Luna, Antonio de. ?, m. s. XIV – 1419. Señor de Almonacid y Pola, cabeza de la rama primogénita de los Luna y partidario del pretendiente a la Corona de Aragón, Jaime, conde de Urgel.
Antonio o Antón, como se le denomina en algunas fuentes, de Luna pertenecía a la primera de las dos ramas —Martínez y Ferrench— en las que estaba dividido el linaje aragonés de Luna. Concretamente pertenecía a la rama primogénita, ostentada por los señores de Almonacid y Pola, siendo la menor la de los señores de Mediana, Illueca y Gotor.
Antón de Luna era hijo de Pedro Martínez de Luna (IV) y Elfa de Xérica, y fueron sus abuelos, por parte de padre, Pedro de Luna y la marquesa de Saluzzo, y los maternos, Pedro de Xérica, descendiente de los Lauria, y Buenaventura de Arborea. También estaba emparentado con la nobleza catalana, a través del matrimonio de su hermana Elfa de Luna, casada con Otón III de Montcada.
Toda la vida de Antón de Luna giró alrededor de un hecho: el compromiso de Caspe (1412), consecuencia de los difíciles acontecimientos que sufrió el reino a raíz de la falta de sucesión en la casa de Aragón. Caspe llevó a tres compromisarios de cada reino —Valencia, Cataluña y Aragón— a dilucidar, de entre todos los pretendientes, cuál era el más legítimo e idóneo para convertirse en Rey de la Corona. Curiosamente y no siguiendo el ejemplo de sus parientes los Luna, que apoyaban al pretendiente castellano, Fernando el de Antequera, más adelante Fernando I, Antón de Luna, fue junto con Bernat Canelles, un partidario incondicional del pretendiente más legítimo por vía masculina: Jaime de Urgel, sobrino nieto de Pedro IV el Ceremonioso.
En plena refriega de luchas entre pretendientes y coincidiendo con la ocupación de Zaragoza por parte del conde de Urgel, Antonio de Luna se vio implicado en un hecho principalísimo, al ser sus hombres responsables de la muerte, en 1411, del arzobispo de la ciudad García Fernández de Heredia, que apoyaba al tercer candidato, Luis de Anjou. Antes de que los parlamentos de los reinos decidieran qué candidato tenía más derecho, las gentes de Antón de Luna habían arruinado la candidatura de Jaime, provocando que el candidato castellano fuera llamado a restablecer el orden y motivando, además, que Benedicto XIII descalificara al conde de Urgel. Pero aquello no dio por vencido al de Luna que, junto con la mujer del conde, Isabel, se había convertido en un partidario a prueba de obstáculos.
Derrotado el de Urgel el 27 de febrero de 1412 y rechazada su petición de daños, Jaime no dudó en sublevarse, viéndose apoyado por una coalición internacional no desdeñable, desde los ingleses del duque de Clarence hasta genoveses, navarros y gascones. El símbolo de la resistencia se centró en el castillo de Loarre, en donde la rebelión encabezada por Jaime de Urgel contra las decisiones que pudieran salir de Caspe se prepararon para resistir, junto con otras fortalezas, caso de las de Bolea, Marcuello, La Peña y Biniés.
Al frente de Loarre, el incombustible Antón residió a la espera de la decisión de los compromisarios.
Cuando en 1412 triunfó, por seis votos de nueve, la candidatura del de Antequera —gracias a su riqueza y a la influencia de su pariente Benedicto XIII visible en los hermanos Vicente y Bonifacio Ferrer—, Antón no se rindió, mientras que Jaime de Urgel se fortificaba en la ciudad de Balaguer.
Entonces, el recién elegido Monarca procuró atraerse a los habitantes de Loarre, sin éxito, lo que provocó el sitio de la fortaleza que hubo de levantarse cuando Antón consiguió más refuerzos extranjeros.
Eso no impediría la rendición de los urgelistas que estaban en el castillo de Montearagón así como que, el 31 de octubre, el propio conde abandonara su resistencia en Balaguer.
En el mes de septiembre Antón de Luna huyó a Navarra, y la defensa del castillo de Loarre quedó encomendada a su prima, seguramente amante y desde luego pariente, Violante de Luna, la última urgelista de Aragón, que había sido antigua abadesa del monasterio de Trasovares, suprimido por el propio Benedicto XIII. Recuperado el castillo de Loarre, tras la derrota de la intrépida ex abadesa, fue donado por Alfonso V a su hermano futuro Juan II de Aragón.
Si bien algunas fuentes indican que Antón de Luna fue desterrado, perdiendo toda su fortuna, al igual que había ocurrido con el conde de Urgel —aprisionado y cuyos bienes fueron confiscados—, otros autores indican que, para recompensar otros servicios prestados, el rey Alfonso V le donó la baronía de la villa y castillo de Loarre. Poco después Antonio de Luna cedió la baronía a Felipe y Juan de Urriés, con pacto de retroventa.
No hay noticias de que Antón de Luna tuviera descendencia, de manera que con él se extinguió la rama principal del linaje, linaje que siguió brillando no sólo en Aragón —condes de Morata ya en el siglo XVI— sino en Castilla a través de parientes tan principales como el condestable Álvaro de Luna.
Bibl.: L. Domenech y Montaner, La iniquitat de Casp y la fi del comte d’Urgell, Barcelona, Llibreria Verdaguer, 1930; J. Zurita, Anales de la Corona de Aragón, vols. V y VI, Zaragoza, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Fernando el Católico, 1978; F. Fernández Izquierdo, “El régimen concejil de Almonacid de Zorita bajo el dominio de la orden de Calatrava (siglo XIII-XVI)”, en Anuario de estudios medievales, 16 (1986), págs. 391-420; F. de Moxó y Montoliu, La Casa de Luna (1276-1348). Factor Político y lazos de sangre en la ascensión de un linaje aragonés, Aschendorffsche Verlagsbuchhandlung Münster Westfalen, 1990; Estudios sobre las Relaciones entre Aragón y Castilla ss. XIII-XV, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1997; E. Fernández Prieto, “Genealogía de ascendencia y descendencia de don Álvaro de Luna”, en Hidalguía, 44 (1999), págs. 256-479; F. de Otal y Valenga, “Los Martínez de Luna, ricos hombres de sangre y naturaleza de Aragón”, en Emblemata. Revista Aragonesa de Emblemática, 8 (2002), págs. 9-45; L. Suárez Fernández, Benedicto XIII: ¿Antipapa o Papa? (1328-1423), Barcelona, Ariel, 2002; P. Beltrán Roigé, “Consideraciones en torno al compromiso de Caspe”, en Ciclo de Conferencias organizada por el Real Cuerpo de la nobleza del Principado, Barcelona, 2003; B. Oliver y Esteller, La nación y la realeza en los estados de la Corona de Aragón, Pamplona, Analecta, 2003; L. Carbó, “La relación competitiva entre Fernando I de Aragón y el conde de Urgel: el fracaso de la negociación y el enfrentamiento armado (1410-1413)”, en Estudios de historia de España, 12-1 (2010) (ejemplar Homenaje a María del Carmen Carlé en sus 90 años), págs. 73-92; A. Rubio Vela, “Después de Caspe. El Urgelismo y las oligarquías”, en J. A. Sesma (coord.), La Corona de Aragón en el centro de su historia. El Interregno y el Compromiso de Caspe (1410-1412), Zaragoza, Gobierno de Aragón, 2012, págs. 265-291; F. S. Rodríguez Lajusticia, “La confiscación de bienes aragoneses hecha al Conde de Urgel: los castillos y villas de El Grado, Osso de Cinca, Castelflorite y La Almolda (1414)”, en M.ª I. Falcón Pérez (coord.), El compromiso de Caspe (1412), cambios dinásticos y Constitucionalismo en la Corona de Aragón, Zaragoza, Ibercaja – Gobierno de Aragón, 2013, págs. 718-724; S. González Sánchez, “El espionaje en los reinos de la Península Ibérica a comienzos del siglo XV”, en En la España medieval, 38 (2015), págs. 135-194.
Dolores Carmen Morales Muñiz