Salcedo Coronel, García de. Sevilla, c. 1592 – Madrid, 7.X.1661. Poeta, historiador y crítico literario.
Su padre, Ambrosio Coronel, era natural de Zafra y fue destinado a la Audiencia de Sevilla para ocuparse de la Fiscalía. En el estudio genealógico de la familia Coronel que sirve de prólogo a la obra de Salcedo los Cristales de Helicona (Madrid, 1650), a cargo de José Pellicer, se indica que Ambrosio fue el hijo segundo de Francisco Coronel y Leonor de Salcedo, y juntó las casas y mayorazgos al casarse con su sobrina, Francisca Coronel de Salcedo. Tuvieron tres hijos, de los que el poeta fue el segundo.En Sevilla, recibió una rigurosa enseñanza en los estudios humanísticos, complementada con la educación militar. Completó su formación en Alcalá. No se sabe con exactitud cuándo marchó a Nápoles, pero allí obtuvo, siendo muy joven, el rango de capitán de la guardia y escolta del virrey Fernando de Ribera, duque de Alcalá. Sus servicios a la Corona le reportaron el nombramiento de gobernador de la ciudad de Capua.
Se casó con Elvira de Benavides y Mendoza, perteneciente a la línea nobiliaria de los marqueses de Javalquinto. Tuvieron tres hijos: Estacio Luis Coronel Benavides, Mariana y Francisca. Su estancia en Nápoles fue decisiva para su formación poética a causa de la influencia que sobre él ejerció Giambattista Marino, el poeta italiano que más huella dejó sobre la poesía española del siglo xvii. Ciertamente, Salcedo Coronel ha sido considerado el único autor español que conoció personalmente a Marino. Los vestigios de su poesía quedaron en los versos de Salcedo y en las observaciones críticas de sus comentarios a la obra de Góngora. También en Italia debió de hacer acopio de libros para la formación de una biblioteca que gozó de un gran prestigio entre sus contemporáneos. El bibliógrafo Nicolás Antonio, con quien compartió amistad, valoró de ella, en su Biblioteca hispana nova, el hecho de que abarcara todos los períodos y que sus temas principales eran los relacionados con los estudios humanísticos, la poesía y la historia.
A su regreso a España, se le otorgó el título de caballerizo y gentilhombre de cámara del infante don Fernando de Austria, y recibió el hábito de caballero de la Orden de Santiago. Con el título de caballerizo del infante cardenal don Fernando publicó en 1624 el poema mitológico Ariadna, inspirado en buena medida por el poema “Arianna” de Marino que se encuentra en su obra titulada Sampogna. El poema en octavas de Salcedo estaba dedicado a Gaspar de Guzmán, a la sazón conde de Olivares, cuya privanza favoreció con el mecenazgo a muchos ingenios de su ciudad natal con los que había compartido durante su juventud inquietudes intelectuales y artísticas en Sevilla.
En 1627 integraría la Ariadna en lo que consideró la primera parte de sus Rimas, poemario que incluye un variado repertorio de los cauces métricos y genéricos más en boga en su época: sonetos, canciones, elegías, silvas, poemas en octavas, madrigales, romances, composiciones en décimas, epigramas y un epitafio. Más variado si cabe es el catálogo de poemas que alberga los Cristales de Helicona, volumen que concibió como la segunda parte de sus Rimas. Esta obra es representativa del panorama de la poesía lírica española a mediados del siglo xvii. En ella hay mucha poesía de circunstancias en forma de panegíricos o epitafios, que conviven con las formas tradicionales del romance, la letra y las décima. Igualmente concurren en equilibrio composiciones profanas y sacras. Y todo ello marcado por el estilo culterano, imperante en la época.
El reconocimiento de Salcedo se debe principalmente a sus comentarios a la poesía de Góngora, empresa intelectual que lo mantuvo ocupado durante veinte años, entre 1629 y 1648. Aplicó sobre las obras del poeta cordobés el modelo clásico y humanista de las anotaciones poéticas, y el resultado fue el comentario más riguroso de cuantos se realizaron sobre la obra de Góngora. Aún hoy el análisis que realizó Salcedo de las fuentes de los versos y la erudición de sus observaciones son imprescindibles para la comprensión de la poesía gongorina.
Durante los últimos años de su vida parece que su curiosidad se centró más en la historia. Dejó una muestra de la atención que había dedicado desde su juventud a los estudios históricos y arqueológicos, el examen de la Inscripción del Sepulcro de Saturnino que se halló en Mérida (Madrid, 1650). Según declara Pellicer en el prólogo de los Cristales de Helicona, tenía también muy avanzada la historia de la ciudad de Baeza, de su seminario y nobleza; pero nada se sabe de esta obra.
Obras de ~: Ariadna de don García de Salzedo Coronel, Madrid, Juan Delgado, 1624; Rimas de don García de Salzedo Coronel, Madrid, Juan Delgado, 1627; L. de Góngora y Argote, Polifemo de don Luis de Góngora comentado por Salcedo Coronel, Madrid, Imprenta Real, 1629; L. de Góngora y Argote, Soledades de don Luis de Góngora comentadas por Salcedo Coronel, Madrid, Imprenta Real 1636; L. de Góngora y Argote, Segundo tomo de las obras de don Luis de Góngora comentado por Salcedo Coronel. Primera parte, Madrid, Diego Díaz de la Carrera, 1644; L. de Góngora y Argote, Segunda parte del tomo segundo de don Luis de Góngora. Comentado por Salcedo Coronel, Madrid, Diego Díaz de la Carrera, 1648; Cristales de Helicona. Segunda parte de las Rimas de don García de Salcedo Coronel, Madrid, Diego Díaz de la Carrera, 1650; Inscripción del Sepulcro de Saturnino que se halló en Mérida año MDCL ilustrada, Madrid.
Bibl.: E. J. Gates, “Los comentarios de Salcedo Coronel a la luz de una crítica de Ustarroz”, en Nueva Revista de Filología Hispánica, 15 (1961), págs. 217-228; E. M. Wilson, “La estética de don García de Salcedo Coronel y la poesía española del siglo xviii”, en Revista de Filología Española (RFE), XLIV (1961), págs. 1-28; J. M. Rozas, “Otro lector de Góngora disconforme con Salcedo”, en RFE, 46 (1963), págs. 441-444; Sobre Marino y España, Madrid, Editora Nacional, 1978, págs. 110-130; J. Roses, “La Ariadna de Salcedo Coronel y el laberinto barroco”, en M. García Martín (ed.), Estado actual de los estudios sobre el Siglo de Oro. Actas del II Congreso Internacional de Hispanistas del Siglo de Oro, vol. II, Salamanca, Universidad, págs. 887-894.
José Manuel Rico García