Gabriel y Galán Acevedo, José Antonio. Plasencia (Cáceres), 24.X.1940 – Las Matas (Madrid), 13.III.1993. Escritor, periodista y guionista.
Era nieto del famoso poeta salmantino José María Gabriel y Galán, quien casó, vivió sus últimos años y murió en un pueblo de la provincia de Cáceres.
José Antonio fue el sexto de siete hermanos y su primera infancia transcurrió en su ciudad natal, trasladándose la familia a Madrid en 1948, donde estudió el bachillerato en el instituto Cardenal Cisneros.
Cursó los estudios de Derecho en la Universidad Central por indicación familiar, ya que desde bien pequeño fue clara su inclinación a la escritura.
Tras licenciarse en 1963, marchó a París, donde residió tres años. Realizó un curso de Altos Estudios Internacionales en la Sorbona, viajó por diversos países europeos, trabajó en el diario Le Monde, se empapó del ambiente social que preludiaba el mayo del 68 y profundizó en las lecturas de los escritores galos de izquierda, en particular, Camus y Sartre. Él mismo puede ser ya considerado un intelectual de izquierdas, pero nunca estuvo afiliado a partido político alguno.
En 1965 se casó en París con Livja Bounatian-Benatov, francesa de origen ruso, y ambos hacen un viaje por la India y Paquistán. En abril de 1966 nació Alejandro, su primer hijo y pocos días después regresó la familia a España, estableciéndose en Madrid. En ese año realizó un largo viaje por Angola y Mozambique.
Unos años después fue anulado su matrimonio y, en junio de 1977, se casó con Cecilia Alarcón López, de origen chileno, con la que tuvo una hija, Laura, nacida en mayo de 1979.
En 1968 finalizó sus estudios en la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid y se incorporó a la Agencia EFE en calidad de redactor parlamentario. A partir de entonces no cesó su actividad periodística, que desarrolló en las vanguardias de los más diversos frentes.
En 1970 fue subdirector de la revista La Actualidad Española, y en 1971, jefe de redacción de la revista económica El Europeo durante cinco años. Entre 1973 y 1975 dirigió la revista cultural Límites. En este último año también viajó por Estados Unidos.
Desde 1976 hasta el cierre de la revista, coordinó las secciones de cultura y sociedad en Cuadernos para el Diálogo, y en 1979 regresó a la Agencia EFE como comentarista cultural para Iberoamérica. Entre 1981 y 1985 dirigió la revista médica Consulta Semanal. Al tiempo, su firma aparecía en críticas literarias y artículos en la Revista de Occidente, Poesía Española, La Estafeta Literaria, Cuadernos Hispanoamericanos, la revista Actual, y en los diarios Informaciones, Ya, Diario 16, ABC, El País y El Sol. Pero su labor periodística más importante fue quizá la refundación, en 1986, de la revista cultural El Urogallo, que dirigió hasta su muerte.
Miembro fundador del Pen Club Español en 1976, fue secretario general del mismo durante dos años.
En 1975 inició su etapa de crítico teatral en la revista Fotogramas, que se prolongó durante diez años. Otras actividades escénicas suyas fueron: en 1977 escribió las canciones de Woyseck, con montaje de José Luis Gómez, y en 1980 la versión teatral de La velada en Benicarló, de Manuel Azaña, estrenada en el teatro Bellas Artes de Madrid, con montaje del mismo director y actor. En 1986 escribió las tres historias que constituyen el texto de Las Furias, espectáculo de teatro y danza de Francisco Suárez, estrenado en el teatro romano de Mérida.
Trabajó también en los medios de comunicación audiovisual y como editorialista en la cadena de medios de difusión del Estado. Escribió para Radio Nacional de España la radionovela Tiempo del 68 (emitida diariamente entre enero y abril de 1985), y varios guiones para TVE, entre ellos la adaptación de El Obispo leproso, de Gabriel Miró.
Coincidiendo con el estreno de La velada en Benicarló, le diagnosticaron un linfoma, proceso contra el que luchó durante más de doce años, tiempo también de sus dos mejores novelas.
Hay que reseñar el notable trabajo de traducción que José Antonio Gabriel y Galán hizo de la obra Anábasis del poeta galo Saint-John Perse, así como la importancia de sus relatos cortos y de la novela breve para niños titulada El triunfo de Tito, que publicó en 1988.
Cronológicamente su labor creativa se vuelca en principio en la poesía. El primer libro de poemas, Descartes mentía, fue publicado en 1977 y, al año siguiente, salió Un país como este no es el mío. No volvió a publicar versos hasta 1988 en que reunió los dos libros anteriores y uno inédito, La razón del sueño, bajo el título Poesía 1970-1985, que quedó finalista del Premio Nacional de Poesía en 1989.
Tras su último libro de poesía, se apartó de este tipo de creación. “Sentí de manera consciente —manifestó entonces— que se había cerrado un ciclo. Me pareció que había cubierto las tres facetas más significativas de la vida de un hombre: la lírica-amorosa, la épica-política y la reflexiva-conceptual”.
Volvió entonces a la narrativa. En 1972 había publicado su primera novela, Punto de referencia, finalista en el Premio Biblioteca Breve en 1970, y tras casi diez años de silencio dio a la luz, en 1981, dos nuevas obras: La memoria cautiva, un prolongado ejercicio de introspección al socaire de una dramática pugna entre memoria y existencia, que fue traducida al inglés; y A salto de mata, una narración de tipo psicológico que indaga en lo que el protagonista (un delincuente juvenil) ha hecho “con lo que la sociedad ha hecho de él”.
En 1986 publicó El bobo ilustrado, cuya acción transcurre en el Madrid de 1808 durante el reinado de José Bonaparte. La novela quedó finalista en el Premio Nacional de Literatura de 1987 y en 1990 fue traducida al francés con el título de Le bouffon éclairé (Climats) y al italiano (Garzanti).
En 1990 ganó el Primer Premio Eduardo Carranza de literatura, dotado con 100.000 dólares, con la novela Muchos años después. El jurado estaba compuesto por Augusto Roa Bastos, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, Arturo Uslar Pietri y Gonzalo Torrente Ballester.
Fue ésta la única distinción literaria que consiguió su autor. La novela fue, además, finalista en los Premios de la Crítica y Nacional de Literatura en 1992.
Generalmente considerada su mejor novela, Muchos años después es, para su autor, “el testimonio del final de una época” enfocado a través de la metáfora del juego, y de la peripecia dramática de los protagonistas (un marxista teórico desencantado, un escritor ludópata de vuelo corto y una bailarina clásica frustrada).
Contiene también claras referencias autobiográficas, sobre todo en la primera parte.
José Antonio Gabriel y Galán ha sido considerado como “una de las personalidades esenciales” en el desarrollo de la literatura y el periodismo contemporáneos y, para muchos, representó el sueño y la frustración de una generación completa. Incluido en el grupo de novelistas de la Generación del 68, para otros sería más apropiado considerarle un novelista autónomo.
Murió en su domicilio y sus restos descansan en el cementerio de Torrelodones.
Obras de ~: Punto de referencia, Barcelona, Planeta, 1972; Descartes mentía, Madrid, Provincia, 1977; Un país como éste no es el mío, Madrid, Hiperión, 1978; La memoria cautiva, Madrid, Legasa, 1981; A salto de mata, Madrid, Cátedra, 1981; M. Azaña, La velada en Benicarlo, vers. de ~, Madrid, Espasa Calpe, 1981; Saint-John Perse, Anábasis, trad. e introd. de ~, Madrid, Visor, 1983; El bobo ilustrado, Barcelona, Tusquets, 1986; “Confesiones de necrophorus fosor”, en Antología del cuento español, 1985, Madrid, Gráficas Sánchez, 1986; Poesía 1970-1975, Mérida, Editora Regional, 1988; La grandeza de Tito, Madrid, Anaya, 1988; “El personaje c’est moi”, en M. Mayoral (coord.), El personaje novelesco, Madrid, Cátedra, Ministerio de Cultura, 1990; “La ruta extremeña de Gabriel y Galán”, en R. Caba, C. Bravo-Villasante et al., Rutas literarias de España, Madrid, Aguilar, 1990; Muchos años después, Madrid, Alfaguara, 1991; “El alero de vidrio”, en Érase una vez la paz, Barcelona, Planeta, 1996; con A. Domecq y A. Goyeneche, Caballos de España, fotogr. J. Salvado, Barcelona, Lunwerg, 1999.
Bibl.: L. Azancot, “El bobo ilustrado”, en ABC, 17 de enero de 1987; J. L. Guarner, “El nuevo retablo de maese Pedro”, en Vanguardia, 28 de mayo de 1987; J. L. Alegre, “La generación poética inmortal del 70”, en El Independiente, 5 de mayo de 1989; A. Gómez Marín, “La edad del hombre”, El Urogallo, 61 (1991), págs. 62-63; R. Senabre, “Muchos años después”, en ABC, 1 de junio de 1991; R. Conte, “José Antonio Gabriel y Galán cruza el Rubicón”, en El Sol, 7 de junio de 1991; J. A. Ugalde, “Décadas revolucionarias”, en El País, 23 de junio de 1991; J. Esteban, “La mirada irónica de un gran destino”, en El Mundo, 21 de julio de 1991; N. Sturniolo, “José Antonio Gabriel y Galán. Fidelidad a la literatura”, Delibro, 36 (julio de 1991); M. Casado, “Relato/ Deriva”, en HOY, 29 de diciembre de 1991; R. Vélez Correa, Semana Hispano-Colombiana, Manizales, 1991; J. Estefanía, “De lo que no se habla”, V. Verdú, “La energía sin término”, y M. Casado, “El nombre transitorio”, en El Urogallo, 84 (1993), págs. 30-33, págs. 33-38 y págs. 42-47, respect.; V. Verdú, “Muere Gabriel y Galán en su cénit creativo”, en El País, 14 de marzo de 1993; J. Memba, “Un novelista autónomo”, en El Mundo, 14 de marzo de 1993; S. Sanz Villanueva, “Una apuesta radical”, en Diario 16, 14 de marzo de 1993; L. Carandell, “Muchos años después”, en El País, 15 de marzo de 1993; M. Pellecín Lancharro, “Dos novelas sobre la condición humana”, H. Vázquez Rial, “La gran novela de la transición”, G. Hidalgo Bayal, “La novela de José Antonio Gabriel y Galán”, y A. Valverde, “La poesía de José Antonio Gabriel y Galán”, en José Antonio Gabriel y Galán. Reflexiones sobre su vida y su obra, Mérida, Editora Regional, 1994, págs. 51-54, págs. 63-66, págs. 71-75 y págs. 111-118, respect.; A. Rivas Hernández, “Notas sobre el lenguaje en José Antonio Gabriel y Galán”, en Revista de Estudios Extremeños, t. LVI (2000); M. Vaz-Romero Nieto, “Un intelectual rebelde”, en El Periódico-Extremadura, 2 de marzo de 2002.
Jesús Gabriel y Galán Acevedo