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Enrique Macdonnell y de Gonde

Biografía

Macdonnell y de Gonde, Enrique. Irlanda, c. 1752 – Cádiz, 23.XI.1823. Militar y marino.

Empezó la carrera en el Ejército y sin antigüedad, en la clase de cadete, y pasó al servicio de la Armada con el empleo de teniente de fragata, habiendo sido previamente examinado de los estudios elementales.

Fue embarcado en 1776 en el jabeque Garzota.

Trasbordó a la fragata Carmen el 15 de septiembre del mismo año y en ella hizo el corso; participó el 30 de noviembre en la acción que sostuvo la escuadrilla del capitán de navío Félix de Tejada contra dos jabeques de la Regencia de Argel, los cuales fueron quemados sobre la ensenada de Melilla.

El 28 de febrero de 1777 ascendió a teniente de navío, y tras sucesivos embarques en el jabeque Pilar, en el navío San Isidro y en la fragata Magdalena —con la que asistió al combate que sostuvo el 15 de agosto de 1779 contra una fragata corsaria británica sobre las islas Azores—, el 30 de diciembre de este año se le confió el mando del chambequín Andaluz. Fue incorporado a la escuadra de doce navíos y un gran convoy con tropas que a cargo del teniente general José Solano salió el 28 de abril de 1780 desde Cádiz hacia las Antillas. Tras dejar en Puerto Rico refuerzos para su guarnición, entró en La Habana el 4 de agosto. En este puerto y con retención de su mando, Macdonnell embarcó a petición propia el 8 de abril de 1781 en el navío San Gabriel, destinado a la expedición contra la plaza de Panzacola; participó en el sitio de ella hasta su rendición, en que regresó a La Habana para recuperar el mando del chambequín. A su petición fue destinado el 28 de enero de 1782 a la fragata Matilde para la expedición a la isla de Roatán y demás posesiones británicas, donde permaneció hasta su entrega por el enemigo, habiendo asistido a los dos ataques que se dieron.

El 26 de marzo, hallándose en el puerto de Trujillo en la costa de Honduras, se le dio provisionalmente el mando de la balandra particular corsaria Santa Ana, encargada de convoyar varios buques menores armados que conducían a cuatrocientos hombres de desembarco para el ataque de Río Tinto y demás establecimientos ingleses sobre aquella costa.

Habiendo tomado posesión de ellos y restituido al puerto de Trujillo, dejó dicho mando el 10 de abril y regresó a la fragata Matilde, con la que pasó a La Habana y allí tomó de nuevo el mando del chambequín Andaluz. Cesó en este destino al ascender a capitán de navío el 23 de junio; entonces fue comisionado para llevar correspondencia a la Corte, a cuyo efecto embarcó de transporte en la corbeta Diligencia. Salió el 25 de noviembre y el 4 de diciembre tuvo un combate al norte de la Bermuda con un corsario inglés de fuerza superior, que fue echado a pique.

A su llegada a Cádiz pasó a Madrid, en donde permaneció nueve meses. Cuando Macdonnell se presentó de nuevo en aquel departamento, el 11 de agosto de 1784 obtuvo el mando del navío Santo Domingo, que llevó a Ferrol a desarmar. Sirvió interinamente la capitanía del puerto de Cádiz desde 1787 hasta el 28 de mayo de 1789 que cesó por haber solicitado permiso de la Corte para trasladarse a Suecia y servir de voluntario en las escuadras de Su Majestad el rey Gustavo III de esta nación en la guerra que sostenía contra Rusia. El 24 de agosto del mismo año se halló en el combate de Swensksund en la desembocadura del río Kymmene, en la Finlandia rusa, librado entre la flotilla sueca mandada por el almirante conde de Ehrenswärd y la rusa a las órdenes del vicealmirante príncipe Nassau-Siegen. En dicha acción estuvo embarcado en el jabeque Odden, y resultó prisionero de guerra de los rusos tras un fuego vivo y sostenido contra diecisiete enemigos. Fue llevado a San Petersburgo, y una vez puesto en libertad regresó a Estocolmo.

El rey de Suecia le ofreció la pequeña Cruz Militar de la Orden de la Espada y además un espadín de oro, pero no quiso aceptar estas distinciones.

Su conducta mereció la aprobación del rey Carlos IV de España. Posteriormente, el monarca sueco le quiso conferir el mando general de una flotilla, pero también lo rechazó por hallarse prisionero bajo palabra.

El 9 de julio de 1791, hallándose en el departamento de Ferrol de regreso de su campaña en el norte de Europa, Su Majestad le confirió el mando del navío San Felipe, destinado al corso contra los marroquíes sobre la costa de Berbería y cabo de San Vicente.

Al hacer escala en Cádiz, cesó en el mando a petición propia, y desembarcó el 11 de diciembre. El 5 de enero de 1793 obtuvo el mando del navío Astuto, del que trasbordó el 31 de agosto al Gallardo y de éste al San Carlos el 14 de febrero de 1794, una vez ascendido a brigadier el día primero anterior. Salió para La Habana como insignia de la división del jefe de escuadra Pedro de Cárdenas. Vuelto a Cádiz, el 19 de mayo de 1795 tomó el mando del navío San Nicolás, y de éste pasó al titulado Ángel de la Guarda, destinado a La Habana. En este puerto trasbordó el 1 de noviembre al navío San Ramón, pero regresó nuevamente al Ángel el 1 de abril de 1797. En octubre cesó en el mando y se mantuvo en La Habana desembarcado hasta el 18 de septiembre de 1799 que, por vía de los Estados Unidos de América, regresó a España.

El 23 de enero de 1802 le fue concedido el retiro, sin sueldo y con derecho al uso del uniforme. A causa de la guerra con la Gran Bretaña, pidió regresar al servicio con uno, dos o tres empleos menos del que había obtenido anteriormente. A propuesta de Federico Gravina de fecha 15 de febrero de 1805, tomó el mando del navío Rayo el día 26 siguiente. El 27 de agosto, su navío fue incorporado a la escuadra del mismo general, en lugar del Terrible que había llevado a la campaña de las Antillas y tenía vías de agua.

El 20 de octubre salió a la mar y el 21 tomó parte en el combate de Trafalgar contra la escuadra británica del almirante Nelson. Finalizada la acción, el Rayo dio fondo en la boca del puerto en la madrugada del 22.

El día siguiente salió a la mar por orden del general Escaño para participar en la recuperación de los navíos Santa Ana y Neptuno. Al regresar a puerto, Macdonnell intentó tomar de nuevo el fondeadero de Cádiz, pero no lo consiguió y se vio precisado a fondear en la madrugada del día 24 al oeste de Sanlúcar casi completamente desarbolado. En esta crítica situación fue atacado por los navíos británicos Donegal y Leviathan, a los que se rindió.

Macdonnell fue puesto en libertad bajo palabra y llegó a Chipiona el día 29. A partir de entonces permaneció como prisionero de guerra hasta que, a los dos días de la insurrección de la ciudad de Sevilla contra los franceses (mayo de 1808), fue nombrado por la Junta Suprema de aquella ciudad para pasar a bordo de la escuadra británica y tratar sobre la suspensión de las hostilidades con el contraalmirante Purvis, comandante general de las fuerzas navales que bloqueaban Cádiz.

Macdonnell participó en las operaciones del sitio de Cádiz por los franceses del 5 de febrero de 1810 al 25 de agosto de 1812. Ascendió a teniente general el 14 de octubre de 1814. Por Real Orden de 7 de enero de 1820 se le dieron las gracias por las acertadas disposiciones que adoptó antes y después de la toma de La Carraca por las tropas revolucionarias. Falleció el 23 de noviembre de 1823 estando acogido en el hospital militar de Cádiz. Era comendador de Palomas en la Orden de Santiago.

 

Fuentes y bibl.: Archivo del Museo don Álvaro de Bazán (El Viso del Marqués, Ciudad Real), Cuerpo General, leg. 620 (891).

F. de P. Pavía, Galería biográfica de los generales de Marina, Madrid, 1873; E. Lon Romeo, Don Enrique Mac-Donell y su “Examen Militar del combate naval dado el 21 de octubre de 1805”, Zaragoza, 1942; J. I. González-Aller, La campaña de Trafalgar (1804-1805). Corpus documental conservado en los archivos españoles, Madrid, Ministerio de Defensa, 2004.

 

José Ignacio González-Aller Hierro

 

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