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Francisco Murillo y Palacios

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Biografía

Murillo y Palacios, Francisco. Pamplona (Navarra), 10.XII.1865 – Madrid, 30.VI.1944. Médico, fundador de la Escuela Nacional de Sanidad.

Cursó los estudios de Medicina y Cirugía en Barcelona, licenciándose en 1888 con sobresaliente. Amplió sus estudios en Berlín con los grandes maestros Waldeyer y el anatomopatólogo Virchow, quien concebía “la Medicina como una ciencia social, y la política como Medicina a gran escala”, por lo que adquirió una especial sensibilidad por los temas de la salud pública y la política sanitaria. Con esta marcada orientación salubrista obtuvo el Diploma de mérito de la Dirección de Sanidad en 1902.

Fue nombrado vocal de la comisión técnica para el funcionamiento del Instituto Nacional de Higiene Alfonso XIII, que había sido creado en 1899 por Eduardo Dato, siendo director general de Sanidad el doctor Carlos María Cortezo. El Instituto dirigido por Santiago Ramón y Cajal realizaba cursos de especialización sanitaria desde principios del siglo XX.

El doctor Murillo fue nombrado en 1909 inspector de los Servicios de Sanidad Exterior, por concurso libre. En 1911 obtuvo el doctorado en Madrid con sobresaliente, y se le nombró subdirector del Instituto, siendo a su vez jefe de sección de Sueros y Vacunas. En dicho año Charles Nicolle descubrió la trasmisión del tifus exantemático, lo que había vislumbrado Cortezo, pues observó que esta epidemia se detenía a las puertas de los hospitales cuando se les quitaban las ropas a los enfermos y se las sometía a una desinsectación y adecuada higiene.

En dicho año en la sexta pandemia de cólera —ya el año anterior había aparecido en Italia— reapareció en el verano en Cataluña originando 1.519 casos y 197 defunciones. El inspector de Sanidad encargado de estudiar el brote no encontraba los vibriones y dudaba que fuera cólera.

El doctor Murillo se encargó del problema de la epidemia de Vendrell junto al doctor Pitaluga de Riera, eficazmente ayudados por los médicos locales, con lo que se consiguió controlar la epidemia a finales de septiembre. Fue tal el agradecimiento de los vecinos, que nombraron al doctor Murillo hijo adoptivo de Vendrell. Con dicho motivo se promulgaron la Real Orden (R.O.) del 4 de julio de 1911 sobre “Normas para evitar la infección de las aguas potables”, y la R.O. del 7 de septiembre para la preparación de vacunas y sueros. La vacuna empleada en el cólera era la propugnada por Ferrán, de vibriones vivos atenuados, vacuna discutida, por el posible riesgo de portadores, como rebatían en el Instituto Pasteur; son por tanto las medidas higiénicas y el adecuado tratamiento de las aguas potables las mas eficaces. En la redacción de la Orden el doctor Murillo tuvo especial implicación, al final expresa: “Es preciso seguir considerando las medidas de higiene general, como las principales armas de defensa contra la invasión y desarrollo del cólera”. Después de este brote, España y Europa quedaron libres de cólera durante cincuenta años.

El 17 de enero de1912, con motivo de la XII Conferencia Sanitaria Internacional celebrada en París, se adoptaron normas para el control de la peste, el cólera y la fiebre amarilla. Para ello se recomendaba evitar que en los barcos pudieran embarcar ratas y se realizasen desratizaciones sistemáticas al menos cada seis meses; en el caso del cólera, evitar la contaminación de las aguas y efectuar la desinfección, y contra la fiebre amarilla que se evitasen los mosquitos, pues Reed había demostrado en 1900 que se trasmitía por el Aedes aegipti.

Con motivo de un brote de peste que había aparecido en Canarias en 1912, y en 1915 en el norte de África, se aprobó el Reglamento de Lazaretos (R.O. del 7 agosto de 1915). Este año se refundó la Sanidad Exterior en Interior y se nombró a uno de los más destacados sanitarios como inspector general, el doctor Manuel Martín Salazar, profesor de Higiene Militar en la Academia de Sanidad Militar y uno de los más destacados sanitarios del país.

Se necesitaba adaptar el Convenio Sanitario Internacional de 1912 contra las tres enfermedades pestilenciales —peste, cólera y fiebre amarilla—, y contra otras infecciones comunes. Mediante el Real Decreto de 9 de marzo de 1917, se establecía el perímetro costero nacional, dividido en distritos sanitarios, con las estaciones y lazaretos de Mahón y Vigo. El doctor Murillo, que conocía bien los problemas de Sanidad Exterior, intervino de un modo efectivo en estas reformas sanitarias.

En 1918 se dieron normas para evitar la penetración del tifus exantemático que padecía Portugal, así como otras disposiciones para evitar el cólera declarado en Rusia, así como otras normas de procedimiento para la declaración de epidemias. La Ley Cambó, de 24 de julio de 1918, de desecación de lagunas, marismas y terrenos pantanosos, fue la primera medida legal contra el paludismo. La Escuela Nacional de Sanidad (ENS) con sus técnicos sanitarios era la impulsora de tales medidas.

En 1923 sucedió el doctor Murillo al doctor Martín Salazar en la Dirección General de Sanidad, desarrollando una amplia organización de los servicios de Sanidad Nacional. El 9 de agosto de 1924 se promulgó el Decreto-Ley de creación de la Escuela Nacional de Sanidad (ENS). En la creación de estas instituciones hay que considerar, como en los seres vivos, la concepción, la gestación y el alumbramiento. La ENS fue concebida en su planteamiento por el doctor Martín Salazar, consiguiendo los presupuestos del bienio 1922-1923 para la “Escuela especial de Sanidad del Reino”, considerada como el alma mater de los sanitarios y sobre la base del Instituto de Higiene Alfonso XIII y del Hospital del Rey. Así pues, el Rey quiso vincular su nombre a estas dos instituciones sanitarias.

Para desarrollar la idea del doctor Martín Salazar se precisó una gestación de dos años, hasta que el doctor Murillo, director general de Sanidad durante la dictadura de Primo de Rivera, siendo ministro de la Gobernación Martínez Anido, consiguió alumbrar el Real Decreto-Ley de 9 de diciembre de 1924 con la creación formal de la ENS, cuyo principal objetivo era “formar el cuerpo de funcionarios médicos” de la Dirección General de Sanidad, de la que era titular el doctor Murillo. Dichos funcionarios constituirían el Cuerpo Médico de la Sanidad Nacional, con lo que su historia está entroncada a esta creación de la ENS y a su desarrollo, para lo que se constituyó una Comisión (R.O. del 9 julio de 1925) presidida por el doctor Murillo para redactar el reglamento y el plan de estudios.

El día 16 de febrero de 1927 se inauguró solemnemente la ENS con la presencia de Alfonso XIII. Leyó la Memoria el doctor Cortezo, como secretario de la ENS, y pronunció el discurso el doctor Murillo, ambos recogidos en un Memorial. Por Real Decreto de 29 de marzo de 1927 se incorporó a la ENS el Instituto Antipalúdico de Navalmoral de la Mata y las enfermerías anexas.

El doctor Murillo fundó la Revista de Sanidad y fue colaborador del Boletín de la Oficina Internacional de Higiene Pública de París; destacan entre sus trabajos las monografías sobre Higiene y Tuberculosis, y sobre el interés de llevar a cabo una mejor dotación sanitaria a la población rural con La Higiene y Sanidad de los pequeños municipios.

Para cubrir la vacante del doctor Vicente Llorente Matos fue elegido académico de número de la Real Academia de Medicina, leyendo el discurso el 14 de julio de 1918, La defensa social de la Salud pública, al que contestó el doctor Simonena y Zabalegui, siendo adscrito a la sección de Higiene Pública y Privada, con la Medalla n.° 1. Durante más de veinticinco años en la Academia, participó con destacadas aportaciones sanitarias y sociales.

La enfermedad de tipo reumático que padecía al final de su vida no le hizo decaer en sus participaciones académicas, hasta que falleció el 30 de junio en Madrid y fue inhumado en la sacramental de San Isidro. En la sesión necrológica de la Academia, el discurso del doctor Cospedal destacó su eficaz labor en la política sanitaria de nuestro país, sesión a la que se sumaron los doctores Chicote, Folch, Cortezo, Piga, Carro y Matilla.

 

Obras de ~: “Tratamiento de la Rabia por el método de Högyes Cong Internat”, en Medicina (Madrid), vol. 3 (1903), págs. 282-288; “Contribución al estudio del mal rojo del cerdo”, en Boletín del Instituto Nacional Alfonso XIII (BINAXIII), 6 (1915); “La determinación específica de bacterias: del Cólera, el Tor”, en BINAXIII, 3 (1917); “Medidas profilácticas”, en Anales de la Real Academia Nacional de Medicina (ARANM) (1918), págs. 513-514; “Comparación de las epidemias de gripe del año actual”, en ARANM (1918), págs. 474-477; “Discurso sobre la gripe”, en ARANM (1919), págs. 13-24; El suero antidiftérico, Madrid, Calpe, 1920; “La fiebre tifoidea”, en ARANM (1922), págs. 21-30; “La neumonía en España”, en ARANM (1924), págs. 357-364; Concepto positivista de la Inmunidad antituberculosa, Madrid, Ministerio de Marina, 1924; Los enemigos de la humanidad, Madrid, Bolaños y Aguilar, 1934; “Intervención sobre la alimentación en Madrid durante la guerra: enfermedades por carencia: enfermedad de Casal o pelagra”, en ARANM (1940), págs. 87-88; “Política de repoblación”, en Revista de Sanidad e Higiene pública (1941), pág. 19; “Principios básicos de la defensa antiparasitaria”, en ARANM (1942); “Discusión sobre 3 casos de argirosis por absorbentes intestinales”, en ARANM (1944), págs. 121-122; “Valoración de sueros”, en ARANM (1959), págs. 352-357.

 

Bibl.: V. Matilla, 202 Biografías Académicas, Madrid, Real Academia Nacional de Medicina, 1987; J. M. Sánchez Ron, F. González de Posada, S. Casado, M.ª J. Santesmases y P. García Barreno, Un siglo de ciencia en España, Madrid, Publicaciones de la Residencia de Estudiantes, 1999; Real Academia Nacional de Medicina, Anuario, Madrid, Real Academia Nacional de Medicina, 2003; http://www.isciii.es/ htdocs/centros/ens/alfonsoXIII/alfonsoxiii_46_murillo.jsp.

 

 

Juan del Rey Calero

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