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Juan Navarro

Biografía

Navarro, Juan. El Hispalense. Marchena (Sevilla), 1525-1530 – Palencia, 25.IX.1580. Maestro de capilla y compositor.

Como queda definitivamente constatado a través de documentos parroquiales, Juan Navarro el Hispalense, hijo de Rodrigo Navarro y Beatriz Ramírez, nació en Marchena, donde los duques de Arcos tenían la sede principal de su territorio nobiliario. En esta localidad se incorporó en 1549 a la capilla musical privada de los duques como cantor tenor, cuando ejercía el cargo de maestro de capilla Cristóbal de Morales, uno de los grandes polifonistas del Renacimiento.

Tras este período en el área sevillana, Navarro continuó como cantor en Jaén hasta 1553, y, a partir del mes de julio de ese año, en Málaga, donde consta como cantor tenor de la capilla musical. Allí comenzó su carrera de ascenso profesional y se presentó por primera vez a un examen de oposición para cubrir la ración de maestro de capilla que hasta entonces había poseído Cristóbal de Morales. Tras los exámenes y la votación obtuvo este cargo el prestigioso músico Francisco Guerrero, quien tomó posesión el lunes día 2 de abril de 1554. A pesar de no haber obtenido el cargo, Juan Navarro no desapareció de la vida musical malagueña y continuó como cantor tenor sin acceder a la nueva oposición de maestro de capilla, convocada en junio de 1554 ante la renuncia del maestro Guerrero, plaza que fue obtenida por Joan de Cepa. En octubre de 1555 Navarro solicitó una licencia para ausentarse y abandonó definitivamente la ciudad de Málaga.

Entre julio y septiembre de 1562 la Colegiata de Santa María de Valladolid se encontraba en un período de transición en lo que se refiere al magisterio de capilla. El 28 de septiembre las actas capitulares informan del recibimiento de Juan Navarro como maestro de capilla tras someterse a debate en Cabildo las condiciones de antigüedad que debía tener el aspirante a dicha plaza. Pareciendo que Navarro era la persona indicada, se confirmó su incorporación al puesto de maestro de capilla como medio racionero obteniendo los privilegios como cualquier otro beneficiado de dicha catedral. El 4 de junio de 1563 le concedieron dinero para instalarse en una casa propia con obligación de residir en ella todo el año, excepto los días que se le concedían de permiso para dedicarse a componer las piezas encomendadas por el Cabildo para las fiestas de Navidad, Corpus y Semana Santa, una de las obligaciones que tenía como maestro de capilla. Además se le adjudicó el mantenimiento de los cuatro mozos de coro que hasta entonces habían estado bajo el cargo de Juan de Valderas, siéndole concedidas tres cargas de trigo como remuneración para ello.

Juan Navarro entró, a partir de este momento, en un período de búsqueda de asentamiento en un lugar más seguro como maestro de capilla, por lo que, tras una primera estancia vallisoletana, comenzó una etapa de tanteo en distintos centros catedralicios del área castellana. Para ello solicitó un permiso de diez días a comienzos de 1564, en el que se puso en contacto con la Catedral de Ávila, donde el Cabildo lo eligió entre los aspirantes. Navarro se vio atraído por el nuevo centro por ser un lugar de gran actividad en manos del obispo Álvaro de Mendoza y, además, porque a la ración que le concedían entera, le sumaban 80 ducados de la fábrica por año y 12 ducados de ayuda de costa para efectuar el traslado.

El día 26 de febrero de 1564 tomó posesión del magisterio de capilla en Ávila. Su estancia en esta ciudad fue fundamental, pues comenzó su etapa de mayor actividad compositiva y coincidió su magisterio con la incorporación de Tomás Luis de Victoria como niño de coro de esa catedral para recibir su primera formación musical. En agosto, Navarro solicitó unos días de licencia y desapareció durante un año de la vida musical catedralicia abulense, quizás aquejado por una enfermedad o para retirarse a su labor compositiva, pero no fue penado por ello, pues se consideró que había obtenido el permiso legal para ausentarse. En enero de 1565, el Cabildo tramitó el pago por su libro de himnos, 300 reales, y ésta fue la primera versión que realizó de dichas composiciones. Al año siguiente, el maestro solicitó al Cabildo otra licencia para ausentarse, pero esta vez comunicó su deseo de dirigirse a un nuevo centro catedralicio. A pesar de los intentos por retenerlo mediante aumento de su ración y sueldo, decidió abandonar definitivamente la catedral abulense.

Navarro fue adquiriendo nombre y prestigio considerables en el mundo musical catedralicio como polifonista. Así, conociendo que en Ávila ejerció como maestro y compositor de gran valía, la Catedral de Salamanca no dudó en dirigirse a él para solicitarle sus servicios mediante una decisión capitular del 27 de septiembre de 1566. Navarro se incorporó a esta catedral el 14 de octubre del mismo año como maestro de capilla, para cubrir una prebenda que estaba vacante y a la que accedió mediante el sistema de libre designación, no por oposición de técnica como era lo habitual.

Las condiciones que la Catedral de Salamanca imponía al maestro de capilla y al organista habían sido recientemente revisadas y establecidas en reunión capitular mediante la determinación de unas nuevas ordenanzas, según las cuales ambos obtenían las mismas preeminencias que los racioneros cantores. Navarro obtuvo el derecho al voto en el Cabildo y percibió la renta de sus prebendas, pero no podía tomar capa en el coro ni altar. Todo ello le sería aplicado siempre que cumpliera con las funciones que le venían asignadas: regir el facistol y enseñar a los mozos de coro, además de mantenerlos. Sobre todo ello hay constancia de que este maestro lo cumplió estrictamente: cuando se instaló en casa propia en abril de 1567, con él convivían cuatro mozos de coro, a los que mantuvo en los años siguientes.

Al período en que Navarro ejerció su función de maestro de capilla en la Catedral de Salamanca se le puede calificar de activo en varios sentidos. La dotación de miembros de la capilla musical estaba pasando por un proceso de fluctuación, continuamente había reuniones del Cabildo para poner edictos de nuevas plazas de cantores, se incorporaban nuevos mozos de coro y la plantilla de ministriles se incrementó también. Las relaciones del centro catedralicio se hicieron extensivas a otros organismos, como la Universidad, con la que el Cabildo tenía el acuerdo de conceder prebendas a los graduados o se extendían a otros ámbitos sociales, como algunas casas nobiliarias, teniendo en cuenta la proximidad de la casa de Alba y de los duques de Béjar.

Además, coincidió la estancia del maestro Juan Navarro con cambios en la infraestructura musical de la catedral, sobre todo en lo referente a la organería. Navarro contribuyó a su mejora mediante el traslado, en junio de 1567, del órgano de la catedral vieja a la nueva, la petición de compra de un realejo traído de Flandes, la supervisión de la construcción y el arreglo de los órganos de la catedral vieja, realizados por Luis de Salas y Damián Luys y subvencionados por el maestro Francisco Salinas, y el cuidado en el proceso de afinación de dichos órganos, para lo cual trató con organistas como Pedro Ricardo y Criado.

Continuó con una gran actividad musical en la catedral durante unos años, pero, en el mes de julio de 1570, su precario estado de salud le impidió continuar ejerciendo el cargo. Navarro cayó enfermo y el Cabildo decidió que fuera sustituido por Roque de Salamanca en la labor de magisterio y manutención de los mozos de coro. Dos meses después percibió el sueldo correspondiente y se tomó el período de descanso obtenido por la licencia capitular.

Su retiro de las actividades directamente relacionadas con la catedral se extendió durante el año 1571. Al año siguiente se reincorporó a su cargo en el magisterio e impuso una rígida disciplina. Se preocupó por renovar las voces de la capilla musical eligiendo a los cantores de mayor calidad, así como de imponer orden en la capilla de ministriles, obligándolos a asistir a tocar en la catedral al menos dos días a la semana, con derecho a penarlos si no cumplían este mandato.

Su último año como maestro de capilla en Salamanca fue difícil por algunos enfrentamientos que mantuvo con el Cabildo, en defensa, cada uno de ellos, de sus derechos de autoridad. Fue en diciembre de 1573 cuando surgió el problema que, definitivamente, le hizo abandonar esa catedral al sobrepasar las normas de conducta y darle una bofetada al sochantre en el coro. Navarro fue expulsado inmediatamente el 2 de enero de 1574 en reunión capitular, tras considerarse un gran escándalo lo que este acto provocó en la iglesia.

Entre los años 1574 y 1578, Navarro, sin alejarse de la ciudad salmantina, dirigió la capilla musical de la Catedral de Ciudad Rodrigo. Este centro catedralicio era más pobre que el anterior, pero, sin embargo, la catedral tenía notable influencia sobre las escuelas que se crearon en la localidad, de Teología, Lectura y Música. Las funciones del maestro de capilla abarcaban la enseñanza de Canto y Música a los mozos de coro, y era obligado el tener, además de conocimientos de música, una amplia preparación científica y literaria. En este puesto se le concedió el derecho al voto en el Cabildo y el privilegio u honor de un asiento alto en el coro, así como capa de brocado, que Cepa, anterior maestro, ya había recibido.

De nuevo, su buen hacer como maestro le trajo el reconocimiento de una catedral de prestigio en el área castellana como fue la de Palencia. En septiembre de 1578, el Cabildo palentino, conociendo su trayectoria profesional y la seriedad con que la ejercía, solicitó sus servicios, y Navarro aceptó. El obispo de la ciudad era Álvaro de Mendoza, al que Navarro ya había tratado en Ávila, y el maestro apareció en el Cabildo con una carta de presentación de este obispo que pedía que le honrasen con todo lo posible como lo harían con él como obispo, pues Navarro se lo merecía enormemente.

Pero a su llegada, Juan Navarro, respaldado por ese apoyo, puso una serie de condiciones para aceptar definitivamente el cargo y solicitó los privilegios que ya había tenido en centros anteriores: lugar en el altar, silla alta en el coro y capa de seda como los beneficiados canónigos. El Cabildo, teniendo en cuenta la buena predisposición del nuevo maestro de capilla, así como las buenas cualidades y la “preheminenzia de su artey respetando la voluntad del obispo, aceptó dichas peticiones. Esto trajo consigo una cadena de problemas que iban a sobrepasar el ámbito legal del Cabildo, ya que los racioneros se opusieron a que tales privilegios fueran concedidos a un recién incorporado al centro catedralicio, pues iba en perjuicio de ellos el dar un puesto a una persona que no tenía derecho por no ser titular y, por ello, solicitaron la nulidad de dicha petición. Pero sus protestas no influyeron en la decisión capitular.

La situación de incomodidad con el nuevo maestro provocó una cadena de enfrentamientos entre racioneros y Cabildo que hizo intervenir al obispo Álvaro de Mendoza, quien pidió tranquilidad y compromiso al Cabildo de que dichas decisiones no volverían a tomarse, y en reuniones capitulares se fueron estableciendo nuevos estatutos para imponer las normas definitivas sin que nadie saliera perjudicado.

Dos meses después, resuelta la situación, todo llegó a la normalidad. Navarro, a finales de noviembre, cuando todos los requerimientos y pleitos habían finalizado, recibió el inventario de los bienes que Pedro Ordóñez, anterior maestro de capilla, debía traspasarle: esto suponía la toma de posesión plena de su magisterio. Navarro comenzó a ejercer su labor como maestro de capilla participando en la organización de actos destacados, como el de Navidad, para el que tanto urgía la presencia de un nuevo maestro.

Parece que Juan Navarro tuvo problemas para imponer orden y disciplina en el coro, pues los racioneros participaban en él y, aunque legalmente la situación de conflicto ya se había resuelto, éstos seguían manteniendo una postura de rechazo hacia el maestro, por lo que el Cabildo hubo de intervenir.

Pero la labor del maestro Navarro no quedó únicamente en su magisterio. Él fue quien promovió, en mayo de 1579, la creación de la Hermandad de Devoción a la Virgen y a San Antolín, patrón de la catedral. El Cabildo aceptó los estatutos y a partir de ese momento la congregación tuvo una importante actividad.

En 1580 se entra en el último año de la vida de Juan Navarro y para él se siguieron solicitando tratos de favor. El obispo Álvaro de Mendoza solicitó al Cabildo que se le concediera un complemento de sueldo, teniendo en cuenta que Navarro estaba ejerciendo óptimamente su cargo. En reconocimiento a su labor, el Cabildo aceptó dicha concesión y le dio, además, el poder para decidir el número de mozos de coro que quería tener y que el servicio de la catedral precisase, responsabilidades que Juan Navarro asumió y aplicó diligentemente.

Pero fue por poco tiempo, pues, en el máximo apogeo de su ejercicio y de su fama y alta consideración, Juan Navarro murió en Palencia el domingo 25 de septiembre de 1580. Su testamento, fechado días antes, muestra a un maestro con una situación económica desahogada, como queda patente en el inventario de sus bienes, entre los que se encontraban sus libros de música. El legítimo heredero del maestro era su padre, Rodrigo Navarro, que delegó en su hijo y hermano del maestro, Cristóbal Navarro, y sus sobrinos, Marina de Salazar y Hernando Navarro.

La obra musical de Navarro aparece diseminada por numerosos archivos catedralicios españoles, pues fue objeto de copia en cantorales de polifonía hasta siglos después de su muerte.

La primera gran producción fue su ciclo de himnos realizado durante su estancia en Ávila en 1565. La segunda producción la realizó Navarro en Palencia, antes de su muerte, y fue recogida por su sobrino Fernando (Hernando) Navarro Salazar y publicada póstumamente en 1590 en Roma, con el apoyo de Francisco Soto de Langa, cantor de la Capilla Pontificia, bajo el título Psalmi, Hymni ac Magnificat totius anni, secundum ritum Sanctae Romanae Ecclesiae. La importancia de este repertorio, el más difundido en España y otros países, radica en que Juan Navarro se muestra aquí como el primer compositor español que crea un ciclo completo de himnos para todo el año litúrgico. Su estilo musical se enmarca dentro de las premisas que definen la polifonía religiosa del siglo XVI español y sus rasgos estilísticos le aproximan a Morales y Guerrero, coetáneos, y Tomás Luis de Victoria, seguidor de sus principios. Destaca su gran expresividad, obtenida a través de la simplicidad técnica y la claridad del conjunto polifónico. Un contrapunto sencillo, sin artificios melódicos, sin interválicas complicadas más que en aquellos momentos donde quiere subrayar el contenido del texto.

 

Obras de ~: Psalmi, Hymni ac Magnificat totius anni, secundum ritum Sanctae Romanae Ecclesiae. Recoge: Salmos: Dixit Dominus. Primi toni, a 4v.; Confitebor. Secundi toni, a 4v.; Beatus vir, Tertii toni, a 4v.; Laudate pueri. Quarti toni, a 4v.; Laudate Dominum. Quinti toni, a 4v.; Laetatus sum. Sexti toni, a 4v.; Laudate Jerusalem. Septimi toni, a 4v.; Nisi Dominus. Octavi toni, a 4v.; Domine probasti. Secundi toni. Cum tribus choris, a 4v.; Credidi. Quinti toni, a 4v.; Memento Domine. Tertii toni. Cum tribus choris, a 4v.; In exitu Israel. Tertii toni. Cum tribus choris, a 4v. Himnos: In Adventus Domini: Conditor alme; In Nativitate Domini: Christe Redemptor; In Epiphania Domini: Hostis Herodes; Dominica in Passione: Vexilla Regis; In Octava Paschae: Ad coenam; In Ascensione Domini: Jesu nostra; In festo Pentecostes: Veni Creator; In festo Trinitatis: O lux beata; In festo Corporis Christi: Pange lingua; In festo Virgine Mariae: Ave maris stella; In Cathedra S. Petri: Quodcumque vinclis; In festo Sancti Crucis: Vexilla Regis; In Nativitate Sancti Joannes Baptista: Ut queant laxis; In festo apostolorum Petri et Pauli: Aurea luce; In festo Sancta Mariae Magdalena: Lauda mater; In festo Transfigurationis: Quicumque Christum; In festo S. Michaelis: Tibi Christe; In festo omnium Sanctorum: Christe Redemptor; Commune apostolorum: Exsultet caelum; De Apostolorum in tempore Paschali: Tristes erant; Commune unius martyris: Deus tuorum; Commune plurimorum martyrum: Sanctorum meritis; Commune Confessoris: Iste Confessor; Commune virginum: Jesu Corona, Commune dedicationis Ecclesiae: Urbs beata; Ad Completorium: Te lucis. Magníficat: Primi toni. Magnificat anima, Secundi toni. Magnificat, Tertii toni. Magnificat, Quarti toni; Magnificat, Quinti toni; Magnificat, Sexti toni; Magnificat, Septimi toni; Magnificat, Octavi toni; Magnificat. Himnos: Libro de Polifonía n.º 1 de la Catedral de Ávila: In Epiphania Domini: Crudelis Herodes, a 4v.; In festo conversionis Sancti Pauli: Egregis Doctor, a 4v.; In Cathedra Sancti Petri: Quocumque in orbe, a 4v.; In festo Sancti Gabrielis Archangeli: Christe Sanctorum, a 4v.; In festo Sancti Joseph: Te Joseph, a 4v.; In festo inventionis Sanctae Crucis: Vexilla Regis prodeunt, a 4v.; In festo coronationis Domini: Lauda fidelis, a 4v.; In festo Sancti Joannis Baptistae: Ut queant laxis, a 4v.; In festo Sanctorum Petri et Pauli: Decora lux, a 4v.; Triumphi S. Crucis: Vexilla regis, a 4v.; In festo Sanctae Mariae Magdalenae: Pater superni lumini, a 4v.; In festo Sancti Petri ad Vincula: Miris modis, a 4v.; In festo Transfigurationis: Quincumque Christum queritis, a 4v.; In festo Sanctorum Justi et Pastoris: Ecce Justus, ecce Pastor a 4v.; In festo Santi Raphaelis: Tibi Christe, a 4v.; In festo Sancti Michaelis: Te splendor, a 4v.; In festo Sanctorum Angelorum Custodum: Custodes hominum, a 4v.; In festo Sanctae Teresiae: Regis Supernis, a 4v.; In festo Omnium Sanctorum: Placare Christe, a 4v.; In festo Spectationis Beatae Mariae Virginis: Creator alme, a 4v.; Dominica in Ramis Palmarum: Gloria laus, a 4v.; In festo Ascensionis: Salutis humanae sator, In dir Ascensiones ad Nonam: Rerum Deus, a 4v.; In festo Pentecostes: Veni Creator, a 4v.; In festo Sanctissimae Trinitatis: Iam sol recedit, a 4v.; In festo Sanctissimi Corporis Christi: Pange lingua, a 4v.; Commune apostolorum: Exsultet orbis gaudiis, a 4v.; Commune apostolorum: Tempore Paschali, Tristes erant, a 4v.; In festo unius martyris: Deus tuorum, a 4v.; In festo unius martyris: Deus tuorum, a 4v.; In festo unius martyris: Deus tuorum, a 4v.; In festo pontificis et non pontificis: Iste Confessor, a 4v.; In festo Beatae Mariae Virginis: Ave maris stella, a 4v. Antífonas: Alma Redemptoris mater; Ave Regina caelorum; Regina caeli laetare, Salve vita, dulcedo. Motetes: Ave Regina caelorum, a 5v.; Ave virgo, a 4v.; Beatus es, a 4v.; Cum sublevaret. In Quadragesima, a 4v.; Dicebat Jesus. In Quadragesima, a 4v.; Ductus est Jesus. Fuga ad unisonum, a 5v.; Ecce ascendimus. In Quadragesimae tempus, a 5 v.; Erat Jesus. In Quadragesima, a 4v.; In passionis positus. In Parasceve, a 6v.; Laboravi, a 5v.; Salve Regina, a 4v.; Simile est. In Quadragesima, a 5v.; Vidi aquam, a 4v. Canciones: O mar, o mar fiel de mis ojos. Obras en el Cancionero de Medinaceli: Ay de mi sin ventura, a 4v.; Ay soledad amarga, a 4v.; Ribera el sacro Darro, a 4v.; Siendo míos, a 4v.; Sobre una peña, a 4v.; Vuelve tus claros ojos, a 4v.

 

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Asunción Gómez Pintor