Jiménez Martín-Plaza, Ignacio. Ávila, 22.V.1898 – Madrid, 12.II.1959. Aviador militar.
Nació en el seno de una familia militar: el padre, Francisco Jiménez Arenas, era mayor de Intendencia del Ejército, y la madre, Julia Martín Plaza. Siguió la carrera militar ingresando en la Academia de Infantería de Toledo el 4 de septiembre de 1914. Fue promovido a 2.º teniente de Infantería el 25 de junio de 1917, siendo su primer destino el batallón de Cazadores de Figueras n.º 6, incorporándose el 1 de agosto al campamento que dicho batallón tenía en Meusak (Alcazarquivir).
Durante la Guerra de Marruecos en 1918 y 1919 intervino en las operaciones llevadas a cabo en Alcazarquivir y Arcila. En marzo de 1918 fue destinado al Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Larache n.º 4, donde continuó prestando servicios de campaña en la zona de Ávila hasta que, ascendido a teniente (25 de junio de 1919), fue destinado al Regimiento de Infantería Valencia n.º 23, en Santander.
En octubre de este mismo año, se ordenó su incorporación al Aeródromo de Cuatro Vientos (Madrid) para seguir las prácticas como observador de aeroplano, título que se le concedió con fecha 10 de diciembre de 1919, a continuación marchó al Aeródromo de Getafe (Madrid), donde después de realizar el curso correspondiente obtuvo los títulos de piloto de 2.ª y 1.ª categoría el 14 y 31 de enero de 1920. El 9 de julio se incorporó a la 1.ª Escuadrilla de Marruecos (Tetuán), donde dio comienzo su intensa vida aeronáutica, tomando parte en cuantas operaciones aéreas participó su unidad, realizando reconocimientos fotográficos, bombardeos de poblados, cooperación con las fuerzas terrestres y abastecimiento de posiciones desde la cuenca del río Lucus hasta las costas de Gomara.
Contra su deseo, se le destinó en septiembre de 1921 al Aeródromo de Tablada (Sevilla), donde ejerció como profesor de vuelo de Breguet XIV. En esta ciudad permaneció prestando sus servicios de vuelo hasta que consiguió que en noviembre de 1922 se le destinara al 4.º grupo, equipado con DH-9, en Melilla. A mediados de 1923 pasó destinado a la base de hidros de El Atalayón (Melilla). El 26 de agosto de 1923 al regresar de un bombardeo nocturno en la bahía de Alhucemas sufrió, al amarar en la base de hidros de El Atalayón, un accidente en el que resultó gravemente herido y que le tuvo alejado del vuelo durante un año.
Durante su permanencia en África como piloto fue citado en la orden del servicio como “distinguido”; asimismo se le concedieron la Medalla de Marruecos con los pasadores de Larache y Tetuán, la Cruz del Mérito Militar de 1.ª Clase con distintivo rojo en atención a los servicios prestados y méritos contraídos y la Medalla de Sufrimientos por la Patria por las lesiones sufridas.
Al pasar de nuevo al servicio activo fue destinado al Servicio de Aviación Militar, incorporándose al Aeródromo de Cuatro Vientos como profesor de la Escuela de Clasificación. El día 1 de septiembre de 1924, salió de Cuatro Vientos con el fin de intentar la vuelta a la Península Ibérica, y, cuando había recorrido el trayecto Madrid, La Coruña, Gijón, una avería le obligó a realizar un aterrizaje de emergencia en este último punto, dando por finalizada su vuelta aérea. Nuevamente fue citado como distinguido por sus operaciones en África y se le concedió una nueva Cruz de 1.ª Clase del Mérito Militar.
Ascendido a capitán en mayo de 1925, volvieron al mes siguiente a concederle otra Cruz del Mérito Militar por las operaciones en Marruecos. En el mes de agosto de este mismo año, el capitán Jiménez batió los records de España de duración y de distancia con el recorrido Madrid-Larache-Burgos-Madrid, y unos días más tarde volvió a batir los records, tanto de duración como de distancia, realizando en dos etapas la vuelta aérea a España. En septiembre de ese mismo año participó en los reconocimientos y bombardeos previos al desembarco que se iba a llevar a cabo en la playa de la Cebadilla (Alhucemas).
El 10 de diciembre de 1926 formó parte de la escuadrilla Atlántida, que, compuesta de tres hidroaviones Dornier Wal y mandada por el comandante Llorente, llevó a cabo el raid Melilla-Guinea española y regreso. El capitán Jiménez iba de 2.º piloto en el hidro Andalucía.
El 29 de mayo de 1928, con el capitán Iglesias Brage, despegó con el avión Breguet XIX, bautizado como Jesús del Gran Poder, con rumbo a Oriente con el deseo de intentar batir el récord mundial de distancia.
Después de recorrer 5.100 kilómetros y haber volado veintiocho horas seguidas, tuvieron que tomar tierra por avería en Nassiryha (Irak), no consiguiendo batir el récord mundial de distancia.
De nuevo, con el mismo avión, Jiménez Martín- Plaza, acompañado por Iglesias Brage, despegó del aeródromo de Tablada (Sevilla) con el propósito de cruzar el océano Atlántico y batir el récord mundial de distancia. Un fuerte viento en cara, durante una buena parte del recorrido, les impidió batir el récord de distancia (7.188 kilómetros) pero consiguieron volar más de cuarenta y cuatro horas sin escalas y llegar hasta Bahía (Brasil) tras recorrer 6.550 kilómetros y lograr la proeza aeronáutica de atravesar el Atlántico con un avión terrestre.
Una vez aterrizaron en la ciudad brasileña antes citada recibieron un telegrama de Alfonso XIII que rezaba así: “Encantado espléndido viaje; dame detalles telégrafo. Viva la Aviación Española. Bravo por mis aviadores. Os abraza fuerte, Alfonso R.”.
Después de Bahía, fueron a Río de Janeiro (Brasil), Buenos Aires (Argentina), sobrevolaron los Andes para llegar a Santiago de Chile, Arica (Chile), Lima (Perú), Colón (Panamá), Managua (Nicaragua), Guatemala y La Habana (Cuba). Estando en Chile, los aviadores fueron requeridos por el presidente de dicha nación para realizar una misión diplomática. Dicha misión consistía en llevar a Perú, aprovechando su vuelo por diversos países hispanoamericanos, el documento jurídico de ratificación que zanjaba definitivamente el litigio existente entre Tacna (Perú) y Arica (Chile).
Tres años más tarde, en abril de 1932, se le declaró apto para pilotar aviones polimotores, de caza e hidros y en mayo de ese mismo año se le designó, acompañado por los capitanes Iglesias Brage y Ruiz de Alda, para asistir al Congreso Internacional de Aviadores Transoceánicos que se iba a celebrar en Roma.
Al regreso de Italia, solicitó una licencia de seis meses por asuntos propios a disfrutar en Japón, Australia y Filipinas, para dirigir una Escuela de Aviación en Manila, donde finalmente fijó su residencia, al solicitar su pase a la situación de supernumerario y donde contrajo matrimonio con María del Carmen Elizalde Díaz-Moreu. A su regreso en agosto de 1936 se incorporó en Burgos a las tropas de la zona nacional e acudió a su nuevo destino en la Oficina de Mando de la Jefatura de Aviación en Cuatro Vientos.
A finales de 1936, se le habilitó para comandante y se le nombró jefe de los aeródromos madrileños de Cuatro Vientos y Getafe. Poco después participó activamente en la guerra con el Grupo 3-G- 11 de Cooperación, con aviones Heinkel 46 y más tarde fue destinado a la Escuadrilla de Heinkel 111 de la Legión Cóndor. El 18 de marzo de 1937, fue ascendido a comandante, y se le destinó como jefe de la Sección de Información de la región aérea de Levante hasta diciembre en que pasó a la situación de disponible. En marzo del año siguiente se le destinó como enlace en el Cuerpo de Tropa Voluntaria hasta final de mes en que pasó a la situación de disponible gubernativo, situaciones por las que tuvo que pasar al ser hospitalizado en San Sebastián. Al no recuperar la salud permaneció en situación de baja hasta el final de la guerra. En mayo de 1939, a petición propia pasó a la situación de retirado, fijando su residencia en Manila (Filipinas).
Regresó a España en 1952, donde causó alta en el Ejército del Aire, como comandante en la Escala de Complemento del Arma de Aviación (Escala del Aire), donde permaneció hasta su fallecimiento en Madrid.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico del Aire, Hoja Matriz de Servicios.
Revista Kinos (Madrid) (1929); R. Hidalgo Salazar, Enciclopedia de Aviación y Aeronáutica, t. V, Madrid, Editorial San Martín, 1972; Revista Avión (Madrid) (1981); C. Pérez San Emeterio, Grandes Vuelos de la Aviación Española, Madrid, SHYCEA, 1983; E. Herrera, Cien Aviadores de España, Madrid, Ministerio de Defensa, 2000.
Adolfo Roldán Villén