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Manuel Sánchez Vivancos

Biografía

Sánchez Vivancos, Manuel. El manco de Tikun. Alhama (Murcia), 10.IV.1901 – 22.IX.1953. Militar y caballero Laureado de San Fernando.

Fueron sus padres Roque Sánchez y Rita Vivancos. Ingresó voluntario en el Ejército a los dieciséis años, siendo destinado a Melilla en 1918 una vez hubo ascendido a cabo. Allí tomó parte en todas las operaciones de la Zona Oriental, siendo citado dos veces como “Distinguido”.

En 1921 fue ascendido a sargento y en mayo de 1924 volvió a la Península, pero un mes más tarde regresó a Marruecos con el Batallón de Cazadores de Chiclana, siendo destinado al blocao de Tikun, en la kabila de Beni Gorfet.

Estando al mando de la guarnición de dicho blocao, el 3 de octubre, y con ocasión de practicar el servicio de aguada, fue agredida su fuerza de protección, resultando un cabo y dos soldados muertos, retirándose al blocao el resto bajo la protección de las fuerzas del mismo, y empezando el asedio por parte de un enemigo notoriamente superior al pequeño número de defensores del puesto.

El día 7 el enemigo intentó el asalto a la posición, llegando a las alambradas y siendo detenido por el fuego de la guarnición. El 13, en nuevo ataque, llegó hasta a apoderarse de unas peñas situadas dentro de la alambrada inmediata al parapeto y, dada su proximidad, la defensa se hizo con granadas de mano, lanzadas incluso por el sargento Sánchez Vivancos, quien, al arrojar una, le hizo explosión prematura, destrozándole la mano derecha y causándole diversas heridas. Ante lo crítico de la situación, y a fin de mantener la moral de la tropa, ocultó la gravedad de sus lesiones, haciéndose curar por un soldado y continuó al mando de su fuerza, rechazando el ataque del enemigo.

Dado el aislamiento en que el puesto se encontraba, llegaron a un total agotamiento de los víveres y elementos de curación. En tal situación, el día 3 de noviembre se presentó ante el blocao un cabo del batallón, que estaba prisionero y que, obligado por los moros que le conducían, hizo proposiciones invitando a la rendición, mediante ofertas que fueron rechazadas, al igual a las análogas hechas en días posteriores por un sargento prisionero. El enemigo, que persistió en sus ataques, lo repitió con violencia el día 8, siendo, como otras veces, batido y obligado a retirarse.

El día 10 se intentó el abastecimiento de la posición por medio de la aviación, cuyos primeros auxilios no pudieron ser recogidos por caer lejos del blocao e impedir el enemigo con sus fuegos toda salida, siendo más afortunados en días posteriores, en que se consiguió recoger los víveres arrojados.

Prosiguieron los ataques con el mismo resultado hasta el 8 de enero del año siguiente, en que disminuyó la acometividad y número del enemigo. El día 15 evacuó la posición en virtud de orden superior y en ejecución de la cual cumplimentó cuanto se le ordenaba, llegando el pequeño destacamento a Aulef conducidos por un guía moro designado por la Oficina de Intervenciones, siendo posteriormente hospitalizado en unión de los soldados enfermos.

Durante todo el asedio quedó patente la esforzada conducta del comandante del blocao de Tikun y de la reducida guarnición a sus órdenes, defendiendo y conservando la posición en el cerco puesto por el enemigo, sufriendo con firme constancia las penalidades y privaciones consiguientes por la falta de alimentos y de todo medio de asistencia, a pesar de cuyo agotamiento y de las heridas sufridas, el sargento Sánchez Vivancos supo infundir en su reducida gente el ánimo necesario para soportar las fatigas de la defensa, extremando la resistencia hasta el límite de todo sufrimiento, actuación que sería recompensada con la Cruz Laureada de San Fernando, que le sería concedida por orden de 15 de junio de 1934, una vez finalizado el obligado juicio contradictorio. Su fama y el haber perdido un brazo durante el asedio motivó que se le diese el sobrenombre de El manco de Tikun.

En 1925 obtuvo el empleo de suboficial por méritos de guerra e ingresó en el Cuerpo de Inválidos, donde en 1931 alcanzó el empleo de alférez y tres años después el de teniente, que era el que tenía al estallar la Guerra Civil.

En 1947 alcanzó el empleo de comandante del Cuerpo de Inválidos Militares. El pueblo en el que nació le nombró hijo predilecto y puso el nombre de “Sánchez Vivancos” a una de sus calles. Estuvo casado con Carmen Lacasa Justo.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Secc. 1.ª, leg. S-1127.

J. M.ª Gárate Córdoba (dir.), España en sus héroes: historia bélica del siglo xx, Madrid, Ornigraf, 1969; J. L. Isabel Sánchez, Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando. Infantería, t. I, Madrid, Ministerio de Defensa, 2001.

 

José Luis Isabel Sánchez