Blasco García, Vicente. Torrella (Valencia), 1735 – Valencia, 1813. Teólogo, filósofo y canónigo.
Natural de la población valenciana de Torrella (Xàtiva), su biografía se produce no sólo en una dimensión temporal sino en una encrucijada cultural, donde los pilares formativos se evidencian en los elementos que conectan la situación universitaria y el contexto socio-religioso del XVIII que se encuentra el futuro rector Blasco a la llegada a la Universidad valenciana. Además, es menester observar la figura de Francisco Pérez Bayer (1711-1794), en tanto que el ambiente intelectual que respiró carecería de proyección alguna sin la protección del hebraísta. La Universidad de Valencia durante el curso académico de 1749-50 tuvo entre sus alumnos al biografiado, que se matrículó en filosofía tomista bajo las orientaciones del catedrático Joaquín Segarra. La adscripción a dicha escuela filosófica, antijesuítica, unida a la teoría teológica, le acompañó a lo largo de toda su vida tanto por su valor estrictamente intelectual como por su trascendencia político-social.
Sabido es que la Ilustración española tuvo sus primeras manifestaciones en Valencia, con figuras como Vicente Tomás Tosca, Juan Bautista Corachán y Baltasar Iñigo, que demostraron la convergencia de las corrientes europeas con la ciencia moderna. En el campo de la crítica histórica, el deán Manuel Martí (1663-1737) fue la figura destacada, y, heredero de ella, Gregorio Mayans y Siscar (1699-1781). La biografía del erudito de Oliva encadena su formación ilustrada con las obras críticas del barroco español (Nicolás Antonio, Mondéjar) y con los grandes pensadores de la preilustración europea: Mabillon, Mencke, Muratori...lo que le permitió conocer las obras de Descartes y Gassendi, y junto a los estudios en el campo del humanismo, la jurisprudencia, la histórica crítica o la filología, conformaron su complejidad intelectual independiente de toda escuela, y capitanear a una primera generación de ilustrados valencianos, para salvar del naufragio en que se encontraba la Iglesia y la cultura dieciochesca. Es aquí donde entronca su influencia con la figura de Vicente Blasco. Otro de los pilares en los que se asientan las bases intelectuales de Blasco se conforma al ingresar el 16 de noviembre de 1753, en la Orden militar de Montesa y San Jorge de Alfama. Al observar las preferencias del freyle montesiano en las adquisiciones realizadas por el encargo recibido para la constitución de la Biblioteca de la Orden, dan testimonio del cariz intelectual de Vicente Blasco.
Su traslado a Madrid en 1768, estuvo relacionado con la tarea que le había sido encomendada por el Consejo de Órdenes en el año 1761, en sustitución del prior José Ramírez, y los problemas suscitados por la impresión del Bulario de la Orden. Tarea que atendió y retomó en el año 1767, al finalizar su trienio académico en las aulas valencianas, impartiendo filosofía tomista (1763-66). Su acceso a los círculos cortesanos de la Corte llegaron de la mano del hebraísta Pérez Bayer que en el año 1768 obtuvo para Blasco el nombramiento de preceptor del infante Francisco Xavier (9 de abril de 1768), y fallecido éste, la subpreceptoría del infante Gabriel. A partir de este momento, Vicente Blasco puso su talento al servicio de la Monarquía.
Hasta la llegada de los Borbones, los infantes de la familia real estuvieron bajo el tutelaje e instrucción de los jesuitas. Con la real cédula de expulsión (1767), la instrucción de los hijos de Carlos III quedó en manos de Pérez Bayer que fue designado preceptor de los infantes reales Francisco Javier y Gabriel. Con ello tenemos el nuevo modelo de enseñanza a cargo de un manteísta (Pérez Bayer), un tomista montesiano (Vicente Blasco), y un escolapio (Felipe Scío de San Miguel, preceptor de la infanta Carlota Joaquina), cuya manifestación más relevante fue la traducción de Salustio atribuida al infante Gabriel, realizado como un acto de exhibición de los progresos de éste y como demostración de la nueva pedagogía frente al modelo jesuítico. La preceptoría, pues, fue el punto de arranque de Vicente Blasco. Pérez Bayer, pieza básica de las reformas educativas emprendidas por el nuevo equipo de gobierno, fue colocando en la Corte en cargos civiles y eclesiásticos importantes a sus amigos del círculo del arzobispo Andrés Mayoral.
Ante las protestas de Don Joaquín Segarra, canónigo y maestro de Blasco, por faltar el Breve de habilitación o dispensa, sin cuyo requisito los freyles de Montesa no podían obtener favores reales, una Real Sobrecédula fechada el 20 de mayo de 1781, le concedió sin más, tomar posesión del canonicato de la catedral de Valencia el 13 de junio de 1781, paso previo y necesario para poder ser nombrado rector de la Universidad de Valencia (1784). A él se le encargó la redacción del plan de estudios, el llamado Plan Blasco, considerado por muchos autores como la culminación de la trayectoria de renovación científica iniciada un siglo antes por el movimiento novator. Pérez Bayer no sólo formó parte de la junta examinadora que lo aprobó, sino que además prometió donar su biblioteca a la Universidad, a cambio de que se implantase el modelo de organización propuesto por Blasco. El Patronato de la ciudad no se llegó a derogar pero de hecho quedó inoperante, pues se obstaculizó su derecho a nombrar catedráticos, estableciendo la exigencia previa de la venia docendi concedida por la Universidad para opositar a cátedras e igualmente despojándole del privilegio de nombrar rector. Así, aunque en enero de 1787 se cumplía el vencimiento del trienio rectoral de Blasco, una real orden firmada por el conde de Floridablanca en 16 de enero de 1787, le concedía el rectorado de la Universidad de Valencia, a título vitalicio. Permaneció en el cargo hasta su muerte, acaecida en Valencia en 16 de abril de 1813.
Obras de ~: Universa Theología pro Adipiscenda Summa Theología Laurea Defendenda a Frey Vicentio Blasco et Garcia, Arxiu Històric Universitat de València, Edición Monfort, 1760; “Sobre la necesidad de buenos libros para la instrucción del pueblo” (pról.) en Fray Luis de León De los nombres de Cristo, Valencia, Benito Monfort, 1770.
María Llum Juan Liern