Viamonte, Juan José. Buenos Aires (Argentina), 9.II.1774 – Montevideo (Uruguay), 31.III.1843. Militar independentista y revolucionario.
Era hijo del teniente Jaime José Viamonte y Mulardos, natural de Mataró (fallecido en Buenos Aires el 24 de noviembre de 1800), pero de origen aragonés y fundador del fortín de India Muerta (en el Camino Real de Buenos Aires a Córdoba), y de la porteña Bárbara Xaviera González Cabezas.
El 20 de marzo de 1800 se casó en Buenos Aires con Bernardina Chavarría, con la que tuvo diez hijos: el 18 de octubre de 1804, Martiniana Bernardina Viamonte; el 16 de agosto de 1807, María del Tránsito del Corazón; el 30 de septiembre de 1808, Wenceslada Micaela; el 3 de agosto de 1811, Juan José Apolinario; el 11 de noviembre de 1812, Isabel; el 2 de agosto de 1815, Albana; en 1818, Avelino Viamonte, quien sería asesinado por la Mazorca en 1840; el 4 de agosto de 1819, Carmen; y el 22 de febrero de 1823, José Florencio.
Inició la carrera militar a los doce años, siguiendo la carrera de su padre. Ingresó en el Regimiento Fijo de Infantería a los doce años, pasando a prestar servicios en las fronteras y en las campañas contras los portugueses en la Banda Oriental (Uruguay), llegando a ser oficial de Artillería. Como ayudante de Santiago de Liniers, peleó contra los británicos invasores en 1806 (combates de El Retiro y el del Buceo), en la reconquista de Buenos Aires, y por su valor fue nombrado sargento mayor del Regimiento de Patricios, que reorganizó, tras renuncia del propietario Manuel Belgrano. Al año siguiente se distinguió en la resistencia al nuevo ataque inglés los días 2 al 4 de julio de 1807 y derrotó al coronel Pack, ascendiendo a capitán graduado de Infantería (1808).
Se unió tempranamente al movimiento patriota conducido por Nicolás Rodríguez Peña, Manuel Belgrano, etc. Por su apoyo a Liniers en la jornada del 1° de enero de 1809 ascendió a teniente coronel. No quiso ser el jefe de la Revolución de Mayo por respeto a Saavedra, pero en su casa hubo reuniones preparatorias del movimiento. En el Cabildo abierto del 22 de mayo de 1810, siendo sargento mayor, apoyó claramente la causa patriótica, votando por el cese del virrey y oponiéndose a la junta que se intentó formar para desvirtuar el sentido de la votación. El 25 de mayo formó parte de la Junta revolucionaria. Fue hecho coronel y segundo jefe del Ejército del Norte.
Acompañó al Ejército patrio al Alto Perú, al mando del general Balcarce y combatió en la batalla de Suipacha y en la de Huaqui (Guaqui), a manos del general realista José Manuel de Goyeneche (1776-1846), librada el 20 de junio de 1811 y en la que los patriotas fueron vencidos. En este desastre total Viamonte, que comandaba el regimiento n° 6 de infantería en el centro, destacó a cuatro compañías (unos 400 hombres) en la quebrada de Yuraicoragua para hacer frente a una avanzada enemiga muy superior y evitar quedar cortados. Los hombres se enfrentaron a una columna realista que sumaba entre 1.500 y 2.500 hombres. Fueron barridos por el fuego en una pelea que no podían ganar, ni siquiera pelear, y desbandaron en pánico. Después de esta derrota reagrupó las tropas dispersas y las encaminó a Jujuy. Procesado por este revés, fue sometido a juicio militar y estuvo preso dos años, como uno de los oficiales comandantes, si bien finalmente fue absuelto y restituido en sus altos cargos en el ejército. Viamonte se defendió diciendo que “se apoderó de todos los hombres un terror extraordinario, cuyo origen no he podido comprobar aun”.
En diciembre de 1813, el director supremo, Gervasio Posadas, lo nombró mayor general del Ejército de Buenos Aires con el objeto de hacerse cargo del gobierno e intendencia de la provincia en sustitución del coronel Blas Pico. Organizó los cuerpos de milicias.
Halló bastantes dificultades y protegió las fuerzas dispersas de Manuel Dorrego (1787-1828) en su retirada, después de su derrota por José Gervasio Artigas (1764-1850). Luego derrotó en el Rincón a los caudillos artiguistas Basualdo y Otorgués, el 14 de diciembre de 1814. Al producirse la sublevación de Fontezuelas, que dio lugar a la caída del gobierno de Carlos María de Alvear (1815), Viamonte, promovido al grado de coronel mayor, fue enviado a Santa Fe por el nuevo director Ignacio Álvarez Thomas para combatir a los anarquistas y restablecer el orden. Ocupó Santa Fe pacíficamente el 25 de agosto de 1815. En marzo del siguiente año, el pueblo, a las órdenes de Estanislao López en su primera aparición importante en la historia, se sublevó contra él y lo obligó a rendirse.
Fue enviado prisionero al general José Gervasio Artigas, quien lo retuvo prisionero durante un año.
En 1818 fue elegido miembro de la Junta de notables reunida por el director Juan Martín de Pueyrredón (1776-1850), opinando que el general San Martín debería venir a Buenos Aires para auxiliar al directorio. En mayo del mismo año se le eligió diputado al Congreso, pero renunció para convertirse en general en jefe del Ejército expedicionario para volver a Santa Fe en 1819, en reemplazo de Juan Ramón González Balcarce. Marchó a Rosario de Santa Fe, donde tuvo algunos encuentros con los montoneros, después de lo cual entregó el mando al general Belgrano, retirándose a sus tareas legislativas. Firmó con Estanislao López el armisticio de Santo Tomé, ratificado por el tratado de San Lorenzo. Aunque federal, votó la constitución unitaria de 1819. General en jefe del Ejército del Interior, los sucesos anarquistas de 1820 le obligaron a retirarse a Montevideo.
Al ausentarse el general Rodríguez hacia la provincia de Entre Ríos para batir a Ramírez, se le designo gobernador interino de Buenos Aires el 14 de mayo de 1821 por un mes. Durante la guerra con el Brasil fue asesor del Colegio Militar y preparó los planes de guerra. En la Sala de Representantes propuso el reconocimiento de Bolivia, antigua porción del virreinato.
En 1824 resultó electo representante por la ciudad, volviendo a ser reelegido en 1827, esta vez por la campiña.
Después de la derrota de Lavalle y de su retiro de la vida pública en 1829, como resultado del Tratado de Canuelas, Viamonte pasó a ser de nuevo gobernador de Buenos Aires por unos tres meses (26 de agosto de 1829) y más tarde titular. Preparó el camino para la primera administración de Rosas. Se esforzó por la conciliación y por el respeto al orden jurídico, saneó la moneda, creó el Senado Consultivo dio una nueva ley de enfiteusis e hizo nuevos pactos interprovinciales. El 6 de diciembre de 1829 se vio obligado a entregar el poder a Rosas.
Volvió a ser diputado de la provincia el 28 de abril de 1830 y otra vez el 9 de mayo de 1831. El 14 de mayo de 1832 renunció a dicha representación
En abril de 1830 se le eligió nuevamente diputado a la legislatura y el 9 de mayo del año siguiente fue reelecto, pero renunció el 14 de mayo 1832 a su cargo de representante, alegando dificultades personales: su salud quebrantada, la muerte de su esposa y la necesidad de sostener a sus hijos. Cuando Rosas rechazó la reelección en 1832, Balcarce fue nombrado gobernador; su breve mandato se vio dificultado por el conflicto abierto entre los doctrinarios federales y los partidarios de Rosas; cuando este último expulsó a Juan Ramón Balcarce en la Revolución de los Restauradores, Viamonte fue nombrado gobernador de Buenos Aires por la Sala de Representantes, otra vez el 4 de noviembre de 1833, en un momento de crisis. Afirma Alonso Piñeiro que su segunda administración “se caracterizó por el mantenimiento de sus antecedentes liberales: obtuvo franquicias la prensa, se dio publicidad a los actos administrativos, se restauraron las finanzas, ocupóse de la educación y la asistencia social, se reorganizó el Hospital General de Hombres y se instaló la Sociedad Filantrópica”. El gobierno de Viamonte fue tenazmente obstaculizado por los federales rosistas, renunciando finalmente el 5 de junio de 1834.
Federal doctrinario según la tradición de Dorrego, chocó con la hostilidad de Rosas y hubo de impedir al centralista Bernardino Rivadavia (1780-1845) que desembarcase al intentar regresar a su país. De inmediato, Viamonte se dio cuenta de que la conciliación política que él deseaba entre los dos grupos rivales era imposible y se concentró, por lo tanto, en los asuntos administrativos a lo largo de su último gobierno.
A pesar de las circunstancias adversas para desarrollar una buena acción administrativa, atendió a la educación, se enfrentó con el problema de la ocupación inglesa de las Malvinas; veló por las relaciones con la Santa Sede e Inglaterra. Se destacó por establecer las bases para el progreso futuro de las finanzas públicas, la reglamentación de las responsabilidades de los empleados civiles, el mejoramiento del programa de obras públicas, la creación de programas de seguridad en Buenos Aires y medidas tales como las que permitían los casamientos religiosos entre los no católicos y la que declaraba feriado nacional el día de Año Nuevo.
El 29 de junio de 1834 Rosas fue nombrado gobernador de Buenos Aires, pero no aceptó aún, eligiéndose provisionalmente a Manuel Vicente Maza, haciéndose cargo Rosas del poder al año siguiente.
Forzado Viamonte a renunciar por los rosistas, se replegó a la vida privada y, poco después, retirado del Ejército, emigró a Montevideo en 1840, donde murió.
Un hijo suyo fue asesinado por la Mazorca, la organización terrorista de Rosas. En 1881, sus restos fueron llevados a Buenos Aires para ser sepultados en el cementerio de La Recoleta, con grandes honras oficiales.
En conclusión, Viamonte, líder político y militar de la independencia, cofundador de la nacionalidad, guerrero en las primeras épocas, estadista, jurista, legislador y economista, es recordado por su buena labor como gobernador de la Provincia de Buenos Aires, en varios períodos, en los momentos difíciles en que Argentina comenzaba su andadura como nación, en los que defendió la unidad del estado con un patriotismo a toda prueba.
Bibl.: A. García Camba, Memorias del general García Camba para la historia de las armas españolas en el Perú, Madrid, 1916 (2 vols.); A. Salvadores, “Ocupación militar de Santa Fe en 1815 por el general Juan José Viamonte”, en Humanidades, 20, La Plata, Facultad de Humanidades, 1929; C. Ibarguren, Juan Manuel de Rosas. Su vida. Su tiempo. Su drama, Buenos Aires, Editorial Roldan, 1931; J. Irazusta, Vida política de Juan Manuel de Rosas a través de su correspondencia, Buenos Aires, Editorial Albatros, 1941; R. Levene, Acuerdos de la H. Junta de representantes de la provincia de Buenos Aires (1820-1821), La Plata, 1932 (2 vols.); “El 25 de mayo”, en Historia de la nación argentina, vol. V, Buenos Aires, El Ateneo, 1939; J. Canter, “La revolución de abril de 1815 y la organización del nuevo directorio”, en Historia de la nación argentina, vol. VI, Buenos Aires, 1944; J. C. Chaves, Castelli, el adalid de mayo, Buenos Aires, Ed. Ayacucho, 1944; R. Levene, “Los gobiernos de Lavalle y Viamonte”, en Historia de la nación argentina, vol. VII, Buenos Aires, 1949; E. H. Celesia, Rosas. Aportes para su biografía, Buenos Aires, Peuser, 1954; A. Alonso Piñeiro, Historia del general Viamonte y su época, Buenos Aires, Mundonuevo, 1959; A. Romero Carranza, “Juan José Viamonte”, en Genealogía. Hombres de Mayo, Buenos Aires, 1961; A. Alonso Piñeiro, Vidas de grandes argentinos, vol. III, Buenos Aires, Ediciones A. Fossati, 1963, págs. 305-312; B. Mitre, Historia de Belgrano y de la independencia argentina, Buenos Aires, Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1967-1968, 4 vols.; G. Beliberg (dir.), Diccionario de Historia de España, Madrid, Alianza, 1981; I. Ruiz Moreno (ed.), Mayo de 1810. Actas del Cabildo de Buenos Aires, Buenos Aires, Claridad, 2009.
Antonio Astorgano Abajo