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José Muñiz y Terrones

Biografía

Muñiz y Terrones, José. Cabra (Córdoba), 2.II.1839 – 3.I.1900. Militar y escritor.

Muy joven abandonó el seminario para sentar plaza de soldado de Infantería en el regimiento fijo de Ceuta. Con el tiempo y realizando un esfuerzo tenaz, acabaría su carrera con el empleo de coronel y disfrutando de una merecida fama de hombre sabio.

Entre 1854 y 1859 consiguió ascender de soldado voluntario a sargento primero, participando a continuación en la guerra de África, donde obtuvo el grado de subteniente.

Ascendió a teniente en 1866 y fue destinado a la Dirección General de Infantería, en Madrid, donde, por su especial aplicación, consiguió el grado de capitán.

Después de la Revolución de septiembre de 1868, se incorporó a la guarnición catalana y actuó en varios combates contra los carlistas tanto en el Maestrazgo como en Cataluña. En 1870 obtuvo el empleo efectivo de capitán. En 1876 ascendió a comandante como premio a su meritoria recopilación legislativa que publicó al año siguiente con el título de Diccionario de legislación militar para el arma de Infantería, aprovechando las disposiciones que inspiradas por la Corona intentaban estimular el estudio y la instrucción entre los militares. Con esta obra comenzó la fama de erudito y trabajador exhaustivo de Muñiz y Terrones.

En esta época, trabajó intensamente compaginando la investigación y el ensayo con su trabajo de guarnición, en una magna edición en la que fue anotando e ilustrando todos los artículos de las Reales Ordenanzas.

Su publicación se extendió entre 1880 y 1882 y para ultimar el proyecto se vio obligado a solicitar la situación de reemplazo en Madrid. El propio Muñiz reconoce que tuvo que consultar más de treinta y seis mil disposiciones. La importancia de la obra estriba en la enorme dificultad que existía en la época para adaptar la legislación a las Reales Ordenanzas.

Hay que tener en cuenta que hasta 1885 no se creó la “Colección Legislativa del Ejército” y habrían de pasar otros tres años para que comenzase la publicación del Diario Oficial del Ministerio de la Guerra.

Como premio a la publicación de las Reales Ordenanzas comentadas, ascendió a teniente coronel en 1882 “por su aplicación y laboriosidad”.

En 1887 consiguió una cierta estabilidad residencial en Madrid, con estancias esporádicas en Ceuta, desempeñando diversas comisiones. Al ascender a coronel, en 1897, obtuvo el mando del Regimiento África n.º 1, de guarnición en Melilla, que no pudo disfrutar más que unos pocos meses, por ser destinado, en el mes de noviembre, al distrito de Filipinas, en pleno conflicto contra los insurgentes. Sin embargo, no llegó a embarcar rumbo al archipiélago, porque su destino se anuló en enero de 1898, quedando en Madrid como vocal de la Comisión Codificadora de Guerra y Marina, cargo que ocupó hasta su fallecimiento en 1900.

Al establecerse en Madrid en 1887 se incorporó de una manera muy activa al movimiento intelectual castrense que se articuló en torno al Centro del Ejército y la Armada. Muñiz ya había estado en contacto con el centro cultural anteriormente, siendo requerido nada menos que para inaugurar los ciclos de conferencias del curso 1881-1882. El prestigio alcanzado por Muñiz, en plena publicación de sus Ordenanzas comentadas, le llevó a ocupar el estrado del círculo castrense con una disertación sobre la justicia militar que causó una grata impresión entre los asistentes. Tanto que, al poco, dentro del mismo curso, volvió a ser invitado, y habló esta vez de un tema muy delicado cuyo título lo dice todo: “Espíritu militar y espíritu de cuerpo”.

Precisamente, uno de los fundamentos de la creación del Centro del Ejército y la Armada era el fomento de la unidad entre todos los componentes de las fuerzas armadas. En aquellos momentos existía una fuerte rivalidad entre las diferentes especialidades del Ejército.

Las armas generales, Infantería y Caballería, se sentían menospreciadas por los cuerpos facultativos, Artillería e Ingenieros, que monopolizaban la ciencia y la técnica de la milicia. El fuerte espíritu de cuerpo de éstos se basaba en el mantenimiento de la escala cerrada de ascensos. La Armada y el Ejército de Tierra también mantenían cierta distancia. Muñiz abogaba por el entendimiento entre todos.

En 1892, Muñiz participó muy activamente en la organización del Congreso Militar Hispano-Portugués- Americano, que, dentro de las conmemoraciones del cuarto centenario del descubrimiento de América, reunió en los locales del Centro del Ejército y la Armada a una amplia representación militar de España, Portugal y diversos países del continente americano. Los interesantes debates sobre organización, legislación y demás temas relacionados, fueron recogidos en una publicación.

En 1893 publicó su obra más importante, Concepto del mando y deber de la obediencia: cartas a Alfonso XIII. En ella realizó una serie de reflexiones de gran calado que constituyen un resumen de todo lo aprendido cuando preparaba sus anteriores libros.

Es la aplicación práctica a todo lo legislado anteriormente en el terreno de la moral militar. Constituye el tratado más importante de esta disciplina hasta bien entrado el siglo xx, sirviendo de referencia obligada, a cuantos ensayos se realizaban sobre el tema. José Canalejas, autor del prólogo, llama la atención sobre la oportunidad de este libro dedicado al cultivo del espíritu, cuando la bibliografía militar de la época estaba tan mediatizada por la literatura profesional de carácter técnico. Ésta es, precisamente, una de las claves del éxito de la obra de Muñiz y Terrones.

Muñiz define en su obra las cualidades morales que debe observar el que ejerce el mando, adelantándose a su época al proponer una obediencia en la que la iniciativa no quedara absolutamente apartada y apela a la responsabilidad de un racional ejercicio del mando para conseguir el adecuado espíritu militar, del que los españoles, según Muñiz, andan un poco escasos en beneficio de su vocación guerrera.

Como todos los militares intelectuales de su generación, denunció los males de la politización en las fuerzas armadas y propuso el estudio y la ilustración, junto a las adecuadas normas morales, como único método para la anhelada regeneración de la institución armada.

Hombre fundamentalmente bueno, fue muy apreciado por sus colegas militares y, tras su fallecimiento, organizaron una velada en su honor en el Centro del Ejército y la Armada, en la que intervinieron, glosando su personalidad y su obra, escritores militares de la talla de Francisco Barado, Casto Barbasán, José Ibáñez Marín y Federico de Madariaga, entre otros.

 

Obras de ~: Defensa que ante el consejo de guerra celebrado en Sevilla, para ver la causa seguida a D. Manuel Soler y Navarro, sobre delito de rebelión, Madrid, 1876; Diccionario de legislación para el arma de Infantería, Madrid, Tipografía de R. Labajos, 1877; Ordenanzas de S. M. para el régimen, disciplina, subordinación y servicio de sus ejércitos, anotadas e ilustradas por artículos, Madrid, Imprenta de R. Velasco, 1880-1882; Espíritu militar y espíritu de cuerpo, Madrid, 1882; Estudios referentes a la organización de los ejércitos; Diccionario de legislación militar, Cádiz, Tipografía y Lit. de Olea, 1885; El arte de la Guerra a principios del siglo XIX; Concepto del mando y deber de la obediencia. Cartas a Alfonso XIII, Madrid, Fortanet, 1893; La guerra ruso-turca, Madrid, 1897.

 

Bibl.: VV. AA., Velada en honor del que fue notable escritor don José Muñiz y Terrones, Madrid, Centro del Ejército y la Armada, 1900; J. Coll y Astrell, Monografía histórica del Centro del Ejército y la Armada, Madrid, Imprenta de Administración Militar, 1902; S. Payne, Los militares y la política en la España contemporánea, Paris, Ruedo Ibérico, 1968; M. Alonso Baquer, Historia política del Ejército español, Madrid, Ediciones del Movimiento, 1971; M. Díez-Alegría, Efímero esplendor. La escuela literaria militar, la gloriosa y la restauración, Madrid, Real Academia Española, 1980; R. Headrick, Ejército y política en España, Madrid, Tecnos, 1981; C. Seco Serrano, Militarismo y civilismo en las España contemporánea, Madrid, Instituto de Estudios Económicos, 1984; J. M.ª Gárate Córdoba, “La cultura militar en el siglo XIX”, en Historia social de las fuerzas armadas españolas, vol. IV, Madrid, Alhambra, 1986, págs. 141-267; J. Arencibia de Torres, Diccionario biográfico de literatos, científicos y artistas militares españoles, Madrid, E y P Libros Antiguos, 2001; P. González-Pola de la Granja, La configuración de la mentalidad militar contemporánea (1868-1909), Madrid, Ministerio de Defensa, 2003.

 

Pablo González-Pola de la Granja

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