Gil y Gil, Gumersindo. Vivanco (Burgos), 1857 – Madrid, 25.IX.1918. Político.
Tras doctorarse en Derecho en la Universidad Central, abrió bufete primero en Burgos y luego en Madrid, donde se estableció al convertirse en diputado.
Miembro de la Real Academia de Jurisprudencia, presidió también a lo largo de toda su vida la Junta Directiva del Centro Burgalés de Madrid, que en 1907 inauguró una nueva sede en la calle Carretas. El Centro tenía las características de los círculos o salones burgueses, que proliferan desde el XIX: poseía una biblioteca y salones para el ocio de sus miembros, ofrecía clases a los niños, ayudas y socorros a los necesitados y tenía como objetivo “el que los burgaleses en Madrid pudieran verse diariamente y conservar el amor a su patria chica”.
Dispuso de Villarcayo como un distrito propio. Lo representó en el Congreso durante trece legislaturas, desde 1891 hasta su muerte en 1918. Ganó cuatro elecciones por el artículo 21.
Los biógrafos de la época describen a Gumersindo Gil como un acaudaladísimo propietario, con tierras en el valle de Mena y una casa solariega donde solía pasar los veranos.
Fernando Álvarez Martínez, que llegó a ser ministro de Justicia, había controlado la demarcación de Villarcayo en la época isabelina. Sus hijos intentaron recoger la herencia paterna, pero en 1891 Gumersindo Gil les arrebató la representación del distrito. Para ello, como casi todos los parlamentarios burgaleses que carecían de vínculos de parentesco con los miembros de la elite local, procuró dotarse de influencia en la zona utilizando su bufete de abogado y, sobre todo, su cargo de diputado provincial en el que llevaba ocho años. También le ayudó el momento ascendente de su facción política, el silvelismo, que en esas elecciones situó a Aparicio en la circunscripción, a Liniers en Castrojeriz y a Ebro en Salas. En 1893, turno liberal, perdió ante el ministerial Julián Calvo Gil. Fue su única derrota. En 1896 recuperó su escaño y desde entonces, convirtió a Villarcayo en un distrito “propio”, por el que fue elegido una y otra vez hasta su muerte.
Gumersindo Gil representa bien el caso de esos diputados enfeudados en su distrito y dedicados a defender sus intereses y los de sus clientelas, que resultaban complicados para el diseño de las políticas generales desde Madrid, porque no se sometían a la disciplina de partido. Así lo hacen ver algunos de sus compañeros. Por ejemplo, González Rothwoss, encargado por Maura hacia 1907 de apaciguar las aguas del conservadurismo burgalés, le describe como un hombre “[...] al que parecen importarle un bledo las reglas de la disciplina política y de la cortesía” y un poco después, en 1910, Aparicio y Ruiz, el líder local del partido, le escribe a Maura, que “nadie como él tiene más deseo de dar su merecido a Gumersindo”. Sin embargo, su arraigo en Villarcayo, donde le respaldaban caciques como Fernández Villarán y Rámila, le convertían en intocable, además de otorgarle influencia en distritos como Miranda de Ebro, que incluían muchos pueblos del partido de Villarcayo.
Fuentes y bibl.: Archivo del Congreso de los Diputados, Serie documentación electoral, 105 n.º 9, 109 n.º 8, 111 n.º 9, 113 n.º 9, 115 n.º 9, 117 n.º 9, 119 n.º 9, 121 n.º 9, 123 n.º 9, 125 n.º 9, 127 n.º 9, 129 n.º 9.
P. Carasa (dir.), Elites castellanas de la Restauración. Diccionario biográfico de parlamentarios castellanos y leoneses (1876- 1923), Valladolid, Junta de Castilla y León, 1997.
Antonio Fernández Sancha
