Muro, Juan. Calahorra (La Rioja), s. XVI – Cuenca, 12.V.1591. Maestro de capilla y compositor.
Es Dionisio Preciado el que da las primeras pistas sobre Muro al informar de que, tras la promoción al magisterio de capilla de la Catedral de Santiago de Compostela del maestro de capilla de la Catedral calahorrana, Francisco Velasco, se convocaron oposiciones a las cuales concurrió Juan Muro, en ese momento maestro de capilla de Vitoria (4 de marzo de 1572). Pero el puesto fue conseguido por Alonso de Tejeda. Es de suponer que entre 1572 y 1582 Muro debió de obtener el magisterio de Valladolid, pues años después, concretamente el 26 de noviembre de 1582, el Cabildo conquense informaba de que el magisterio de Cuenca estaba vacante y que, para concurrir a la misma, había “invitado” a Juan Muro, maestro de capilla de Valladolid, y a Diego de Herrera, antiguo infante de coro de la Catedral de Cuenca, residente en ese momento en Roma. Herrera, que llegó a la ciudad con bastante antelación con respecto a Muro, fue encargado por el Cabildo conquense de componer las obras necesarias para las celebraciones de la Navidad de 1582. Pocos días antes el Cabildo, teniendo asegurada ya la participación de dos opositores, decidió convocar formalmente oposiciones (15 de diciembre de 1582) con un plazo de presentación que, al término del mismo, sería prorrogado por espacio de un mes más, dada la nula presentación de otros candidatos.
Según Clementino Sanz, Muro tardó en llegar a la ciudad y mientras, los partidarios de Herrera, influidos por el cada vez más extendido rumor de que éste se estaba quedando sordo, le fueron retirando su favor al tiempo que crecían, en contraposición, los apoyos que iba recibiendo Muro. Fue por lo que Herrera, una vez que concluyeron las pruebas de oposición, pero antes de que se realizase la votación, decidió retirarse de ella argumentando, además, que él pensaba que el ofrecimiento del Cabildo era para ocupar directamente la plaza sin oposición (18 de marzo de 1583). Ese mismo día Muro fue nombrado maestro de capilla con un salario de 300 ducados y 30 fanegas de trigo. Marchó a Valladolid a “traer su casa” (26 de marzo de 1583) pero al llegar allí el Cabildo vallisoletano lo encarceló embargándole sus bienes, argumentando que éste se había posesionado del magisterio de capilla conquense sin el consentimiento del Cabildo de Valladolid (13 de mayo de 1583). Pasó el tiempo y, dado que Muro no regresaba a la ciudad, el Cabildo conquense decidió nombrar nuevo maestro de capilla y para ello ofreció dicha responsabilidad a Ginés Pérez, maestro de capilla de Valencia, quien lo rechazó (23 de julio de 1583). Aunque poco después se recibió el ofrecimiento de Alonso Puro, maestro de capilla de El Burgo de Osma (11 de octubre de 1583), finalmente se decidió convocar nuevas oposiciones, tras las cuales se recibió a Francisco Vázquez con el salario de 200 ducados y 30 fanegas de trigo (18 de noviembre de 1583).
Vázquez residió en Cuenca hasta 1587, año en que Muro, una vez saldadas sus deudas con el Cabildo vallisoletano, solicitó tomar posesión del puesto obtenido cuatro años atrás (22 de septiembre de 1587). Parece ser que en Cuenca residió, e incluso murió, en casa del licenciado Sebastián de Covarrubias, maestrescuela de la Catedral, con quien todo apunta a que le unía una estrecha amistad. Su fallecimiento se produjo a los escasamente tres años y medio de haber tomado posesión de su nuevo cargo, siendo enterrado, el 12 de mayo de 1591, junto al altar de la Piedad, enterramiento habitual, por aquel entonces, de los maestros de capilla. Su acta de defunción se conserva, según Restituto Navarro, en el libro de defunciones de la parroquia de Santiago de Cuenca.
Muro, a juicio de Restituto Navarro, fue uno de los más celebres maestros de capilla de su época y sus obras pueden considerarse, por su inspiración y pureza de estilo, como verdaderas obras maestras. Pero, a pesar de tratarse de un maestro de la época más floreciente de la polifonía, sus obras no se han librado del olvido ni el descuido ya que, a pesar de que hay indicios de que buena parte de los motetes anónimos que se custodian en la Catedral de Cuenca pueden ser suyos, sólo se conservan tres obras que, puede asegurarse, salieron de su pluma: Misa de difuntos, 4 VV; Oficio de difuntos, 5 VV y Parce mihi Domine, Lección 1.ª de difuntos, 4 VV. Asimismo Restituto Navarro señala que no sería extraño el hecho de que, una obra atribuida a Cristóbal de Morales, fuese en realidad de Muro.
Obras de ~: Misa de difuntos, 4 VV; Oficio de difuntos, 5 VV y Parce mihi Domine, Lección 1.ª de difuntos, 4 VV.
Bibl.: C. Sanz, “El Maestro de Capilla Juan Muro en la Catedral de Cuenca (1583-1591)”, en Anuanio Musical, n.º 23 (1968), págs. 35-60; R. Navarro Gonzalo, Polifonía de la Santa Iglesia Catedral Basílica de Cuenca. Alonso Lobo, Ginés de Boluda y Juan Muro, Cuenca, CUi, 1968; Los Maestros de Capilla de la Catedral de Cuenca desde el siglo XVI hasta hoy, Cuenca, CUi, 1974; D. Preciado, “Miguel Navarro, un polifonista que se hizo ermitaño”, en Revista de Musicología, VI, n.os 1-2 (1983), págs. 423-456; M. Martínez Millán, Historia musical de la Catedral de Cuenca, Cuenca, Diputación Provincial, 1988; J. López-Calo, “Muro, Juan [Juan Martínez de Muro]”, en E. Casares Rodicio (dir. y coord.), Diccionario de la música española e hispanoamericana, vol. VII, Madrid, Sociedad General de Autores y Editores, 2000, págs. 908-910.
Fernando J. Cabañas Alamán