan desigual, indica que estaba al tanto del movimiento romanista, con superposición de órdenes y frontones a veces, pero que probablemente se basaba en trazas ajenas, recordando obras de Arbulo o Fernández de Vallejo en casos (Villar) o siguiendo moldes del clasicismo incipiente (Leiva, traza probable de Albítiz). En el taller había modelos de yeso, cera y barro, pero no de papel.

De posición económica mediana, tenía casas en Nájera y Santo Domingo, con algunos cuadros religiosos en aquélla y ciertas joyas de poco valor.

 

Obras de ~: Retablo del Rosario, iglesia parroquial, Hormilla (La Rioja), c. 1583-1586; Retablo mayor, iglesia parroquial, Matute (La Rioja), c. 1585-1588; Retablo mayor, iglesia parroquial, Villar de Torre (La Rioja), c. 1594-1599; Retablo mayor, iglesia parroquial, Leiva (La Rioja), c. 1599-1603.

Bibl.: J. G. Moya Valgañón, “Hernando de Murillas y el final del Manierismo en la Rioja”, en Príncipe de Viana (Pamplona), 110 y 111 (1968); J. G. Moya Valgañon (dir.), Inventario artístico de Logroño y su provincia. I. Abalos-Cellorigo, Madrid, Ministerio de Educación y Ciencia, 1975; Inventario artístico de Logroño y su provincia. II. Cenicero-Montalbo en Cameros, Madrid, Ministerio de Educación y Ciencia, 1976; J. M. Ramírez Martínez, “El retablo mayor de Villar de Torre”, en Berceo, (Logroño), 92 (1977); J. G. Moya Valgañon, Arquitectura religiosa del siglo xvi en la Rioja Alta, II. Documentos, Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, 1980; J. A. Barrio Loza, La escultura romanista en la Rioja, Madrid, Ministerio Cultura, 1981; J. M. Ramírez Martínez, Retablos mayores de la Rioja, Logroño, Obispado de Calahorra y La Calzada, 1993.

 

José Gabriel Moya Valgañón