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Jorge de Ataíde

Biografía

Ataíde, Jorge de. Lisboa (Portugal), 1535 – Castanheira (Portugal), 17.I.1611. Eclesiástico, capellán mayor de la Casa Real portuguesa, consejero del Consejo de Portugal y obispo de Viseu.

Jorge de Ataíde nació en Lisboa en 1535, fruto del matrimonio entre António de Ataíde, I conde de Castanheira y veedor de la Hacienda de João III, y Ana de Távora, hija de Álvaro Pires de Távora, señor de Mogadouro.

Tuvo por hermanos a António de Ataíde, II conde de Castanheira, Maria de Ataíde, dama de la reina Catalina, que fue la segunda mujer de Manuel de Noronha, frontero en Safim, fray Bernardo da Cruz, religioso cisterciense del monasterio de Alcobaça, Luís de Ataíde, III conde de Atouguia, Joana de Ataíde, mujer de Nuno Manuel, II señor de Tancos y Salvaterra, y Jerónimo de Ataíde, paje de la reina Catalina y comendador de Vila Franca. Su tía, Maria de Távora, fue la abadesa del monasterio cisterciense de Celas en Coimbra, donde ingresaron muchas mujeres de su familia.

Inició su formación en la Universidad de Coimbra, donde estudió Cánones. En 1562, por mandato de la reina Catalina, ejerció como canonista en el Concilio de Trento junto al dominico fray Luis de Sotomayor y el franciscano fray Antonio de Padua. Al término del Concilio, viajó a Roma, donde participó en la reforma del misal y breviario romano. Sin embargo, su estancia en la Corte pontificia fue breve, ya que la muerte de su padre, António de Ataíde, le obligó a volver a Portugal. A su regreso, fue nombrado presidente de la Mesa de Conciencia y Órdenes y en 1568 recibió el obispado de Viseu, donde, después de obtener la bula de confirmación, fue consagrado por Julián de Alva.

Entró en su diócesis el 14 de marzo de 1569.

A comienzos de 1578 se enemistó con el rey Sebastián por la elección de su hermano, Luís de Ataíde, para dirigir la Armada que se preparaba en Lisboa para llevar a cabo la segunda campaña africana, y la consiguiente renuncia a su nombramiento como virrey de la India. Finalmente, la dirección de esta Armada se encargó a Diogo de Sousa. La tensa situación creada entre el Monarca y el obispo de Viseu llegó a Roma; el joven Monarca le obligó a que renunciase en 1579 a esta sede. Esta situación, sin embargo, no provocó su caída en desgracia. El cardenal rey Enrique le hizo de su Consejo de Estado y le nombró, el 13 de octubre de 1578, capellán mayor de su real capilla, en lugar de João de Castro.

Además, por la bula Ex debito pastoralis del 18 de septiembre de 1579, Gregorio XIII le hizo coadjutor y futuro sucesor del cardenal rey como abad de Alcobaça.

Durante la crisis sucesoria se posicionó claramente a favor de Felipe II, atrayendo a la causa filipina a los miembros de su familia. Esta actitud le valió no pocos problemas, como los que tuvo en Setúbal, durante la celebración de las Cortes, cuando tuvo que refugiarse en la casa de Cristóbal de Moura. Fue de los primeros súbditos portugueses en dirigirse a Badajoz para servir al rey castellano, asistiendo al Rey Prudente desde su entrada en Portugal en los asuntos eclesiásticos, además de ejercer como presidente de la Mesa de Conciencia y Órdenes desde el 4 de diciembre de 1580. Estos servicios le fueron muy bien recompensados. Se le confirmó el cargo de capellán mayor, dignidad que disfrutó hasta 1611, cuando falleció y en su lugar se asentó el obispo Pedro del Castilho, se le hizo merced de la abadía de Pombeiro, que fue de António de Seixas, y recibió la promesa de un capelo cardenalicio. Durante los primeros meses del reinado de Felipe II, tuvo una participación activa en las diferentes juntas que se convocaron para tratar la situación de la Hacienda portuguesa, así como el estado de las armadas. Además, trabajó con diligencia en la reestructuración de la Casa Real y fue uno de los jueces que participó en el proceso contra el prior de Crato.

En 1583 abandonó Portugal, acompañando al rey castellano a la Corte de Madrid para formar parte, junto a Cristóbal de Moura, Pedro Barbosa, Francisco Nogueira y Num Álvares Pereira, del recién creado Consejo de Portugal. Allí desempeñaría una importante labor política y de patronazgo. El 25 de noviembre de 1585, Sixto V le confirmó como comendatario del monasterio de Alcobaça, en lugar del arzobispo de Lisboa, Jorge de Almeida, y recibió el título de limosnero mayor propietario, que pertenecía a este importante monasterio, cargo que poseyó hasta la fecha de su muerte. Para sustituirle, Felipe III nombrará, a pesar de su corta edad, a su hijo el cardenal infante Fernando. Como abad del monasterio de Alcobaça centró su actividad en poner en orden las cosas de su hacienda, iniciando en 1591 un recuento de los bienes en la comarca de Leiria y en 1601 otro en la comarca de Santarém. Todos los servicios prestados, así como su formación universitaria, fueron tenidos en cuenta en 1589 cuando se propuso su nombre para reformar la Compañía de Jesús.

La muerte de Felipe II y la llegada del nuevo soberano supuso su ostracismo de la Corte y del poder. El nuevo hombre fuerte de la Monarquía, el marqués de Denia, comenzó a colocar a familiares y clientes en los principales órganos de gobierno. Juan de Borja, que había adquirido en 1599 el título de consejero de Portugal, se convertía, en lugar de Moura y de Ataíde, en el auténtico hombre fuerte de la política portuguesa.

De este modo, en 1600 se le ofreció, a pesar de sus casi setenta años, el cargo de inquisidor general de Portugal, cargo que rechazó al no venir acompañado por el anhelado capelo cardenalicio. Con todo, aprovechó el traslado de la Corte a Valladolid para recuperar momentáneamente cierto brillo en el Consejo, ya que Borja tuvo que permanecer en Madrid en el servicio de la emperatriz María. Su situación era, no obstante, bastante difícil y, al menos en 1602, solicitó que se le relegase de su cargo de consejero y se le diese licencia para regresar a Portugal. Lo hizo en 1603, retomando el gobierno diario de la capilla hasta su muerte en Castanheira, el 17 de enero de 1611. Fue enterrado, junto a sus padres, en el convento de los capuchinos de esta ciudad.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Fondo Consejo de Portugal, Secretarías Provinciales, lib. 1455, fol. 56r.; lib. 1455, fol. 56r.; Resumen de la vida de D. Jorge de Ataíde, obispo de Viseu, capellán mayor de Portugal y del Consejo de Estado, Lisboa, 1611; Archivo Histórico Nacional, Estado, lib. 81, fol. 18r.; Arquivio Nacional Torre do Tombo (Lisboa), Fondo Chancelaria D. Sebastião e D. Henrique, Doações, lib. 42, fol. 125r.; Fondo Chancelaria de D. Filipe I, Doações, lib. 10, fol. 181r.; lib. 23, fol. 309r.; Biblioteca Nacional de Lisboa, Pombalina, cód. 641, fol. 543r.; cód. 648, fols. 602r., 664r.-669r. y 746-752r.

M. C. de Sousa, Memorias da dignidade e officio de capella mor do rey de Portugal [...], 1706, fol. 58v.; F. de Almeida, História da Igreja em Portugal, vol. III, parte II, Coimbra, Imprensa Académica, 1915, págs. 935-937; A. A. B. de Andrade (dir.), Dicionário de História da Igreja em Portugal, vol. II, Lisboa, Resistencia, 1983, págs. 6-7; S. de Luxán Meléndez, La Revolución de 1640 en Portugal, sus fundamentos sociales y sus caracteres nacionales. El consejo de Portugal: 1580-1640, Madrid, Universidad Complutense, 1988, págs. 65, 67, 451 y 479; F. Gayo, Nobiliário das Familias de Portugal, vol. VIII, Braga, Carvalhos de Basto, 1989, pág. 517; S. Fernández Conti, “Ataíde, Jorge de”, en J. Martínez Millán y C. J. de Carlos Morales (dirs.), Felipe II (1527-1598). La configuración de la Monarquía Hispana, Valladolid, Junta de Castilla y León, 1998, págs. 327-328; F. Labrador Arroyo, “La casa real portuguesa de Felipe II”, en J. Martínez Millán y S. Fernández Conti (dirs.), La Monarquía de Felipe II. La casa del rey, vol. I, Madrid, Fundación Mapfre-Tavera, 2005, passim.

 

Félix Labrador Arroyo