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Luis Salamanca y Martínez de Pisón

Biografía

Salamanca y Martínez de Pisón, Luis de. Marqués de Villacampo (V). Burgos, 19.VIII.1785 – Madrid, 13.V.1868. Teniente general, caballero Laureado de San Fernando, diputado y senador.

Fueron sus padres Gerónimo de Salamanca y Fernández de Castro (teniente coronel de los Reales Ejércitos, nieto de Antonio Fernández de Castro y Lila, Roguet y Colarte, III marqués de Villacampo, y descendiente de Juan de Salamanca y Salamanca, gobernador y capitán general de Cuba), y Manuela Martínez de Pisón y Gil-Delgado (hija del I marqués de Ciriñuela, alférez mayor de Santo Domingo de la Calzada, descendiente de Martín de Oñaz y Loyola, hermano de san Ignacio). En 1795 heredó el título de marqués de Villacampo y los mayorazgos, al morir sin hijos Aquilino de Salamanca (IV marqués), hermano de su padre. Era un rico propietario en Burgos y Ciudad Rodrigo (Salamanca), cuando se produjo la invasión francesa.

Se presentó voluntario en 1808 en el Ejército del general Cuesta, junto con su único hermano varón Gerónimo (quien moriría en el frente de Galicia al año siguiente, con diecisiete años), obteniendo el empleo de capitán del Batallón de Voluntarios de Ledesma, hallándose en ese mismo año en la defensa del puente de Logroño. Al año siguiente, incorporado ese batallón al Regimiento de Burgos, participó con el grado de teniente coronel en la sorpresa de Torralba (batalla de Torralba de Calatrava, en Ciudad Real) y en las batallas de Talavera, Aranjuez, Almonacid y Ocaña. Mientras desempeñaba en esta última el cargo de ayudante de campo del general Lacy, resultó gravemente herido de un balazo. Destacó también por su actividad como guerrillero, como recuerda el general francés Thiébault en sus Memorias (en cambio, otras citas en memorias de generales franceses y del propio José I en que aparece “Villa-Campo”, se refieren en realidad al general Pedro Villacampa y Mazo de Lizana). En ellas relata Thiébault cómo Villacampo estaba al frente de una “bande” que, perseguida en las proximidades de Burgos por sus tropas consiguió huir escondiéndose en el bosque. Pero para salvar una importante cantidad de dinero que llevaba en custodia (“le marquis de Villa-Campo comprit quil navait plus le temps de faire partir son trésor”), recurrió a la estratagema de incendiar, con anuencia de su propietario, una casa en cuyo sótano había escondido el “tesoro” que, así, consiguió recuperar después. Más tarde se vengaría Thiébault del engaño, con una “manoeuvre grâce a laquelle la guerilla de Villa-Campo donna dans une embuscade, perdit beaucoup de monde et se dispersa”. En 1810 se halló, como ayudante segundo del Estado Mayor, en la defensa de Cádiz, y en 1811, tras ser ascendido a primer ayudante, fue destinado a la 3.ª División del Ejército de Valencia, interviniendo en la batalla de Murviedro (hoy Sagunto) y en la defensa de la ciudad de Valencia, sitiada por los franceses, recibiendo una Cruz de San Fernando de 1.ª Clase por la salida efectuada desde ella el 28 de diciembre, rompiendo la línea de los sitiadores para llevar órdenes del general Lardizábal al brigadier Michelena, regresando después a la plaza.

Valencia capituló el 9 de enero de 1812, y Villacampo fue hecho prisionero y conducido a Francia, donde después de permanecer ocho meses en prisión en Borgoña pudo fugarse y presentarse en Cataluña, siendo ascendido al empleo de coronel y repuesto en su cargo de jefe de Estado Mayor, pasando a Madrid. Extinguido en 1814 el Cuerpo de Estado Mayor, pasó agregado al Regimiento de Málaga y al año siguiente fue nombrado ayudante de campo del general Castaños, jefe del Ejército de Cataluña. Entre 1816 y 1822 prestó servicio de guarnición con el Regimiento de Málaga en diversos puntos de la Península, interviniendo en este último año en los sucesos del 7 de julio en Madrid, con motivo del pronunciamiento de la Guardia Real.

Al producirse la entrada en España del Ejército del duque de Angulema, marchó a Sevilla y luego a Cádiz acompañando al Gobierno, trasladándose más tarde en un vapor inglés a La Coruña, donde se le dio el mando de una columna, con la que se enfrentó a las tropas realistas, siendo hecho prisionero en el mes de septiembre de 1823 al capitular La Coruña, y conducido a Francia.

En 1824, disueltos los depósitos de prisioneros, obtuvo licencia (agregado nominalmente al Regimiento Provincial de Burgos) para permanecer en Francia (primero en Burdeos y luego en París) y para viajar por Suiza e Italia. En París se casó en noviembre de 1826, en la Iglesia de “St. Thomas dAquin” con María Manuela de Negrete y Cepeda, hija de Francisco Javier de Negrete y Adorno, IV conde del Campo de Alange, duque (josefino) de Cotadilla, que vivía exiliado en París con su familia, por “afrancesado”. En París nació en 1827 su primer hijo, Francisco Javier, bautizado en “La Madeleine”, marqués de Torremanzanal, por quien continuó la línea, y que casó más tarde con María Luisa Wall y Alfonso de Sousa de Portugal, hija de los condes de Armíldez de Toledo y ella misma futura marquesa de Guadalcázar, Grande de España. En 1830 pidió Villacampo el regreso a España y obtuvo licencia para residir en Burgos, donde en 1831 nació Manuel, capitán general de Valencia, gobernador y capitán general de Cuba, senador vitalicio, que casaría con Milagros Márquez Gómez. Tras un “expediente de purificación”, que superó sin dificultad, obtuvo la licencia ilimitada, reincorporándose al Ejército, concediéndosele en 1833 el mando del Regimiento de Zamora con grado de coronel.

Ascendido a brigadier en 1834, fue destinado a Navarra, durante la Primera Guerra Carlista, donde se le confió el mando de una brigada. El general Quesada planeó una acción en la que partiendo sus tropas de Vitoria y las de los brigadieres Linares y Salamanca desde Butrón y Pamplona, respectivamente, pretendía encerrar a Zumalacárregui entre dos fuegos en Echarri Aranaz, pero, advertido éste, se dirigió hacia Erice, enfrentándose el día 18 de junio en un duro combate a Linares y Villacampo, siendo tan fuerte la resistencia de los liberales que los carlistas tuvieron que retirarse sin conseguir sus propósitos. Su intervención en esta acción fue recompensada con la Cruz de San Fernando. Más tarde fue nombrado jefe de Estado Mayor del Ejército del Norte, participando en el mes de julio en el ataque al puerto de Olazagoitia.

En ese mismo año fue elegido procurador a Cortes por Burgos y por Salamanca, optando por Burgos. En 1835 fue nombrado gobernador militar de Cuenca y con las tropas y la Milicia Nacional de dicha provincia obligó a las tropas carlistas de Cabrera a levantar el sitio de Requena y a retirarse a Aragón.

En mayo de 1836 pasó destinado a las inmediatas órdenes del general en jefe del Ejército del Norte y en julio fue nombrado jefe de la 2.ª División, con la que operó en la provincia de Valencia y derrotó a la partida de Quílez. Tras encomendársele el mando de la 2.ª Brigada de Reserva, en el mes de septiembre pasó a Madrid en situación de cuartel, en la que se mantuvo durante los años siguientes. Este mismo año murió en el sitio de Bilbao, defendiendo la causa liberal, José de Negrete, el célebre conde de Campo de Alange amigo de Larra, convirtiéndose su hermana María Manuela, mujer de Villacampo, en condesa del Campo de Alange, con Grandeza, marquesa de Torremanzanal, y heredera de los correspondientes mayorazgos. Fue electo senador por Cáceres en las legislaturas 1837-1838 y 1843-1844.

En febrero de 1844 alcanzó el empleo de mariscal de campo, cesando diez meses más tarde en el mando de la 1.ª Compañía de Alabarderos. Ese año formó parte del Consejo de Guerra que juzgó a Prim por rebelión, quien sería después indultado. Pero, en plenas turbulencias, en 1845 se abrió sumario contra los miembros de ese Consejo de Guerra. Desde 1847 fue senador vitalicio. En 1855 fue nombrado vocal de la Junta Consultiva de Guerra y en 1867 fue ascendido a teniente general. Obtuvo la Gran Cruz de Carlos III, la Cruz de San Hermenegildo, y la Medalla de Oro de Sufrimiento por la Patria. Patrono de la capilla de la Santa Cruz (llamada de los Salamanca) en la iglesia de San Lesmes, en Burgos, fue socio del Ateneo de Madrid, y falleció poco antes de la Revolución de Septiembre de 1868, que destronó a Isabel II y que un año después daría acceso a Prim a la presidencia del Gobierno.

De su matrimonio con María Manuela de Negrete tuvo, además de a Francisco Javier (progenitor de los siguientes condes del Campo de Alange) y a Manuel, ya citados, a María Luisa, quien, nacida en 1843, casó con Juan Antonio O’Neill y Castilla, marqués de La Granja.

 

Obras de ~: Indicaciones y bases para un proyecto de reserva de infantería, Madrid, Revista Militar, 1859.

 

Fuentes y bibl.: Real Academia de la Historia, Colección Salazar y Castro, D-20 fol. 214, D-22 fol. 45-v., D-27 fols. 198-v. y 213, D-28 fol. 77, D-29 fol. 182; Archivo de los Condes del Campo de Alange, Cajas 9, 24, 73, 76; Archivo General Militar (Segovia), Secc. 1.ª, leg. S-247; Archivo del Senado, Exps. personales, HIS-0086-01; Archivo Congreso de los Diputados, Serie documentación electoral, 10 n.º 8; 11 n.º 7 y 14 n.º 26.

Conde de Toreno, Historia del levantamiento, guerra y revolución de España, Madrid, Imprenta del Diario, 1839, pág. 84; D. J. A. Zaratiegui, Vida y hechos de don Tomás Zumalacárregui, Paris Lacour et Comp., 1845, págs. 242 y 450-451; N. Magan, “Biografía del Excmo. Señor Conde de Campo Alange”, en El Trono y la Nobleza, n.º 103 (diciembre de 1848); M. Ovilo y Otero, “El Excmo Sr. Conde de Campo- Alange. Senador del Reino”, en Escenas contemporáneas. Revista política, parlamentaria, biográfica, necrológica, científica, literaria y artística, t. I, Madrid, Establecimiento Tipográfico A. Vicente, 1857, págs. 362-368; P. Chamorro y Baquerizo, Historia de los generales, Tomo III. Mariscales de Campo que más se han distinguido, Madrid, Estado Mayor del Ejército Español, 1858; P. Thiébault, Mémoires du Général Baron Thiébault, t. IV, Paris, Librairie Plon, 1895, págs. 369-370; J. Pérez de Guzmán y Gallo, El Dos de Mayo de 1808 en Madrid. Relación histórica documentada, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1908, pág. 348; A. y A. García Carraffa, Enciclopedia heráldica y genealógica hispano-americana. Diccionario de Apellidos, t. XXV, Madrid, Imprenta de Antonio Marzo, 1926, págs. 138 y ss.; J. L. Isabel Sánchez, Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando. Infantería, t. I, Madrid, Ministerio de Defensa, 2001.

 

Pedro Rodríguez-Ponga y Salamanca

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