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Juan (Juanes) Imberto

Biografía

Imberto, Juan. Juanes Imberto. Segovia, c. 1580 – 10.VII.1626. Escultor y retablista.

Hijo del ensamblador Mateo Imberto y de María López; nieto del estellés Juan Imberto I, sobrino y primo de escultores, y cuñado del escultor Juan Jiménez de Alsasua, también navarro y afincado en Segovia, así como del entallador Juanes de Aguirre, el arquitecto y ensamblador Juanes Mugaguren y el maestro de carpintería Juan Angulo.

Hubo de nacer en Segovia, donde se afincó Mateo de Imberto a principios de la década de 1570. Era aún menor al hacerse en 1602 la partición de los bienes paternos, y los veintiséis años que declaró en el pleito sobre la sillería vallisoletana de Sancti Spiritus (1606) sitúan su nacimiento por 1580.

Casó en primeras nupcias con Úrsula de Susayta (¿Susarte?), hermana acaso de Magdalena de Susarte, mujer primero del entallador Andrés Solanes y luego del ensamblador Francisco Fernández. Su segunda esposa fue Juana Gutiérrez. Dejó una única hija, Úrsula Antonio de Imberto, que nombró su heredera universal.

Fue enterrado en la iglesia de San Miguel.

Hubo de formarse en el taller familiar por los años en que se realizaban los retablos de la parroquial de Villacastín, completando probablemente su aprendizaje en Valladolid a partir de 1600.

En 1606 era vecino de esta capital castellana, sede entonces de la Corte y centro artístico primordial, y contrató, junto con Francisco Fernández, la realización del retablo de san Ildefonso de la iglesia de El Salvador (desaparecido), obligándose a hacer los relieves de Santa Leocadia y San Ildefonso. Sigue a esto cierto vacío documental, aunque puede establecerse alguna conexión con Pedro de la Cuadra, Melchor Beya o los Velázquez, y probablemente serán de este momento las imágenes del retablo mayor de la iglesia de Villabáñez y del colateral de san Juan Bautista en la iglesia de Santa María de Tordesillas, a él atribuidas.

El contrato de la escultura del retablo del convento de Santa Isabel, en noviembre de 1614, construido por Francisco Velázquez, es ya prueba de un claro reconocimiento en el marco vallisoletano. Suyas son las seis imágenes de santos franciscanos, las del Ángel custodio y de San Miguel —retiradas del retablo—, así como los cuatro relieves marianos y los que adornan el banco, pero también la talla de la titular, sustituida en 1621 por la debida a Gregorio Fernández y hoy en San Benito el Real, reconvertida en imagen de Santa Teresa. En unas y otras se deja notar la influencia del gran imaginero, presente en toda su obra.

En 1616 comenzó con Marcos de Garay el retablo de Matilla de los Caños, algunas de cuyas imágenes fueron enviadas ya desde Segovia. Y en 1618 solicitaba aquí autorización para hacer un retablo de la catedral, y consta que se le pagaron en ella diversas “medallas”, identificables con la mayor parte de los bustos-relicario de la lipsanoteca catedralicia. Todavía en 1620 aparece como vecino de Valladolid, retornando por entonces de manera definitiva a Segovia, aunque todavía en 1622 realizaba la imagen procesional de Santiago el Mayor para la iglesia vallisoletana del apóstol, sustituida en 1681 por el Santiago Matamoros de Juan de Ávila.

En 1621 acometió, en partición con Felipe de Aragón, la escultura del retablo de san Andrés de la catedral segoviana, levantado por Juanes Alcelegui sobre traza de Pedro de Brizuela. Suyas han de ser al menos las imágenes de San Antonio de Padua, San Blas (?), San Lucas y acaso las de San Pablo, San Juan y los sayones del relieve central. De nuevo en colaboración con F. de Aragón, realizó un año después el tabernáculo de Palazuelos de Eresma. Y en 1625 le fue traspasada por Gaspar de Aldaba la obra del retablo de Fuentes de Carbonero, aunque pronto cayó enfermo, y la parte sustancial debió de realizarse a su muerte en el taller de Diego Alonso.

En su testamento (27 de junio de 1626) consta que había realizado un Santiago para unos carreteros de Valsaín, un San Gil y otras tres imágenes para Fuentesauco, un San Pedro para la iglesia sepulvedana de su advocación, y varias figuras que tenía para policromar Bartolomé Sanz, así como la custodia-tabernáculo de Veganzones y la de Santiuste de Coca, que había hecho con Nazario de la Vega, y unos candelabros para la iglesia de Martín Miguel, y en el inventario de sus bienes se mencionan un par de retablitos colaterales comenzados y diversas imágenes, entre ellas un Ángel custodio semidesbastado, que era para un vecino de la Cuesta, hoy en la parroquial, y un San Blas para Navas de Oro.

Entre otras obras, se le atribuye un San José con el Niño en un colateral del santuario de Nuestra Señora de la Fuencisla, en Segovia. También responden a su estilo la Inmaculada grande de la iglesia de la Trinidad, y la que preside el retablo de las concepcionistas franciscanas de Segovia (Peraltas), de mucho más delicada factura y policromía. Buen número de los Cristos procesionales de las iglesias de la diócesis responden al modelo ya plasmado en Valladolid, y probablemente salieron de su taller. Y se advierte su participación en el retablo de la parroquial de Cuevas de Provanco, obra de Domingo Fernández, y en el de Yanguas de Eresma.

Se le ha venido confundiendo, en gran modo en lo estilístico, con Felipe de Aragón, con quien, con alguna asiduidad, colaboró.

 

Obras de ~: San Luis, San Buenaventura, San Bernardino, San Antonio, San Francisco, Ángel custodio, San Miguel, retablo mayor del convento de Santa Isabel, Valladolid; Santa Teresa de Jesús, convento de San Benito, Valladolid; San Antonio, San Clemente, Santa Eulalia y San Francisco, San Antonio, el Calvario y los relieves del banco, retablo mayor de Matilla de los Caños (Valladolid); Diversos bustos relicario, catedral de Segovia; San Pablo, santo obispo, San Antonio, San Lucas, San Juan (?) y otras imágenes, retablo del tesorero Andrés Madrigal, catedral, Segovia; San José con el Niño (atrib.), santuario de Nuestra Señora de la Fuencisla, Segovia; San Nicolás, iglesia de la Trinidad de Segovia (procedente de su iglesia) (atrib.); Inmaculada, iglesia de la Trinidad de Segovia (atrib.).

 

Bibl.: J. A. Revilla, La obra de los maestros de la escultura vallisoletana, II, Valladolid, 1929, págs. 117-120; P. López Barrientos, “El retablo mayor del convento de Santa Isabel de Valladolid”, en Boletín del Seminario de Arte y Arqueología (BSEAA),VIII (1941-1942), pág. 243; J. de Vera, “La capilla de San Andrés, en la catedral de Segovia”, en Estudios Segovianos (ES), II (1950), págs. 123-131; J. J. Martín González, Escultura barroca castellana, 2.ª parte, Madrid, Fundación Lázaro Galdiano, 1971, pág. 97; F. Heras, “Marcos de Garay, Juan Imberto y el retablo de Matilla”, en BSEAA, XXXIX (1973), págs. 261-268; J. J. Martín González, El escultor Gregorio Fernández, Madrid, Ministerio de Cultura, 1980, págs. 79 y 259; C. J. Ara Gil y J. M. Parrado, Catálogo Monumental de Valladolid, Partido Judicial de Tordesillas, Valladolid, Institución Cultural Simancas, 1980, pág. 63; M. Moreno Alcalde, “Noticias sobre el escultor Juan Imberto”, en BSEAA, XLVII (1981) págs. 456-463; Sobre Escultura en Segovia. Fuentes de Carbonero, Segovia, Caja de Ahorros, 1981, págs. 15- 28; J. Urrea Fernández, “Escultores coetáneos y discípulos de Gregorio Fernández, en Valladolid”, en BSEAA, L (1984), pág. 357; J. de Vera, “El retablo de Nuestra Señora del lugar de Fuentes”, en ES, VII (1985), págs. 452-453; J. J. Martín González y F. J. de la Plaza Santiago, Catálogo Monumental de Valladolid. Monumentos religiosos de la ciudad de Valladolid (Conventos y Seminarios), Valladolid, Diputación Provincial, 1987, págs. 135-136; F. Collar de Cáceres, “Riña de artistas en el enlosado de la catedral”, en ES, XXXVIII (1997), págs. 125-145; “El ensamblador Domingo Fernández de la Vega (ca. 1574-1637)”, en Boletín del Museo e Instituto Camón Aznar, XCVI (2005), págs. 271 y 282.

 

Fernando Collar de Cáceres

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