Croÿ, Jacques de. Diego de Croy y Peralta. Marqués de Falces (V). Fontaine-l’Évêque (Bélgica), 1566 – Madrid, 29.VII.1639. Capitán de la Guarda de Archeros de Corps, teniente y gentilhombre de la Casa.
Era hijo de Jacques de Croÿ, de la familia Sempy y señor de Vemairen, y de Yolande de Lannoy, señora de Molembais, así como hermano menor de Philippe de Croÿ, en un primer momento señor de Molembais y luego conde de Solre. Su infancia y su juventud transcurrieron en los Países Bajos, siendo su ayo y pedagogo el maestro Jehan Barbet, canónigo de Tournay.
Se inició en las armas en su mocedad, siendo capitán de caballos ligeros y ayudando a Alejandro Farnesio en las campañas de Tournay, Gante, Amberes y la Esclusa.
La amistad que tanto su hermano Philippe como él mantenían con Farnesio, les valió a ambos para ser los candidatos propuestos por el gobernador de Flandes cuando desde Madrid se le pidió que recomendara a un capitán y a un teniente para la Guarda de Archeros de Corps, a la que se quería revitalizar. El puesto de capitán estaba vacante desde 1568, cuando fue ajusticiado el conde de Horn, y aunque Charles de Tisnacq ejercía como capitán interino, los conflictos internos del cuerpo eran muchos, así como el desprestigio de la Guarda. A esta crisis del puesto de capitán, que duraba ya veinte años, se le buscó solución y para ello se pidió a Alejandro Farnesio que recomendara a alguien honrado que formara parte de alguna de las familias importantes de las diecisiete provincias. El príncipe de Parma propuso enseguida a quien merecía su confianza, que además pertenecía a una de las familias de más rancio abolengo de Flandes, Philippe de Croÿ. Desde ese momento, el cargo estuvo copado por los Croÿ durante más de seis décadas, dignificándose éste por la calidad de sus poseedores y ligando a dicha familia al servicio real. Lo mismo sucedía con el oficio de teniente, que conllevaba el de gentilhombre de la Casa y estaba vaco desde la muerte, en 1585, del barón de Selles, aunque éste no lo servía en realidad desde que abandonó Madrid en 1578. Jacques acompañó a su hermano a la Corte, adonde llegaron a comienzos de 1588 para tomar posesión de sus cargos.
Sus primeros años en Madrid sirvieron para que se le concediera el hábito de Santiago en 1592, para intervenir junto a su hermano en la elaboración de las ordenanzas de la Guarda de 1589 y para aprender el funcionamiento del cuerpo, llegando a gobernarlo durante las diversas ausencias del primogénito durante los años en que fue capitán. Pronto se vio que Solre estaba llamado a destinos más importantes en Flandes y se decidió que el mejor relevo posible para el puesto de capitán de la Guarda sería Jacques de Croÿ, nombramiento que se produjo a principios de 1596. En ese año, además de obtener su nombramiento, celebró sus esponsales el 28 de febrero, en Leganés, con Juana María de Peralta, V marquesa de Falces e hija de Gastón de Peralta y Ana del Campo.
Desde ese momento, Jacques de Croÿ pasó a ostentar el título de marqués de Falces, nombre por el que se le conocería desde entonces, junto con el de Diego de Croy y Peralta. Este matrimonio le reportó pingües beneficios económicos y gran relevancia social, sobre todo en Navarra, como camarero mayor de los soberanos de aquel reino.
Fue el capitán de Archeros de Corps más longevo en el cargo, lo que da una idea de la importancia que alcanzó su figura. Comenzó su gobierno de la unidad promulgando las instrucciones parciales de 14 de febrero de 1597 y 4 de enero de 1598, continuando así la actividad normativa que había iniciado su hermano. Con el cambio de reinado, se aprecia como el marqués de Falces fue el único capitán de las tres guardas palatino-personales del Monarca que no cambió y que no fue elegido por su afinidad con el duque de Lerma. Todo parece indicar que no eran, ni mucho menos, enemigos; pero está claro que Falces no gozaba de la confianza del valido, en el grado en que lo hacían los Calderón en la Guarda tudesca o el marqués de Camarasa en la Guarda española. Esta circunstancia hace comprender cómo el capitán de los Archeros de Corps fue el único de las tres Guardas que no vio incrementadas sus competencias jurisdiccionales durante el reinado de Felipe III.
Durante su capitanía, viajó en diversas ocasiones a Flandes con licencia, como en 1603 para poner en orden su hacienda, pero la mayoría del tiempo permaneció en Madrid ejerciendo su oficio de capitán. Sin embargo, sus múltiples tierras y las ocupaciones que acarreaban le llevaron a pedir desde 1613 que le sustituyera en el cargo su sobrino Jean de Croÿ, II conde de Solre. El relevo, sin embargo, no se produjo hasta 1623, siendo el último servicio del marqués de Falces en la Guarda el comienzo de la redacción de las nuevas ordenanzas que se promulgaron en 1626. De esta manera, certificaba la ingente labor de reglamentación que llevó a cabo durante su servicio en la Guarda, que contribuyó a revitalizar y dar lustre a una unidad que se encontraba en crisis cuando él llegó.
Una vez retirado, se trasladó a sus posesiones de Navarra, donde permaneció hasta que falleció en Madrid, en 1639, en uno de los diversos viajes que tuvo que realizar para solventar asuntos en la Corte. Entre los hijos que tuvo con Juana María de Peralta destaca Diego Félix Antonio de Peralta y Croy, nacido en 1617, caballero de Santiago desde 1625 y capitán de la Guarda de Corps desde 1640.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Palacio (Palacio Real, Madrid), registro, 5730; Sección Histórica, cajas 175 y 177; Archivo General de Simancas, Estado, leg. 1745; Archivo Histórico Nacional, Órdenes Militares, Santiago, exp. 2227.
L. Salazar y Castro, Los comendadores de la orden de Santiago, vol. I, Madrid, Patronato de la Biblioteca Nacional, 1949, págs. 202-203; A. Oliver et al., Licencias de exención de aposento en el Madrid de los Austrias (1600-1625), Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1982, págs. 78-79, nota 375; J. E. Hortal Muñoz, “Las guardas palatino-personales de Felipe II”, en J. Martínez Millán y S. Fernández Conti (dirs.), La monarquía de Felipe II: la Casa del rey, Madrid, Fundación Mapfre-Tavera, 2005, vol. I, págs. 468-473; vol. II, pág. 125.
José Eloy Hortal Muñoz