Noronha, Miguel de. Conde de Linhares (IV). ?, ú. t. s. XVI – Madrid, 20.II.1649. Virrey de la India y consejero de Portugal.
Miguel de Noronha era hijo de Afonso de Noronha, virrey de la India, y de Arcángela María de Portugal. Merced a su matrimonio con Inácia de Meneses e Vasconcelos, hija de Pedro de Meneses, alcalde mayor de Viseu, y de María de Vasconcelos —por lo tanto, sobrina de Fernando de Noronha, III conde de Linares—, heredó el condado de Linhares, tras el fallecimiento sin hijos de Fernando. Engrosaban su patrimonio además los señoríos de Fornos, Algodres y Pena Verde, así como la alcaldía mayor de Viseu y las alcaldías de Noudar y Barrancos en la Orden de Avis.
Siendo muy joven recibió el título de mozo fidalgo de la Casa Real portuguesa, cargo que mantuvo hasta 1602, cuando se le acrecentó a fidalgo escudeiro. Años después, en 1610, sirvió en el norte de África, primero en Ceuta, donde permaneció durante más de tres años con cinco caballos y ocho criados a su costa, y más tarde en Tánger, durante dos años y medio. A su regreso a la metrópoli se embarcó en dos armadas de galeras con el conde de Elda y formó parte de la Armada del Mar Océano entre 1615 y 1619.
Era del Consejo de Estado en Portugal y en 1624 fue nombrado gobernador y capitán general de Tánger, donde permaneció hasta 1628. Poco tiempo después, el 17 de febrero de 1629, recibió el nombramiento de virrey de la India y partió de Lisboa el 3 de abril de ese mismo año. A su llegada a Goa, el 21 de octubre, tomó posesión de su cargo y se prestó a enviar ayuda militar a Nuno Álvares Botelho, que había desempeñado el poder interinamente hasta su llegada y que se encontraba defendiendo Malaca. Durante su virreinato conquistó la ciudad de Kambolim y se recuperó Ceilán, aunque perdió Mombasa ante los holandeses. Además, mantuvo fuertes enfrentamientos con los padres de la Compañía de Jesús e intentó poner orden en la Administración portuguesa. El 8 de diciembre de 1635 entregó el gobierno de la India a su sucesor Pedro da Silva, que había sido capitán de Malaca y de la isla de Madeira, y que se encargó finalmente de este cometido el 28 de febrero del siguiente año.
A su regreso, tras desembarcar en Málaga en enero de 1637, recibió en Madrid el nombramiento de gentilhombre de la cámara de Felipe IV. Se le ofreció el gobierno de Brasil, que rechazó. A propósito de este ofrecimiento se incluirían posibles mercedes tan importantes como el título de general del Mar Océano, una plaza en el Consejo de Portugal, un título de marqués, la garantía de que a su regreso tendría la capitanía general de Portugal y un virreinato en Italia. Pese a todo, el Rey Planeta le hizo de su Consejo de Portugal, asistiendo asiduamente a las sesiones del mismo entre junio y diciembre de ese año de 1637. En torno a su persona se agruparía en la corte una facción de portugueses que se oponían a la política llevada a cabo por el conde-duque de Olivares en el reino luso, encabezados por los secretarios Diogo de Soares y Miguel de Vasconcelos.
A finales de 1637, cuando se produjeron las alteraciones de Évora, se mostró partidario de acabar con la carrera política de Soares y Vasconcelos, a los que se consideraba máximos culpables de la situación, y de iniciar la senda de la negociación. El conde-duque de Olivares aceptó en parte sus propuestas, si bien, a instancias de su hechura —Diogo Soares, que le quería alejar de la corte—, decidió, tras enviar sucesivamente a dos delegados, el padre Manso y fray Juan de Vasconcelos, mandar al conde de Linhares, primero a Vila Viçosa, a persuadir al duque de Bragança para que actuase como mediador, y luego a Évora a negociar con los sublevados. Entre tanto, Noronha recibió el nombramiento de gobernador de Pernambuco, que se encontraba casi en su totalidad en manos holandesas.
En un principio, consciente de la intriga política de la que había sido víctima, intentó rehusar esta misión, pero finalmente tuvo que aceptarla.
Fracasó en su cometido en la capital del Alentejo y tuvo que retirarse precipitadamente de esta ciudad. Cayó entonces, a su vuelta a la corte, momentáneamente en desgracia, siendo enviado a Tordesillas. Años después recuperó su poder al ser nombrado capitán general de la Armada del Mar Océano. Tras la pérdida de Portugal permaneció sirviendo en la corte de Madrid, mostrando su fidelidad a la Casa de Austria. Recibió el cargo de general de las galeras de Sicilia y de las de España, el título de marqués de Gijón, el de duque de Linhares y el de Grande de España, así como el de duque de Viseu. Antes de fallecer se casó con Lucrecia de Silva, dama de la reina Mariana de Austria e hija de Gaspar Ladrón de Vilanova, III conde de Chelvas, y de María de Silva. Murió en Madrid el 20 de febrero de 1649.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Secretarías Provinciales, Portugal, Memorial de servicios, lib. 1581, fols. 108-111v.; Arquivio Nacional Torre do Tombo, Ementas da Casa Real, lib. 7, fol. 161r.; Biblioteca Nacional de España, Relación del intento de recuperación de Mombasa, ms. 2363, fols. 41r.-45v.
J. Romano Torres (ed.), Portugal: Diccionario Histórico, Chronográphico, Biográphico, Bibliográphico, Heráldico, Numismático e Artístico, vol. IV, Lisboa, J. Romano Torres, 1908, págs. 213-214; A. Viñas Navarro, “El motín de Évora y su significación en la restauración portuguesa de 1640”, en Boletín de la Biblioteca Menéndez y Pelayo, 6 y 7 (1924 y 1925), págs. 321- 339 y págs. 29-49, respect.; S. de Luxán Meléndez, La Revolución de 1640 en Portugal, sus fundamentos sociales y sus caracteres nacionales. El consejo de Portugal: 1580-1640, Madrid, Universidad Complutense, 1988, págs. 180 y 583; J. dos S. R. Cosme, A Alentejo a oriente d’Odiana (1600-1640). Política, Sociedade, Economia e cultura, Lisboa, Colibri, 1994, pág. 189; J. F. Schaub, Le Portugal au temps du comte-duc d’Olivares (1621-1640). Le conflit de juridictions comme exercice de la politique, Madrid, Casa de Velázquez, 2001, págs. 204-207.
Félix Labrador Arroyo