Martínez de Campos y Gómez de Rojas, Ramón. Zamora, 31.VIII.1795 – Madrid, 15.V.1861. Brigadier y caballero de San Fernando.
Fueron sus padres don Domingo Martínez de Campos y García y doña Juana Gómez de Rojas y Rodríguez de Valcárcel. Ingresó como soldado en el Batallón de Infantería de Cazadores de Extremadura en 1810.
Luchó en la Guerra de la Independencia, hallándose durante 1811 en las acciones del Arroyo del Puerco y de Casar, en la retirada de Cáceres y en la sorpresa de Arroyomolinos, en la provincia de Cáceres, siendo en el mes de diciembre ascendido a sargento segundo. Combatió al año siguiente en Espartinas, Santa Marta, Fuente del Maestre, Llerena y La Albuera, y se halló en la retirada a Ciudad Rodrigo. Participó en 1813 en la toma de Alba de Tormes, en las batallas de Vitoria y Sorauren, y en el paso del río Nivelle. Le sorprendió el armisticio luchando en el Norte de España, ofreciéndose a continuación para formar parte de la expedición a Montevideo, siendo comisionado por el brigadier Ricafort para reclutar voluntarios en Castilla la Nueva y Extremadura.
En agosto de 1814 obtuvo el empleo de sargento primero y en enero de 1815 embarcó en Cádiz, hallándose en abril en la conquista de isla Margarita y pasando destinado en febrero del año siguiente al Regimiento de Granaderos de Reserva del Ejército de Operaciones del Perú con el empleo de subteniente; cuatro meses después fue ascendido a teniente. Se halló durante los años siguientes en la conquista de Caracas y en otras muchas acciones, ejerciendo en 1818 como ayudante de Estado Mayor de su División. Tomó parte en 1819 en la expedición a Arequipa y un año después embarcó hacia Guayaquil, donde permaneció hasta que al producirse en el mes de octubre la revolución se defendió en su alojamiento del ataque de los insurrectos, cayendo prisionero al agotar las municiones, siendo conducido a la presencia del general San Martín y al mes siguiente canjeado; en mayo había obtenido el empleo de capitán, con el que fue trasladado al Regimiento Expedicionario de Burgos. Sufrió desde julio a septiembre de 1821 el sitio de la plaza del Callao, y tras su capitulación embarcó hacia España, donde a su llegada se trasladó a Holanda para recoger armamento que debía llevar al Perú, pero la entrada del Ejército de Angulema le impidió realizar este viaje, permaneciendo en Holanda hasta que se le mandó regresar en diciembre de 1824, siendo entonces destinado como profesor al Colegio General Militar de Segovia, del que en abril de 1835 pasó a la Inspección de Infantería. En 1830 se le había concedido la Cruz de San Fernando de 1ª clase por el mérito que había contraído en el Alto y Bajo Perú, en abril de 1816 y octubre de 1820, sofocando en aquél el motín tramado entre los desertores y reclutas que conducía, y por su bizarro comportamiento en la revolución de Guayaquil.
Ascendido a mayor de batallón, se incorporó con este empleo al Regimiento de Infantería de la Reina, con el que tomó parte en la guerra civil, hallándose en diciembre de 1836 en las operaciones para el levantamiento del sitio de Bilbao y en la batalla de Luchana. Al año siguiente combatió a los carlistas en Santa Marina, Zornoza y Galdácano, ganando en esta última acción el grado de coronel; seguidamente se enfrentó a la expedición del general Zaratiegui en Valladolid y en Retuerta a la Expedición Real, siendo recompensado con el empleo de primer comandante sobre el campo de batalla.
En febrero de 1838 se le comisionó para intervenir en la creación del Cuerpo de Estado Mayor del Ejército, pasando a ocupar un cargo en la Dirección General del mismo, de la que fue enseguida trasladado al Estado Mayor del Ejército de Reserva que se organizaba en La Mancha. En ese mismo año luchó en las acciones de El Berrón, Valmaseda, y Medianas y Bortedo. Se encontró en abril de 1839 en las operaciones sobre Segura –por las que fue recompensado con la Cruz de San Fernando de 1ª clase–, en julio en la batalla de las Useras, en agosto en la toma del fuerte de Tales y en octubre en la de Miravete.
Participó a lo largo de 1840 en la toma del fuerte de Miravete, en el sitio de Aliaga, en la toma de Alcalá de la Selva, en las operaciones de Cantavieja y en la acción de la Cenia, mereciendo por su destacado comportamiento el empleo de coronel de Infantería. Al término de la guerra sirvió en el Cuerpo de Estado Mayor en los Distritos de Extremadura y Andalucía.
Estando en 1842 en Sevilla se opuso a la sublevación de los batallones de la Milicia nacional, por lo que recibió el empleo de brigadier de Caballería, no tomando parte al año siguiente en el levantamiento contra Espartero.
Fue nombrado en 1844 secretario interino de la Dirección General del Cuerpo de Estado Mayor y un año después pasó como jefe de Estado Mayor a Extremadura. Se hizo cargo en propiedad de la Secretaría de la Dirección General del Cuerpo en 1847, que conservó hasta que en 1853 pasó como jefe al Estado Mayor de Valencia, donde le sorprendió el levantamiento del mes de julio de 1854, no adhiriéndose a él y retirándose a su domicilio, hasta que se presentó en Madrid en la Dirección General del Cuerpo, de la que fue nombrado secretario por segunda vez.
Tras intervenir en los sucesos de Madrid del mes de julio de 1856, fue nombrado jefe de Estado Mayor de la Capitanía General de Cataluña, pero su estado de salud le impidió incorporarse, permaneciendo hasta septiembre de 1857 con real licencia. En la referida fecha fue nombrado gobernador militar de la provincia de Salamanca, por lo que causó baja en el Cuerpo.
En septiembre de 1858 pasó a la situación de cuartel en Madrid, en la que permanecía al fallecer. Estuvo casado con doña Rosa de Antón y Piérola y fueron padres de don Arsenio Martínez de Campos, capitán general del Ejército y ministro de la Guerra.
Poseía la Encomienda de Isabel la Católica (1840) y la Cruz y Placa de San Hermenegildo (1843).
Fuentes: Gaceta de Madrid; Hemeroteca Nacional; Escalafones del Arma de Infantería; Archivo General Militar de Segovia, expediente personal, M-1994.
José Luis Isabel Sánchez
