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Felipe de Aragón

Biografía

Aragón, Felipe de. Segovia, c. 1574 – ¿Segovia?, 1656 post. Escultor.

Hijo del escultor Pedro de Aragón (doc. 1560- 1608). Es artista cercano a Juanes Imberto, con quien frecuentemente colaboró, al igual que con el cuellarano Pedro de Santoyo. Acusa como Imberto la influencia de la escuela vallisoletana y de Gregorio Fernández, dominante en Castilla a principios del siglo xvii, aunque dio también en secundar el modelo inmaculista introducido en Segovia por Antonio de Herrera Barnuevo.

Los cincuenta y un años declarados al hacerse en 1625 las levas municipales para la milicia permiten situar su nacimiento por 1574. Comenzaría así a ejercer su profesión por 1599, tras su formación en el taller paterno. No es claro quién fue de ambos el Aragón escultor que en 1600 realizó un Ángel Custodio para la parroquial de Matabuena —perdido—, que por licencia de provisor había de encomendarse a Juan Jiménez de Alsasua, quien puso en consecuencia pleito al templo. Ya en 1601 realizó el retablo de Nuestra Señora de la Guía en el convento de Santa Cruz, también perdido. En 1606 se obligó a preparar ocho gigantes para las danzas y pasacalles del Corpus Christi, y en 1607 las “escenografías” de dos de los carros que se adornaban para los autos sacramentales de aquellas fiestas.

De 1611 data la escultura granítica de san Frutos de la puerta norte de la catedral, su obra más relevante y conocida, en la que siguió el modelo de la realizada por el escultor Mateo Martínez para un canónigo.

Dos años después realizaba las imágenes correspondientes al primer cuerpo del entonces retablo mayor de la conventual de Santa María la Real de Nieva. Y en agosto de 1614 se obligó a hacer por 500 reales un Cristo difunto de pino con pelo natural para la cofradía de la Angustias (AHPSg, prot. 911, fols. 620-621). También por entonces hizo las imágenes del retablo Mayor de Escarabajosa de Cabezas, encomendado a Domingo Fernández de la Vega. Se encargó además de restaurar y colocar las realizadas por Gregorio Fernández para el retablo mayor de San Andrés en Segovia, para cuyo coronamiento hizo las de Santiago el mayor, san Juan Evangelista y las Virtudes (1615), que retocaría por 1637. Posiblemente trabajó asimismo en el colateral de la Inmaculada, que por 1626 cambió la dedicatoria de san Sebastián.

Intervino luego en el retablo de Nuestra Señora del Rosario de la parroquial de Carbonero el Mayor, realizando un mediocre relieve asuncionista (1617). De 1617 es el contrato para la talla de las imágenes de san Lorenzo, san Esteban, san Francisco y san Agustín del retablo del Rosario de Aguilafuente, cuyo ensamblaje hiciera Pedro de Santoyo. En 1624 se obligó a tallar un Cristo Crucificado para unos vecinos de Anaya (AHPSg, prot. 1299, fol. 304); por las mismas fechas en que realizaba el retablo de la Virgen del Rosario de Martín Muñoz de las Posadas y las imágenes del retablo mayor de la parroquial de Gutiérrez Muñoz (Ávila), donde su afinidad a Juanes Imberto y su aproximación a modelos de Gregorio Fernández es patente. Consta por entonces su colaboración con el escultor Miguel Blanco, vecino de Cebreros. Compartió luego con Imberto la hechura de las imágenes del retablo de san Andrés de la catedral de Segovia (1625), del que se le atribuyen el martirio de san Andrés y las figuras de san Mateo y san Marcos; también han de ser suyos el grupo del Calvario, la imagen de san Pedro y las de Moisés e Isaías. Hizo también por estos años una talla de san Miguel para la iglesia de Fresno de Cantespino (1624), y unas “medallas” de san Blas, san Antón, san José, la Virgen, san Bartolomé, san Antonio y san Esteban en el retablo mayor de la iglesia parroquial de san Esteban, en Segovia, de la que era feligrés, así como las imágenes del retablo de la Virgen del Socorro para la capilla de Juan Ávila en la iglesia de San Clemente —san Miguel, san Jerónimo, san Blas, san Juan Bautista y el Calvario—, y el desaparecido retablo de la ermita de Cerezuelo (1626), con pabellón inspirado en el antiguo de la Fuencisla. En 1627 consta que realizó una traza para el tabernáculo de la iglesia segoviana de San Nicolás.

Para la imagen Inmaculada del retablo de los Mercado en la iglesia segoviana de San Martín (1629) se inspiró directamente en la realizada ocho años antes por Herrera Barnuevo, escultor de S. M., que preside el altar de la capilla de la Concepción en la catedral.

A tenor de ello se le han de atribuir las de la iglesia de Santa Marina en Sacramenia, la del altar de los Montoya en la iglesia de la Trinidad de Segovia (1622) y, acaso, la que fue del convento de san Francisco, hoy en la iglesia de Santa Eulalia.

Por 1641, frisando ya los sesenta y siete años, talló el grupo de la Asunción del retablo mayor de la parroquial de Paradinas, apegado a un modelo sorprendentemente arcaizante, y dio trazas para la custodia.

Tres años después realizaba el túmulo levantado en la catedral para las Honras de la reina Margarita, y aún en 1656 aparece su nombre en las cuentas parroquiales de San Andrés de Segovia, en relación con deudas por las imágenes del retablo.

Se ha perdido la mayor parte de su obra documentada.

Hay motivos para pensar que colaboró con Imberto en los bustos-relicario de la lipsanoteca catedralicia y en el retablo mayor de la parroquial de Yanguas de Eresma. Y es de creer que sean suyas las tallas de san Juan y de la Virgen que acompañan al Cristo de Esteban Rueda en las Carmelitas, como lo es la Virgen de la Asunción del retablo de la iglesia de Valseca.

 

Obras de ~: Apóstoles y Virtudes, retablo de San Andrés, Segovia, 1615-1617; santos Lorenzo, Esteban, Agustín y Francisco, Aguilafuente (Segovia), 1617-1620, iglesia de Santa María; imágenes del retablo mayor, Gutiérre Muñoz (Ávila), c. 1626; Inmaculada Concepción, iglesia de San Martín, Segovia, 1629; Martirio de san Andrés, Calvario, san Pedro y otras imágenes, retablo de san Andrés, catedral de Segovia; Asunción de la Virgen, retablo mayor de la iglesia de Paradinas (Segovia), 1641.

 

Bibl.: J. de Vera, “La capilla de san Andrés en la Catedral de Segovia”, en Estudios Segovianos, II (1950), págs. 128- 129; “Obras perdidas y olvidadas”, en Estudios Segovianos, III (1951), pág. 285; J. L. Flecniakoska, “La fiesta del Corpus en Segovia (1594-1636)”, en Estudios Segovianos, VIII (1956), págs. 161-162; J. de Vera, “El retablo de la ermita de Nuestra Señora de Cerezuelo”, en Estudios Segovianos, XIV (1965), pág. 466; “Aportaciones al estudio de nuestra catedral”, en Estudios Segovianos, XV (1966), pág. 239; J. J. Martín González, Escultura barroca castellana, Madrid, Fundación Lázaro Galdiano, 1971, vol. II, págs. 97 y 101; F. Collar de Cáceres, “Los retablos mayor y colateral de la iglesia de San Andrés de Segovia”, en Boletín del Seminario de Arte y Arqueología, XLV (1979), págs. 377-386; J. J. Martín González, escultura barroca en España, 160-1700, Madrid, Cátedra, 1983, págs. 118-119; M. Villalpando, Artistas en Segovia. Siglos xvi y xvii, Segovia, Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Segovia, 1985, págs. 15-17; F. Vázquez García, “Escultores, ensambladores, entalladores, maestros de cantería, etc.”, en Cuadernos Abulenses, n.º 16 (1991), pág. 45; R. Cueto Ruiz, “La justicia Real y el robo sacrílego de Paradinas de 1623”, en Estudios Segovianos, XXXVII (1996), n.º 94, pág. 248; M.T.C.H. (Cortón de las Heras) en Edades del Hombre. El árbol de la Vida, Segovia, Fundación Edades del Hombre, 2003, págs. 538-539; F. Collar de Cáceres, “El ensamblador Domingo Fernández de la Vega (c. 1574- 1637)”, en Boletín del Museo e Instituto Camón Aznar, XCVI (2005), págs. 247-294.

 

Fernando Collar de Cáceres

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