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Pedralvares Pereira

Biografía

Pereira, Pedralvares. Conde de Muge (I). Mirandela (Portugal), c. 1560 – Madrid, 1622. Secretario y consejero de Portugal.

Pedralvares Pereira nació en Mirandela, en la provincia de Tras-os-Montes. Era hijo del secretario Num Álvares Pereira y de Isabel de Mariz. Fueron sus hermanos, entre otros, Luís Álvares Pereira, fidalgo caballero de la Casa Real de Sebastián, y Maria Pereira, mujer de Diogo Botelho, gobernador de Brasil entre 1602 y 1609. Se casó con Mécia de Faro, hija de Fernando de Faro Henriques, IV señor de Barbacena, y de Joana de Gusmao. Fruto de este matrimonio nacieron Nuno Álvares Pereira, Pedro Álvares Pereira, comendador de la Orden de Cristo en África, y Maria de Faro, que falleció niña.

Junto a su padre, se posicionó claramente a favor de la causa filipina. Para evitar problemas acompañó a los miembros de su familia a Galicia hasta que se aclarase la cuestión sucesoria. Una vez cumplido el encargo, acudió a Badajoz a reunirse con su padre y ponerse al servicio de Felipe II. Gracias a los trabajos realizados durante la crisis dinástica y a los servicios de su padre, en 1584 se le hizo promesa de la plaza, que su progenitor ocupaba, de secretario de Estado del Consejo de Portugal. Desempeñó este oficio durante las jornadas de Barcelona y Monzón de 1585, aunque tuvo que esperar al fallecimiento de su padre para recibir el título de secretario, en abril de 1586.

Con su muerte heredó el disfrute de la décima del esparto de Oporto, por carta del 1 de julio de 1593, aunque con efectos de 1586, así como el estanco del solimao. Años más tarde, obtuvo un hábito de caballero de la Orden de Cristo.

El incremento de las funciones del secretario que emanaban de las ordenanzas que se dieron al Consejo, así como la estrecha colaboración que mantuvo con Cristóbal de Moura, le permitieron disfrutar de una parcela importante de poder en los asuntos portugueses, “y a él solo tocaba proponer los negocios como le parecía conveniente, sin que los del Consejo se pudiesen entrometer en ello, ni recibir ni proponer memorial alguno, como todo consta de los libros y consultas originales de aquel tiempo”. Sin embargo, el fallecimiento de Felipe II y el acceso al poder de su hijo supuso un declive de su figura política. El control de los resortes de la Monarquía por parte del marqués de Denia trajo consigo el alejamiento de la Corte de su protector, Cristóbal de Moura, y un cambio en la dirección de las cuestiones del Reino de Portugal, a cuya cabeza se colocó a Juan de Borja. De esta manera, en 1602 fue relevado en la secretaría del Consejo, hecho en el que influyó la presión ejercida por Pedro Franqueza.

Pedralvares Pereira, ante su evidente caída en desgracia, no dudó en ofrecer sus servicios y experiencia en los asuntos portugueses al duque de Lerma, que necesitaba personas afines para hacerse con el control de los asuntos del país vecino. Gracias a este cambio político recibió una plaza de consejero de Portugal y formó parte, entre 1602 y 1606, de la Junta de Hacienda de Portugal reunida en la Corte castellana y, junto a Franqueza y Ramírez de Prado, de la Junta de Armadas, entre 1603 y 1606, convirtiéndose en uno de los principales estiletes de la política portuguesa del valido. Ello le granjeó una enconada enemistad con el obispo Pedro del Castilho y con Duarte de Castelo-Branco, conde de Sabugal. Se le hizo merced además de una encomienda para su hijo valorada en 500.000 reales y, a finales de 1603, de 4000 ducados de juro perpetuo y un pedazo de tierra en la ribera de Lisboa, cuyo valor se estimaba en 10.000 ducados.

Años más tarde, el 4 de marzo de 1606, se le concedió la conquista y gobierno de Sierra Leona con título de capitán y gobernador perpetuo para él y sus sucesores.

Este título se debía sumar a los que ya poseía de señor de Paul de Muge, de las jugadas de Torres Vedras, y comendador de Santa Maria de Marmeleiro en la Orden de Cristo.

El 20 de enero de 1607 fue encarcelado por el alcalde de Casa y Corte Melchor de Teves, dentro del proceso contra Franqueza y el licenciado Ramírez del Prado, si bien en un primer momento, hasta finales de marzo, continuaría participando en las deliberaciones del Consejo (en abril ya estaba preso en Torrejón de Velasco). Permaneció en prisión hasta 1612, cuando, gracias de nuevo a Lerma, y a que su expediente fue remitido a los jueces de la Orden de Cristo, obtuvo el perdón real. Dos años después, a causa de que desde julio de 1612 el Consejo permanecía temporalmente cerrado, obtuvo facultad para reincorporarse a las sesiones del Consejo de Portugal, ocupando de nuevo su asiento de consejero, donde permaneció, no sin escándalos, entre enero de 1614 y junio de 1615, cuando de nuevo se cerraron las puertas de esta institución.

No regresó al Consejo hasta 1617, sin título, a pesar de valorar el Monarca la posibilidad de su nombramiento como veedor de la Hacienda de Portugal. Este nombramiento no resultó por haber mediado en este asunto Manuel de Moura Corte-Real, II marqués de Castel-Rodrigo, que solicitaba dicho cargo al habérselo dejado en herencia su padre, Cristóbal. Permaneció en el Consejo hasta su muerte en 1622, año en que recibió el título de conde de Muge. A lo largo de su vida conoció diferentes visitas, como la que remitió el inquisidor general Niño de Guevara.

 

Bibl.: S. de Luxán Meléndez, La Revolución de 1640 en Portugal, sus fundamentos sociales y sus caracteres nacionales. El consejo de Portugal: 1580-1640, Madrid, Universidad Complutense, 1988, págs. 134, 223, 269 y 585; C. Pérez Bustamante, La España de Felipe III, Madrid, Espasa Calpe, 1992, pág. 114; A. López de Haro, Nobiliario genealógico de los reyes y títulos de España, vol. I, Navarra, Wilsen, 1996, pág. 138; L. Cabrera de Córdoba, Relaciones de las cosas sucedidas en la corte de España desde 1599 hasta 1614, Valladolid, Junta de Castilla y León, 1997, pág. 199; S. Fernández Conti, “Pereira, Pedralvares”, en J. Martínez Millán y C. J. de Carlos Morales (dirs.), Felipe II (1527-1598). La configuración de la Monarquía Hispana, Valladolid, Junta de Castilla y León, 1998, pág. 450.

 

Félix Labrador Arroyo