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Lázaro de Leiva

Biografía

Leiva, Lázaro de. Santo Domingo de la Calzada (La Rioja), c. 1550 – 1599. Imaginero.

Vecino de Santo Domingo de la Calzada, residente unos años en Briones, donde se casó con Isabel de Pobes y nació Lázaro, hijo de ambos, bautizado el 1 de enero de 1574, que murió poco después, como su madre, y firmó la devolución de la dote al padre de ésta, al no quedar descendencia, el 1 de septiembre de 1577, siendo testigos Pedro de Arbulo y Antonio de Zárraga.

Allí murió también su segunda mujer, la calceatense Catalina Pillar, nieta probablemente de Natuera Borgoñón, tras dictar su testamento en mayo de 1580.

Todavía volvió a casarse, el 25 de marzo de 1592, con otra calceatense, Isabel de Elgueta, en la catedral. De su posible situación económica y social no mala, da idea el que comprara en marzo de 1589 una casa en la ciudad con su huerto, en la calle de la Puebla, que llegaba hasta la cerca, en 174 ducados, a otro artífice de la madera, Tomás Manrique. En su vida parece haber estado entrelazado lo profesional con lo íntimo, al punto de que su segunda mujer era de familia de entalladores, y su única hija casó, ya muerto él, con Diego de Ureta, poco después que la madre viuda enlazara con el padre de éste el arquitecto Miguel, habitual colaborador de Leiva. Ello indica un gran interés por mantener vivo un taller, en el que, de todas maneras, se prefería colaborar con otros artífices a emprender personalmente empresas de volumen y, por tanto, arriesgadas. Se puede suponer que la estancia en Briones obedecía a trabajos para el taller de Pedro de Arbulo, entre otros, el retablo mayor de San Asensio, pero en julio de 1578 aparece en Logroño como criado de Juan Fernández de Vallejo, al otorgar éste finiquito del retablo mayor de Leza, junto con Pedro Izaguirre y Lope García, el mismo Lope que trabajó en el retablo de Valtierra para Martínez de Salamanca, quien reconoció en diciembre de 1579 deber a Leiva 39 ducados por cuatro historias hechas para tal retablo. Por entonces, también había obrado para Diego de Marquina, quien en marzo de 1579 se obligaba en Miranda a pagarle 28 ducados por dos historias, tres virtudes, un san Juan y una María que le había hecho, probablemente para el retablo mayor del monasterio de Bujedo (Burgos), aunque podrían ir destinadas al de Retuerta.

En febrero de 1580 contrató un san Andrés y un Crucifijo para el retablo de los Valencia en la catedral de Santo Domingo de la Calzada por 53,5 ducados, poniendo como fiador al pintor Jerónimo de Salazar. En enero de 1584 Pedro de Arbulo lo apoderó para cobrar el retablo mayor de San Torcuato (La Rioja). En febrero de 1590 fue testigo en Sotés de pagos a Juan Fernández de Vallejo por los retablos que éste hacía allí y hacia noviembre debía iniciar el retablo mayor de Villar de Torre (La Rioja) con Miguel de Ureta, con el que llegó a un acuerdo en junio de 1591 para repartirse la obra atendiendo a sus respectivas especialidades de escultura el uno y de arquitectura el otro.

Tal retablo no teminó de asentarse hasta 1600, muerto Lázaro, en que lo valoró Pedro González de San Pedro, aunque el relicario estaba montado en 1597. En marzo de 1592 contrataba el relicario y dos bancos del retablo mayor de San Martín de Casalarreina (La Rioja), dando como fiadores a su suegro Martín de Elgueta y al cantero Francisco de Solano, de quien él había salido fiador a su vez para la obra del monasterio franciscano de San Martín de Don. Tal retablo quizá no se terminó nunca, aunque la arquitectura, obra de Miguel de Ureta, estaba acabada en 1600, y en 1601 era valorado por Pedro de Arbulo y Hernando de Marillas, éste de parte de los artistas, en 1.700 ducados.

Su viuda encargaba a Martín de Foruría en 1600 cuatro historias para completarlo, que al año siguiente volvían a ser encomendadas a Diego de Ureta por su padre Miguel. En julio de 1593 fue testigo en Sotés de un pago hecho a Juan Fernández de Vallejo y a final de año comprometía la imaginería del retablo mayor del monasterio de Herrera (Burgos), cuya arquitectura se contrató en enero siguiente con el arquitecto Francisco García de Vozmediano, que había dado la traza en noviembre. En febrero fue a Altable a tasar de parte del escultor Juan de Esparza el relicario hecho por éste.

Para entonces compuso el retablo de la Virgen en Castañares de La Rioja. En 1596 se le pagó por arreglar y hacer articulable la vieja imagen del santo calceatense en la catedral. En 1598 contrataba el retablo mayor de Santa María de Leiva (La Rioja), en cuyo remate y traza intervinieron los arquitectos Lope de Mendieta y Pedro de Albítiz, que percibieron por ello 200 reales de la iglesia, quizá parte de los 400 que les adeudaban Lázaro y el arquitecto Juan de Arana en noviembre, de los que quedaban por pagar todavía 200 en marzo de 1599. A propósito de este retablo había llegado a un acuerdo con Miguel de Ureta y Juan de Arana, por el que aquél realizaría el relicario y éste la arquitectura.

La escultura del retablo quedó inacabada, pues Leiva murió en 1598, poco después de dictar su testamento el 18 de agosto. En él mencionaba como deudores al pintor Jerónimo de Salazar, a quien había hecho una imagen para El Rasillo, al arquitecto Juan de Arana, a la iglesia de Ojacastro, donde le debían parte de una historia, y a vecinos de Villar de Torre por un san Roque con andas. Dejaba por heredera a su hija Isabel, bajo la tutela de su madre, que sería la testamentaria con su cuñado Pedro Gómez. Había obrado también para el entallador Antonio de Berganza, por lo que la viuda daba poder a Martín de Foruría para cobrarle lo que se le debiera, quizá por obra en Galilea.

Su estilo es de un romanismo ampuloso derivado del de Juan Fernández de Vallejo y Pedro de Arbulo, quizá el de más calidad de sus epígonos, llegando alguna vez a la fogosidad de éstos, pero, en general, sometido demasiado a estereotipos que repite con frecuencia.

 

Obras de ~: con P. Arbulo: Imaginería, retablo de la Trinidad, iglesia parroquial, Grañón (La Rioja), c. 1573-1575 (atrib.); con P. Arbulo: Imaginería, retablo de los Mártires, catedral, Santo Domingo de la Calzada (La Rioja), c. 1575 (atrib.); Relieves del banco, retablo mayor, iglesia parroquial, Valtierra (Navarra), c. 1578-1579; con P. Arbulo, Imaginería, retablo de san Torcuato, iglesia parroquial, San Torcuato (La Rioja), c. 1578-1580 (atrib.); San Andrés y Crucifijo, retablo, capilla Valencia, catedral, Santo Domingo de la Calzada (La Rioja), c. 1580; Imaginería, retablo, capilla Ortiz de Zárate, iglesia parroquial, Leiva (La Rioja), c. 1588 (atrib.); Imaginería, retablo mayor, iglesia parroquial, Villar de Torre (La Rioja), c. 1590-1598; San Julián y Epifanía, iglesia parroquial, Ojacastro (La Rioja), c. 1590 y 1597; San Roque, iglesia parroquial, Tricio (La Rioja), c. 1590 (atrib.); Asunción, Manzanares (La Rioja), c. 1592 (atrib.); San Andrés y san Juan Bautista, retablo mayor, iglesia parroquial, Orón (Burgos), c. 1592 (atrib.); san Martín e imágenes, retablo mayor, iglesia parroquial, Casalarreina (La Rioja), c. 1592-1596; San Roque, iglesia parroquial, Villar de Torre (La Rioja), c. 1597; Santa Ana, iglesia parroquial, Santurde (La Rioja), c. 1597 (atrib.); Imágenes y relieves del banco, retablo mayor, iglesia parroquial, Leiva (La Rioja), c. 1598.

 

Bibl.: f. Zapatero Pérez, Monografía histórica de la villa de Valtierra, Pamplona, Aramburu, 1935; T. Biurrun Sotil, La escultura religiosa y Bellas Artes en Navarra durante la época del Renacimiento, Pamplona, Graficas Bescansa, 1935; J. G. Moya Valgañón, “Hernando de Murillas y el final del Manierismo en la Rioja”, en Príncipe de Viana, 110 y 111 (1968); J. G. Moya Valgañón (dir.), Inventario artístico de Logroño y su provincia. I. Abalos-Cellorigo, y II. Cenicero-Montalbo en Cameros, Madrid, M. E. C., 1975 y 1976, respect.; J. M. Ramírez Martínez, “El retablo mayor de Villar de Torre”, en Berceo, 92 (1977); J. A. Barrio Loza, La escultura romanista en la Rioja, Ministerio de Cultura, Madrid, 1981; J. M. Ramírez Martínez, “Obras desconocidas del calceatense Lázaro de Leiva”, en La Rioja, 8 de junio de 1984; “Los colaterales de Sotés”, en VV. AA., II Coloquio sobre Historia del Arte en La Rioja, Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, 1985; Retablos mayores de la Rioja, Logroño, Diócesis de Calahorra, La Calzada y Logroño, 1993; J. Criado Mainar, Las artes plásticas del segundo Renacimiento en Aragón. Pintura y escultura 1540-1580, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1996; C. Díez Javiz, “El escultor romanista Diego de Marquina”, en López de Gamiz, XXXII (1998); J. Ruiz Navarro, “Breve panorámica de la escultura riojana en el siglo xvi”, en Aspectos menos conocidos del arte riojano (1997-1999), Logroño, Ateneo Riojano, 2000.

 

José Gabriel Moya Valgañón