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Antonio Urrutia de Vergara y García de Espinaredo

Biografía

Urrutia de Vergara y García de Espinaredo, Antonio. Villafranca de las Marismas, ahora Los Palacios y Villafranca (Sevilla), 1598 – México, 1667. Caballero de Santiago, gobernador y capitán general de Yucatán.

Nació en Villafranca de las Marismas (Andalucía). Primogénito del capitán Juan Urrutia, de Oxa-Castro (Vizcaya), y de María Pérez de Espinaredo, de Sevilla, hija de Pedro García de Espinaredo, del lugar de Espinaredo, Consejo de Piloña, en el principado de Asturias. Antonio Urrutia era heredero de la casa y solar de Urrutia en la villa de Vergara y de la sepultura en la parroquia de San Juan Uzarraga, villa de Anzuola, que rescató en 1650.

Fue su esposa María de Bonilla Bastida, hija de Ana de Hermosilla y de Cristóbal de Bonilla y Bastida, uno de los hombres más ricos de la Nueva España. Sus hijos: Ana (1622-1689), que casó con Antonio Alfonso Flores de Valdés, hijo de Lope Flores de Sierra, natural de Santisteban de Taina, y de Ana María Alfonso Flores, de Cangas de Tineo; Juana (1633-1701), esposa de Nicolás de Vivero Peredo y Velasco, tercer conde del Valle de Orizaba y Nicolás (1633-?).

Antonio Urrutia fue miembro de la Archicofradía del Santísimo Sacramento; alcalde mayor de Tacuba (en los años veinte); procurador general de Filipinas (1643); caballero de la Orden de Santiago (1644); gobernador y capitán general de la provincia de Yucatán (1653) y castellano interino de San Juan de Ulúa (1655); y fiador del virrey marqués de Cerralbo en su juicio de residencia. Contribuyó a resolver el conflicto entre Juan de Palafox, obispo de Puebla, y los jesuitas. Fue la más importante autoridad militar en Nueva España, después del virrey. Prestaba “las armas que tenía en su casa cuando hacía falta de ellas en la armería real”. Trabajó en la fortificación del puerto de Veracruz. En el motín de 1624 en la ciudad de México, salvó las casas reales, protegió al virrey Marqués de Gelves y contribuyó a pacificar a los sublevados.

Fue factor y proveedor de las obras del desagüe de la Ciudad de México (1626): reparó los daños causados por la inundación en 1629; arregló las calzadas de San Cristóbal y Zumpango (1646) y limpió las acequias y reparó las calzadas de la Ciudad de México (1653). Poseía aparatos y herramientas para apagar incendios, adquiridos en Alemania. En 1627 era juez repartidor de indios en la jurisdicción de Tacuba y ahí cobraba la renta del ½ medio real de indios. Incrementó el erario en las alcabalas de Veracruz y de la Ciudad de México. Controló el asiento de los naipes, su fábrica y su distribución en Yucatán, Guatemala y Filipinas. Apoyó la provisión de las flotas para Filipinas. En 1636 administró las salinas de Santa María y el Peñón Blanco. En 1634 se le pidió que promoviera la construcción de catedral de Puebla “solicitando el asiento”.

En 1651, aportó 1.000 pesos para los gastos de la celebración del matrimonio del rey con Mariana de Austria. En 1655 envió al rey 55.000 pesos. En 1662, cooperó con 1.400 pesos para las fiestas por el nacimiento del príncipe don Carlos José.

Fue dueño de los molinos del Rey y de los Altos de Tacubaya, al oriente de la capital; de la hacienda Ximilpa, del Batán y del Molino Cozcacoaco, en las cercanías de Texcoco; de los ranchos Nuestra Señora de la Concepción y Nuestra Señora de Gracia en el valle de Pinzándaro; de la hacienda y monte de San Nicolás Ocotenco, en la jurisdicción de Atotonilco y Omitlán, y de la hacienda de la Venta, próxima a Pachuca.

 

Bibl.: M.ª C. Torales Pacheco. Un magno empresario en la Nueva España del siglo XVII: Antonio Urrutia de Vergara, Ciudad de México, Bonilla-Artigas editores, 2024.

 

María Cristina Torales Pacheco

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