Arias, Antonio. Béjar (Salamanca), c. 1546 – Vilna (Lituania), 2.III.1591. Predicador jesuita (SI) y teólogo.
Cuando este bejarano entró en la Compañía de Jesús, en el colegio de Alcalá de Henares —gran cantera de vocaciones—, en 1566, era ya bachiller en Artes.
Bartolomé de Alcázar, sin embargo, afirma que fue recibido en el colegio de Plasencia, tras haber asistido a las clases de Filosofía y haber escuchado a los escolares de la Compañía, así como a los sermones del padre Miguel Gobierno. Tras su período de probación, prosiguió su formación en Humanidades en Murcia y teología en Ocaña, Plasencia y Roma. En 1573, fue enviado a Polonia, donde leyó Teología moral y casos de controversias en Braniewo hasta 1576. Se había ordenado sacerdote en Posnania. Pasó a Vilna, donde prosiguió como profesor pero en casos de conciencia, enseñando además Escritura.
En el otoño de 1578 y junto con García Alabiano, establecía la Facultad de Teología en la Academia de aquella ciudad, de la cual fue profesor de Teología Escolástica por espacio de diez años. Aquella institución se había establecido, a partir de un colegio y en 1569, por disposición del entonces obispo de Vilna. Fue en julio de 1578 cuando el rey Esteban Báthory emitió el privilegio de la universidad, sancionándolo el papa Gregorio XIII seguidamente. En sus primeros momentos, leyeron en esta academia jesuitas de varias nacionalidades, formados habitualmente en la Universidad de Viena o en el Colegio Romano. No fue el caso de Antonio Arias, procedente directamente de la provincia de Toledo. Las disciplinas más desarrolladas en los primeros tiempos fueron la Teología polémica, los debates con los protestantes y los entonces problemas contemporáneos de la Filosofía, para pasar después a las Humanidades y a las Matemáticas.
Con todo, la Universidad de Vilna se fue configurando como el principal “baluarte de la resistencia católica a la difusa propaganda antiprotestante y de las sectas”, según afirma Rabikauskas. Antonio Arias, en el transcurso de la primera concesión de grados en la Universidad-Academia de Vilna, obtuvo el doctorado en Teología.
Ejerció por un corto período de tiempo —entre 1586 y 1587— el oficio de predicador latino del rey Esteban Báthory (1576-1586). En realidad, fue una sustitución, pues el titular de ese oficio, el padre Martín Laterna, tuvo que ausentarse y viajar a Roma. Según Bartolomé de Alcázar, su palabra provocaba satisfacción al Monarca, denominándole como “Alma de Dios”. Sin embargo, el padre Laterna era indispensable en la vida espiritual de Esteban Báthory y cuando aquél regresó de Roma, el Rey recurrió a ambos predicadores, aunque el padre Arias provocó más de una división entre los que le escuchaban. Había contribuido aquel Monarca a la consolidación estatal de este reino de Polonia, favoreciendo su expansión territorial, en la que chocó con Moscovia y con su zar Iván IV. Fue otro jesuita, Antonio Possevino, el enviado por el papa Gregorio XIII ante la petición de mediación solicitada por el monarca moscovita.
A la muerte del rey Esteban, el obispo de Vilna, Georgius Radziwill, se llevó consigo al padre Arias para que le acompañase en el transcurso de las visitas pastorales que realizaba. Se pronunció el jesuita acerca de las obligaciones que debía desarrollar un sacerdote ejemplar, ideas expresadas en su sermón Attendite vobis et universo gregi, pronunciado en el sínodo de Piortrków, en 1589. Mostró también su preocupación hacia los más necesitados, por lo que contó con un notable prestigio. A pesar de su magisterio, no tuvo conocimiento de las lenguas polaca y lituana, lo que le limitó en el alcance de sus ministerios, a pesar de las inquietudes que demostró. Además de las obras que se consignan como destacado profesor de Teología, Bartolomé de Alcázar afirmaba haber encontrado en el archivo del Colegio Imperial de Madrid unas páginas manuscritas del padre Arias, agrupadas bajo el título “Vida de Nuestra Señora”.
Aunque los deseos del Gran Mariscal de Lituania de trasladar su cuerpo, tras su muerte, a un lugar más relevante no fueron concedidos por el general Aquaviva, años después sus restos se depositaron en la capilla de la Congregación Mariana de la iglesia de San Juan de la Academia de Vilna. En aquellos momentos se intentaba promover su causa de beatificación.
A esta iniciativa, se unió la de su mencionado compañero García Alabiano, rector del colegio de Vilna y provincial después de Lituania, cuando escribió la vida del padre Arias en 1608. Ese mismo año se dividía la amplia provincia de Polonia, entre la propia Polonia y Lituania, de acuerdo a lo que había decidido la Congregación General VI de aquel año, aunque desde hacía diez años, Lituania había sido viceprovincia, aunque dependiente del superior polaco. Hacia la persona del padre Arias se hicieron notables referencias en las Cartas Annuas de 1591 y 1599, ambas impresas y ampliamente difundidas.
Obras de ~: Assertiones theologicae de charitate, Vilna, 1579; Assertiones theologicae de vera Christi Ecclesia, Vilna, 1579; Theses ex sacra scientia depromptae de simplicissima Dei natura, Vilna, 1581.
Bibl.: Litterae Societatis Iesv dvorum annorum MDXC et MDXCI ad patres et fratres eisudem Societatis, Romae, In Collegio eiusdem Societatis, 1594, págs. 194-198; B. Alcázar, Chrono-Historia de la Compañia de Jesvs, en la Provincia de Toledo y elogios de svs varones illustres, fundadores, bienhechores, fautores è hijos espirituales, vol. II, Madrid, Juan García Infançon, 1710; S. Rostowski, Lituanicarum Societatis Iesu historiarum libri decent, París-Brussels, 1877; J. Warszawski (ed.), Unicus universae Societatis Iesu Vocationum liber autobiographicus, Poloniae Provinciae proprius (1574-1580), Roma, Tipografía Pisani, 1966; P. Rabikauskas, The Foundation of the University of Vilnius (1579). Royal and Papal Grants, Roma, Lietuviu Kataliku Mokslo Akademija, 1979.
Javier Burrieza Sánchez