Estébanez Carpenteyro, Pedro. ?, p. s. xiv – 1356. Maestre intruso de la Orden Militar de Calatrava.
Sobrino del maestre calatravo Juan Núñez de Prado, obtuvo la dignidad de comendador mayor de la Orden durante su gobierno, y en calidad de tal asistió al asedio de la fortaleza cordobesa de Aguilar, donde Alfonso Fernández Coronel desafiaba la autoridad de Pedro I desde 1351; y es precisamente el comendador mayor calatravo quien a comienzos de 1353 consigue romper la resistencia y ser el primero en penetrar en la fortaleza.
Un año después, en Almagro, el Rey decidía el apresamiento del maestre Juan Núñez de Prado, hombre fiel a Juan Alfonso de Alburquerque, que acababa de caer en desgracia. Pedro I encontró pronto un sustituto en la persona de Diego García de Padilla, hermano de la influyente María de Padilla. Pero su anticanónica elección movió a un sector de la Orden a mostrar su descontento y a organizarse, en los primeros meses de 1354, en torno al comendador mayor, Estébanez Carpenteyro. Temeroso del Rey, este último, que a raíz de la detención de su tío, el maestre Núñez de Prado, se había refugiado en el castillo de Alburquerque, decidió marchar a la sede conventual de Osuna y allí, en compañía de quince freires, se autoproclamó maestre después de recibir la noticia de la sumaria ejecución de Juan Núñez de Prado a manos del nuevo maestre petrista. Estébanez Carpenteyro contaba con el apoyo de los señoríos andaluces de la Orden: además de Osuna, los enclaves jiennenses de Martos, Porcuna y Bívoras; desde ellos procuró sumarse a la revuelta nobiliaria contra el Monarca que, a partir de los meses centrales de 1354, encabezan Enrique de Trastámara, su hermano Fadrique, maestre santiaguista, y Juan Alfonso de Alburquerque, hasta su fallecimiento muy poco después. El alineamiento antipetrista de Pedro Estébanez Carpenteyro se tradujo en ataques al maestre Diego García de Padilla en su propia sede de Calatrava, y en la ocupación de fortalezas como las de Almodóvar y Caracuel. La reacción del maestre Padilla obligó al intruso a retirarse a sus bases de Osuna, y desde allí, según el cronista Rades, desplegó una irregular política de concesión de hábitos que no se ajustaba a criterios de canonicidad alguna.
Más tarde, en los primeros meses de 1355, Estébanez Carpenteyro se sumó a la resistencia protagonizada en Toledo por Enrique de Trastámara y su hermano el maestre santiaguista Fadrique, una resistencia que dividía a la ciudad y a la que el Rey pudo poner término sin demasiada dificultad en mayo, obligando a sus hermanastros, y con ellos al “antimaestre” Pedro Estébanez a refugiarse en Talavera, y parece que fue allí donde éste entregó el hábito con teórico compromiso de futura concesión de la dignidad de comendador mayor al caballero toledano Gutierre Téllez de Meneses.
El enrarecido clima político creado hizo entrar en escena a la reina madre, María de Portugal, quien asustada por su propio futuro, atrajo a Enrique, Fadrique y al propio Estébanez Carpenteyro hacia sus posesiones de Toro donde estaba dispuesta a resistir con la ayuda de los rebeldes. Eran los comienzos del año 1356. Inmediatamente las fuerzas petristas hicieron acto de presencia en la plaza zamorana, destacando de manera especial el maestre calatravo Diego García de Padilla, quien, en su decidida actuación para neutralizar a su rival, resultaría herido en el asedio. La resistencia de los rebeldes fue cediendo, y después de que Enrique de Trastámara primero y luego su hermano Fadrique abandonaran Toro, el rey Pedro tuvo controlada la situación. Fue entonces cuando ordenó a su madre, María de Portugal, abandonar la fortaleza, cosa que hizo acompañada entre otros por Pedro Estébanez Carpenteyro, y cuando ya se hallaba fuera, y en su presencia, un escudero de Diego García Padilla, de nombre Juan Sánchez de Otero, dio muerte al autoproclamado maestre calatravo mediante un golpe de maza en la cabeza. Ésta es la versión que en su momento diera el cronista Pedro López de Ayala, pero tradiciones posteriores quieren atribuir la muerte del maestre intruso a la directa ejecución del Rey, quien, además, habría ordenado la desaparición de no pocos de los comendadores y freires de su parcialidad. Sea de ello lo que fuere, la traumática muerte de Pedro Estébanez Carpenteyro ponía fin a un cisma que apenas había durado dos años.
Bibl.: F. de Rades y Andrada, Chronica de las Tres Ordenes y Cauallerias de Sanctiago, Calatraua y Alcantara, Toledo, Juan de Ayala, 1572 (ed. facs. Barcelona, 1980), Chronica de Calatraua, fols. 56r.-v.; E. Solano, La Orden de Calatrava en el siglo xv. Los señoríos castellanos de la Orden al fin de la Edad Media, Sevilla, Universidad, 1978, pág. 60; L. V. Díaz Martín, “Los maestres de las Órdenes Militares en el reinado de Pedro I de Castilla”, en Hispania, 40 (1980), págs. 285- 356; J. F. O’Callaghan, “The Masters of Calatrava and the Castilian Civil War, 1350-1369”, en Die Geistlichen Ritterorden Europas, Sigmaringen, Fleckenstein, and Hellman, 1980, págs. 353-374; P. L ópez de Ayala, Crónicas, ed. J. L. Martín, Barcelona, Planeta, 1991, págs. 63, 93-94, 146-147 y 165- 166.
Carlos de Ayala Martínez
