Ayuda

Vicente Acero y Arevo

Biografía

Acero y Arevo, Vicente. Cabárceno (Cantabria), c. 1675-1680 – Sevilla, 14.I.1739. Arquitecto.

Cantero de formación, fue escalando peldaños en los oficios de la construcción hasta llegar a proyectar, como maestro arquitecto, algunos de los edificios más interesantes de su época, entre los que destaca la catedral de Cádiz. A pesar de ser oriundo del valle de Penagos, su trabajo se desarrolla principalmente en Andalucía, donde transcurrió la mayor parte de su vida.

Su obra participa de la renovación que la arquitectura barroca experimenta con la llegada de los Borbones, representa una respuesta personal que parte del empirismo de quien conoce bien la práctica constructiva y, sin abandonar la tradición, se nutre tanto de la teoría clásica como de las aportaciones de los maestros contemporáneos, sobre todo italianos, a los que tuvo ocasión de conocer.

No existen datos sobre su infancia y formación: hijo de Domingo de Acero y María de Arevo, naturales también de Cabárceno, es probable que, como era tradicional en la comarca desde la Edad Media, se formara en el corte de la piedra y después emigrara buscando grandes empresas de construcción en las que emplear su pericia. En 1707, se localiza por primera vez su nombre, en la capilla del Sagrario de la catedral de Granada, formando parte del equipo de canteros del que sería su maestro, el arquitecto Francisco Hurtado Izquierdo. Asimismo se conserva mención de su participación en la capilla del Sagrario de la Cartuja granadina que realizaba el mismo arquitecto por aquel entonces. Su papel en estas construcciones debió de ser notable, pues llegó a asumir responsabilidades en ausencia de Hurtado y en 1710 fue nombrado aparejador de cantería. Tras su intervención en estas obras debió de realizar un viaje a Italia que, como él mismo relató, completaría su formación con el conocimiento tanto de los edificios antiguos como de los maestros del momento, como Borromini o Longhena, cuya influencia se rastrea en sus proyectos posteriores.

Paralizada la obra de la capilla del Sagrario de la catedral de Granada y por mediación de Blas Delgado, maestro de la catedral de Jaén, fue nombrado, en 1714, maestro mayor de la catedral de Guadix, en cuyo cargo permaneció hasta 1719. Esta obra conserva su impronta, no sólo por esta primera intervención sino por la que llevaría a cabo años después. Sin embargo, su trabajo en la catedral se vio interrumpido en 1719 cuando se le localiza en Segovia, en la Cartuja de El Paular, donde expresa su voluntad de tomar los hábitos de la orden. Aunque pronto manifestó su deseo de dejar la vida monástica, permaneció en el monasterio durante dos años, y ante la imposibilidad de reanudar su trabajo en Guadix, por haber sido relevado de su puesto, colaboró de nuevo con su maestro Hurtado en las obras de remodelación del monasterio con motivo de la construcción de la nueva capilla del Sagrario de la cartuja de El Paular.

Su gran oportunidad llegó, no obstante, poco después, al ser elegido su proyecto para la erección de la nueva catedral de Cádiz en 1721 y ser nombrado maestro mayor de la misma, lo que le llevó a trasladar su residencia a la ciudad. Dos años después contraía matrimonio con la gaditana Nicolasa Lobatón, de la que no tuvo descendencia. En aquellos años su trabajo debió adquirir gran prestigio: en 1723 presentó un informe para la construcción de la fachada de la catedral de Málaga y en 1724 presentó un proyecto para la culminación de dicha catedral; ese mismo año hizo también un proyecto para la reconstrucción del palacio de los duques de Medinaceli en El Puerto de Santa María. Este proyecto, que tampoco llegó a realizarse, era una monumental construcción de tres plantas estructuradas en torno a un patio central, coronadas por dos torres y con la capilla, de planta central, adosada a la construcción civil.

La catedral de Cádiz es un proyecto de gran magnitud inscrito en la tradición de la de Granada, obra maestra de Diego de Siloé: de planta basilical, con un enorme crucero que sirve de transición a la espléndida rotonda que forma la capilla mayor circular rodeada por girola. Ambas construcciones presentan un sentido martirial y conmemorativo pero el lenguaje de Acero, inspirado en los grandes maestros del barroco italiano, consigue una concepción espacial unificada y dinámica de gran efecto escenográfico.

El movimiento también agita la fachada que alterna en sus calles las superficies cóncavas y convexas y se enmarca por dos grandiosas torres octogonales de lienzos redondeados. La fuerza creativa del cambio de lenguaje de esta obra ha sido explicada gracias al conocimiento directo de construcciones barrocas italianas y al estudio de tratados de la época, tanto italianos como franceses y españoles que Acero guardaba en su biblioteca.

En 1722 se puso la primera piedra del edifico y se iniciaron las obras de la cripta y subterráneos.

Estos trabajos continuaron hasta 1727, fecha en la que surgieron críticas sobre la solidez del edificio provocando uno de los debates más notorios de la arquitectura de la época. Ese mismo año, se enviaron los planos a Madrid y fueron analizados por Pedro de Ribera, Francisco Ruiz y Francisco José de Silva.

En 1728, el cabildo llamó a Cádiz a los arquitectos Leonardo de Figueroa y Francisco Gómez, a los que se añadieron otros informes de ingenieros militares y maestros de obras. Tanto los dictámenes de los informes como las respuestas del arquitecto fueron publicadas, dando a conocer las dimensiones de la polémica. El arquitecto, ante las presiones de que fue objeto, renunció a su cargo en 1729. Dos años más tarde se reanudó la obra que se culminaría reduciendo la altura de las torres y cúpulas.

A pesar de la contrariedad que debió suponer el abandono de las obras gaditanas, Acero siguió recibiendo numerosos encargos, dedicándose con mayor intensidad a la arquitectura militar y civil gracias al apoyo de algunos ingenieros. En 1728 realizó un proyecto de Puerta del Mar en Cádiz y uno de reedificación de viviendas para el marqués de Tavares. En 1732 trasladó su residencia a Sevilla, donde ocupó el cargo de maestro mayor de la Real Fábrica de Tabacos, dirigiendo las obras de los cimientos y arranque del edificio. En este mismo año retomó sus trabajos de arquitectura religiosa al ser llamado, de nuevo, como maestro mayor de la catedral de Guadix, permitiéndosele la dirección de las obras a través de esporádicas visitas. De este momento son las trazas de la portada de Santiago y de la fachada, que reitera el perfil dinámico del proyecto de la de Cádiz introduciendo la curva en los estribos que definen las calles.

Sus últimas obras se fechan en 1738. Por un lado, se conserva un interesante proyecto para la reedificación de la colegiata de San Sebastián en Antequera, en la que volvió a incidir en la planta adoptada años antes en Cádiz pero con una solución más estructural, y por otro lado, en Granada, realizó algunos informes sobre la catedral y participó en el enchapado del zócalo de la sacristía de la Cartuja. En otoño le debió sorprender la enfermedad que produciría su muerte en enero de 1739.

 

Obras de ~: Portada de Santiago de la Catedral, Guadix, 1714-1716; Intervención en la capilla de la Cartuja del Sagrario, El Paular (Segovia), 1719-1721; Catedral, Cádiz, 1721-1727; Proyecto de Palacio de los Duques de Medinaceli, Puerto de Santa María (Cádiz), 1724; Puerta del Mar, Cádiz, 1728; Reedificación de la casa de viviendas del marqués de Tabares, Cádiz, 1728; Construcción de la Real Fábrica de Tabacos, Sevilla, 1732-1738; Portada de Santiago y fachada principal de la catedral, Guadix (Granada), 1732-1738; Intervención en la construcción de la sacristía de la Cartuja, Granada, 1738; Proyecto de reedificación de la Colegiata de San Sebastián, Antequera (Málaga), 1738.

Escritos: Provocado Don Vicente de Azero de los dictamines, que dieron el R.. P. Don Francisco Joseph de Silva, D. Pedro de Rivera, y D. Francisco Ruiz, Maestros de Arquitectura en la villa, y Corte de Madrid; y el P. Francisco Gómez de la Compañía de Jesús, y D. Leonardo de Figueroa, asimismo Maestros en la ciudad de Sevilla, responde á los papeles, en que han contradicho el plano, y alzado dispuesto por Don Vicente, para la nueva Cathedral de Cadiz, cuya Fabrica está á su cargo, como Maestro Mayor de la obra de dicho templo, s. l., s. f.

 

Bibl.: Extracto de los dictámenes dados por los Maestros consultados sobre dudas que se han ofrecido en Cimientos, Planta, y Alzados de la Iglesia Cathedral, que se está fabricando en esta ciudad de Cádiz, con que se informa a todos, y satisfaze [sic] a los bienhechores, afectos, y amigos de la verdad, Cádiz, Gerónymo de Peralta, 1727; E. Llaguno y Amirola y J. A. Ceán Bermúdez, Noticias de los arquitectos y arquitectura de España, Madrid, Imprenta Real, 1829; P. Gutiérrez Moreno, “La cúpula del maestro Vicente Acero para la Catedral Nueva de Cádiz”, en Archivo Español de Arte y Arqueología, 4 (1928), págs. 183-186; J. M. Fernández Rodríguez, Las Iglesias de Antequera, Sevilla, Centro de Estudios Andaluces, 1943; R.Taylor, “La fachada de Vicente Acero para la Catedral de Cadiz”, Archivo Español de Arte y Arqueología, 167 (1969), págs. 302-305; J. Asenjo Sedano, La Catedral de Guadix, Granada, Obra Cultural de la Caja de Ahorros, 1973; R.Cómez Ramos, “Dictámenes sobre las obras de la Catedral de Cádiz”, en Separata del Instituto de Estudios Gaditanos, Cádiz, 1975, págs. 171-172; P. Antón Solé, La Catedral de Cádiz. Estudio histórico y artístico de su arquitectura, Cádiz, Cátedra Municipal de Cultura Adolfo de Castro, 1976; R.Camacho Martínez, Málaga barroca: arquitectura religiosa de los siglos XVII y XVIII, Málaga, Universidad, 1981; P. Navascués Palacio, “Nuevas trazas para la Catedral de Cádiz”, en Miscelánea de Arte. Homenaje al Profesor Diego Angulo Íñiguez, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1982, págs. 174-178; R. Camacho Martínez y P. Galera Andreu, “La arquitectura en la alta Andalucía”, en Historia del Arte en Andalucía, vol. VI, El arte del Barroco, Urbanismo y Arquitectura, Sevilla, Géver, 1989, págs. 98-269; J. J. Jiménez Mata, “La Catedral Nueva de Cádiz”, en Aparejadores. Boletín del Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Sevilla, (I) 36 (1991), págs. 19-28, (II) 37 (1991), págs. 35-42 (III), 38 (1991), págs. 59-66; J. Morales Sánchez, La Real Fábrica de Tabacos. Arquitectura, territorio y ciudad en la Sevilla del siglo XVIII, Sevilla, Focus, 1991; D. Rodríguez Ruiz, “Tradición e innovación en la arquitectura de Vicente Acero”, en Anales de Arquitectura, 4 (1992), Universidad de Valladolid, págs. 37-49; A. Mendióroz Lacambra, Fuentes para la Historia del Arte Andaluz, t. VI, Noticias de Arquitectura 1721-1740, Sevilla, 1993; R. Taylor, “Vicente Acero en el Paular”, en Imafronte, 10 (1994), págs. 135-150; R. Taylor, “El sagrario de la Catedral de Granada y la Junta de Maestros de 1738”, en Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte, Universidad Autónoma de Madrid, 1995-1996, págs. 149-179; R. Romero Medina, “El palacio de los Duques de Medinaceli y el proyecto inédito de Vicente Acero para el Puerto de Santa María”, en Revista de Historia de El Puerto, 33 (2004), págs. 51-81; L. Alonso de la Sierra Fernández y F. J. Herrera García, “Del estudio en la teórica y del trabajo en la práctica. Observaciones sobre la formación, ideas y obra del arquitecto Vicente Acero”, en Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte, Universidad Autónoma de Madrid, 2004, págs. 113-127; L. Alonso de la Sierra Fernández y F. J. Herrera García, “Del estudio en la teórica y del trabajo en la práctica. Observaciones sobre la formación, ideas y obra del arquitecto Vicente Acero”, en Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte, Universidad Autónoma de Madrid, 2005, págs. 87-92.

 

Ana Moreno Atance